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Catalunya Religió

Mensaje de Navidad 2013 de Emili Turú, superior general de los Hermanos Maristas

"En África existe lo que se llama UBUNTU. Tiene que ver con la esencia del ser humano, es parte del regalo que África dará al mundo. Abarca la hospitalidad, el cuidado de los otros, el ser capaz de cualquier cosa por el bien de los demás. Creemos que una persona es persona a través de otra persona, que mi humanidad está enlazada, conectada con la tuya de manera inextricable". Arzobispo Desmond Tutu

(Emili Turú) Cada vez que he estado en África me ha impresionado la extraordinaria capacidad de acogida de sus pueblos. Vayas donde vayas, te encuentras con gente caminando, que responde a tu saludo con simpatía, alzando ambas manos, con las palmas dirigidas hacia ti. Para mí es un signo muy hermoso de hospitalidad, como diciendo: “Bienvenido; te acojo con los brazos abiertos. Como ves, no escondo nada en mis manos; sólo quiero tu bien”.

Esa actitud de acogida tan natural y espontánea me parece una expresión, entre otras, de Ubuntu, palabra nguni de África austral, que hace referencia a nuestra común humanidad, al hecho de que todos estamos interconectados, y que, a causa de esta conexión, somos responsables los unos de los otros.

Para los que provenimos de culturas donde se rinde culto al individualismo, sorprende esa manera de entender la vida, y hace pensar en valores sociales que se nos han ido quedando arrinconados, suplantados frecuentemente por una necesidad compulsiva de acumular bienes y protegerlos, así como por un egoísmo autorreferencial, bien escondido tras el incuestionable derecho a la “libertad personal”.

Navidad nos recuerda el carácter divino de toda persona humana, puesto que "el Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre" (Concilio Vaticano II). Sabemos que estamos habitados por el Misterio y, por tanto, compartimos lo más esencial de nuestras vidas, que se manifiesta en forma de bondad y amor. Así lo reconoce Nelson Mandela en su autobiografía: "Siempre supe que en lo profundo del corazón humano hay misericordia y generosidad. Nadie nace odiando a otra persona a causa del color de su piel, su origen o su religión. La gente tiene que aprender a odiar, y si puede aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar, puesto que el amor brota más naturalmente del corazón humano que su opuesto. Incluso en los momentos más horribles en la cárcel, cuando se nos llevaba hasta los límites de nuestra resistencia, podía ver una chispa de humanidad en uno de los guardianes, quizás por un segundo, pero me bastaba para animarme y continuar. La bondad humana es una llama que se puede esconder, pero jamás apagar".

Sí, nuestras vidas están estrechamente interconectadas de manera misteriosa, pero real. Justamente por eso, los participantes en la Conferencia general el pasado mes de septiembre en ND de l’Hermitage, nos dejamos interpelar por la realidad de niños y jóvenes, particularmente la de quienes se encuentran en situaciones de mayor vulnerabilidad en diferentes partes del mundo. Convencidos de la actualidad de nuestra vocación a una fraternidad universal, reafirmamos nuestro compromiso de servicio y disponibilidad sin fronteras, a los pies de Nuestra Señora de Fourvière.

Por otra parte, nuestra opción por vivir en comunidad expresa visiblemente nuestra conexión e interdependencia. Así lo entendieron nuestros mártires, recientemente beatificados, cuando decidieron compartir la suerte de sus hermanos de comunidad, incluso cuando tenían posibilidades de evitarla.

Creo además que la próxima celebración de la Asamblea Internacional de la Misión Marista en Nairobi (Kenia), como conclusión de un proceso desarrollado conjuntamente por hermanos y laicos en los cinco continentes, nos permitirá experimentar de manera concreta el significado de Ubuntu, para después aplicarlo a nuestra vida cotidiana.

Otra oportunidad para vivir a fondo nuestra dimensión internacional va a ser el proceso que nos llevará hasta la celebración del bicentenario marista, el año 2017. El día 28 de octubre de 2014, aniversario del encuentro del P. Champagnat con el joven Montagne, factor desencadenante de la fundación del Instituto, se abrirá un ciclo de tres años como preparación a ese acontecimiento. La reciente inauguración de la casa de La Valla renovada, allí donde empezó esa pequeña comunidad con horizonte universal, nos invita a esforzarnos hoy por un nuevo comienzo, fieles a los orígenes y a la tradición, pero encarnados en el hoy y en el aquí que nos toca vivir.

Ubuntu: yo soy porque nosotros somos. Es decir: nos humanizamos a través de los demás. Y justamente porque cada uno es parte inseparable del tejido de la humanidad, lo que uno hace o deja de hacer tiene consecuencias en las vidas de los demás.

Por ejemplo, viendo los humildes comienzos en La Valla, nadie se podía imaginar que el Instituto se iba a extender por los cinco continentes e iba a influir en las vidas de tantos niños y jóvenes. También fue difícil para muchos imaginar la extraordinaria fuerza transformadora que se encerraba en aquel pequeño hijo de María y José, llamado Jesús.

Ojalá que la celebración de esta Navidad de 2013 nos ayude a tomar conciencia de nuestra interdependencia y de nuestra responsabilidad de hacer del planeta tierra un mundo más habitable y fraterno, más justo y solidario, mientras celebramos el nacimiento de Jesús, quien, compartiendo plenamente nuestra humanidad, hizo cambiar de manera humilde y discreta, muchos aspectos del rumbo de la historia.

Feliz Navidad!

Emili Turú. Superior General de los Hermanos Maristas

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