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Catalunya Religió

(Escola PiaRamon Francolí) Celebrar siempre es bueno, porque es una manera de hacer evidente la gratitud y la alegría por un hecho que ha sido importante, significativo para nuestra vida. Celebrar también sirve para recordar, repasar, hacer memoria y dejar constancia de un hecho concreto y así, de esta manera, transmitirlo a todos aquellos que no lo vivieron de primera mano, y que puedan saber de donde venimos, para entender el sentido de lo que hacemos, del cómo lo hacemos y sobre todo del porqué lo hacemos.

Todo este preámbulo me sirve quizás como excusa para decir que, en este curso escolar 2013-2014 que ahora iniciaremos, no nos puede pasar desapercibido que el Secretariado de las Instituciones Educatives de la Escuela Pía de Cataluña cumplirá su primer cuarto de siglo de funcionamiento.

Una creación, en una primera fase ad experimentum, que fruto de la visión, del análisis de la realidad y también del empuje y de la capacidad para construir un nuevo tipo de organización que posibilitara seguir ofreciendo un servicio educativo en un momento clave para el futuro educativo de nuestras escuelas y, a la vez, del propio país.

No se trata, para no caer en los tópicos cuando se hacen este tipo de actos, de hacer mención de nombres y de personas. Siempre existe el riesgo de dejarse alguno en el tintero (ahora deberíamos decir en el teclado...), y también, porque en el hecho de la creación de este nuevo ente, es cierto que algunos tuvieron un protagonismo más directo y visible, pero también fue muy importante el de todos aquellos escolapios más mayores con una manera de entender la escuela y la comunidad que hicieron confianza desde el respeto y la estima por la Escuela Pía. Gracias a todos ellos.

Pienso que a nadie se le escapa que el Secretariado, en este cuarto de siglo, ha sido una piedra angular de lo que hoy en día es la Escuela Pía de Cataluña. Se ha hecho un buen trabajo tanto a nivel interno como externo.

En un nivel más nuestro, ha contribuido a definir un tipo de organización, de gestión y de mejora de los procesos educativos de nuestras escuelas de forma coordinada pero, sobre todo, buscando la definición de un estilo muy propio, un reconocimiento del trabajo que se realiza y un sentimiento de pertenencia. Hacemos escuela aquí o allá, pero somos Escuela Pía.

También a nivel más externo, el Secretariado, y sobre todo en sus primeros años, ha hecho un trabajo al servicio del país. Esto puede parecer arriesgado decirlo, pero tampoco debemos caer en una modestia que no deje reconocer la contribución al modelo educativo del país y también al de muchas instituciones educativas de Iglesia.

La colaboración estrecha con la administración educativa, fuera del color que fuera, para definir y hacer avanzar un modelo educativo de país, desde la apuesta decidida por la implantación de la Reforma educativa hasta la participación activa y comprometida con el Pacto Nacional para la Educación... ha sido una voluntad y un rasgo bien distintivo de nuestra casa. Estamos con voluntad de contribuir, de poner a disposición común, nuestra experiencia con una firme voluntad de servicio público desde la iniciativa privada.

Y también hemos hecho servicio a nivel de muchas instituciones educativas de Iglesia, que nos han visitado para conocer nuestro modelo de organización, el trabajo y la confianza depositada en los laicos para que asuman responsabilidades, el modelo de participación en la definición de objetivos... Hacer pedagogía de nuestro modelo también ha servido para ayudar a la mejora de muchas de aquellas instituciones, no como un modelo a replicar y a copiar, sino como un modelo posible que cada institución podía adaptar a sus necesidades y realidad.

Un pequeño repaso a la historia que nos debe animar a todos los que nos sentimos parte del Secretariado y debe ayudarnos, como mínimo para los próximos 25 años, a mantener el reto y velar para no perder la posibilidad de continuar siendo referencia e impulso.

Sería un grave error encerrarnos en nosotros mismos pensando que ya lo tenemos todo hecho y claro. Las dificultades del momento no nos han de llevar a posturas conformistas, ni a quedarnos tranquilos pensando sólo en el mantenimiento de lo que tenemos, ni caer en convertirse únicamente en un órgano de gestión y de equilibrio presupuestario, importante pero no nuclear. Nuestro trabajo sigue siendo, y aquí la apuesta debe ser clara, la pedagogía, en el sentido más clásico de la palabra. Una pedagogía en busca de los mejores elementos y estrategias para una enseñanza útil y práctica y también, y permítanme la licencia, la pedagogía de las personas, es decir el trabajo con el equipo humano que tenemos, porque este es nuestro gran valor y sobre él debe pivotar nuestro futuro. Un equipo de personas formado, que debe tener claro cuáles son los objetivos, qué se les pide hacer, pero también un grupo que se siente escuchado, que se siente ayudado desde la proximidad. A veces, y con cierto ánimo provocador, digo que más que creer en una política de Recursos Humanos, yo soy partidario de una política de humanos con recursos.

Celebramos estos 25 años, y hagámoslo con alegría porque podemos estar contentos y satisfechos, pero lejos de caer en las complacencias (como dice un buen amigo, que puedan llegar a parecer consuetas azucaradas). Que la celebración nos sirva como reto de futuro para poder continuar, desde el Secretariado, impulsando y ayudando al cumplimiento de nuestra misión, que no es otra que una educación al servicio de todos.

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