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Catalunya Religió

(IQS) Toda la comunidad IQS -alumnos, profesores, colaboradores y muy especialmente la comunidad de jesuitas que tiene su residencia en IQS-, tienen un motivo de satisfacción por el hecho de tener un papa que estudió química. El joven Jorge Maria Bergoglio se diplomó como técnico químico y llegó a trabajar en unos laboratorios, y, en 1957, a los 21 años, decidió hacerse jesuïta.

"El papa Francisco da un aire nuevo, un frescor a la Iglesia", declaraba hace poco el cardenal arzobispo de Barcelona, ​​Lluís Martínez Sistach, justo después de participar en el cónclave. Figura clave en la venida del Papa Benedicto XVI a Barcelona para dedicar la basílica de la Sagrada Familia, obra del genial Antoni Gaudí, arquitecto y santo en camino. Por dichos servicios al país estos días acaba de recibir la Medalla d'Or de la Generalitat de Catalunya.

Lluís Magriñà, provincial de los Jesuitas de Cataluña, puntualizaba que el espíritu ignaciano tiene en Cataluña, en Montserrat y, en concreto, en la Cueva de Manresa un nexo evidente y entrañable: "Los jesuitas tenemos a San Francisco de Asís en nuestras raíces. Recordemos que en Montserrat Ignacio se viste de tela de saco y hace una vela delante de Santa María, un acto inspirado en la vida del santo de Asís". Y el jesuïta Enric Puig presidente de la Fundación IQS, ha recordado que "al gesto del Santo Padre emérito Benedicto XVI, se añadieron unos días después las palabras y los hechos del nuevo obispo de Roma y pastor de la Iglesia universal, el papa Francisco, que quiere estar cerca de los pobres, de los necesitados, y que invita al testimonio de la vida y al compromiso activo. Los dos santos padres han abierto un horizonte de esperanza a la Iglesia para que sea más universal y testimonio confesado y vivido del amor de Dios a la humanidad".

"El nuevo Papa es el número 266 en la lista de sucesores de Pedro. Como toda larga lista puede sonar a retahíla, pura continuidad. Pero no es así -nos dice el historiador Nazario González, que actualmente es el superior de la comunidad de jesuitas IQS, y que como buen historiador nos marca el contexto-. En la elección de Francisco late una novedad implícita aunque con augurios de cumplimiento efectivo, la duración limitada de su mandato transmitida por su antecesor. Ello le implica actuar sin prisa pero con prontitud, sin unos remedios intermedios que serían más justificables en un pontificado con final sine die."

La figura del nuevo Papa recibía un elogio muy significativo del controvertido teólogo suizo Hans Küng, cuando afirmaba categóricamente que el solo hecho de llamarse Francisco en honor de San Francisco de Asís ya es un programa en sí mismo: no de dominación ni de poder, sino de servicio a todos, desde los más pobres; de simplicidad y de modestia, que recuerda aJuan XXIII, que lleva la esperanza, que evita la pompa; y a ello hay que añadir que es jesuita, con una educación de alto nivel, con un profundo sentido de la espiritualidad de San Ignacio de Loyola, una espiritualidad que, centrada en el discernimiento, se renueva constantemente con el transcurso de la historia, una espiritualidad al servicio de la persona humana que busca en libertad. Todo ello supone una buena señal para la Iglesia, que ya no es eurocentrista sino universal: el Papa Francisco es un hombre que quiere salir de la curia, con coraje para formar un equipo experimentado, que quiere tomar distancias del poder financiero, y que quiere tener coraje para abrir un diálogo panecuménico y con toda la humanidad frente a los graves desafíos de nuestro tiempo.

Por eso es bueno recordar que, tras la vela de 1522, Ignacio de Loyola (1491-1556) se retira a la Cueva de Manresa, en la gruta en que tiene la famosa Visión del Cardoner (en realidad, Cardener) que le impulsa a escribir los Ejercicios Espirituales, lugar de peregrinaje donde todavía hoy se actualiza aquella experiencia única para todo aquel que se acerca a ella, sea desde las creencias que sean, tal como nos explica el jesuïta Xavier Melloni, un teólogo y antropólogo, experto en diálogo interreligioso: "El punto de referencia es el Evangelio. Nosotros no buscamos el poder, sino el Evangelio".

Por todas partes se adivina un giro radical. "Hacer frente a los problemas graves en los que se ve involucrada hoy la Iglesia: así se piden al nuevo Papa que actúe -añade Nazario González-. Afortunadamente ya se nos ha mostrado como una persona que decide, con gestos rompedores, como el de presentarse por vez primera con una simple sotana blanca, sin la esclavina recamada de adornos a las que estábamos habituados con Papas anteriores. O con formulaciones tan resueltas como la de que la Iglesia con su reconocida obra social no es una ONG más; si Jesucristo no está en su médula no es nuestra. Por cierto, hoy que nos gustan tanto las estadísticas: los 265 Papas divididos entre 2012 años nos vienen a dar a unos 7 años por pontificado... pero mejor, los que su prudencia aconseje".

Según el jesuïta Josep M. Benítez, historiador, profesor emérito de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, «la fiesta de san José de 2013 perdurará memorable» por la homilía casi parroquial del papa Francisco, que perfila su denso programa de actuación evangélica. Y nos da su resumen. «Idea central: San José custodio de Jesús y María, con la misión de cuidar de ellos. Y por lo tanto modelo de una vocación universal de custodiar que "no afecta solo a los cristianos" porque "tiene una dimensión [antecedente ...] que es simplemente humana, que corresponde a todos».

Esta custodia de la Iglesia tiene que ir a favor de la realidad, a favor de todo lo creado (para evitar la politizada ecología), de la gente y de los más pobres, de la familia, de la vida, de la amistad y "de nosotros mismos" como un estímulo a favor de la bondad y de la ternura. A favor de la paz y de la reconciliación universal.

Tal como concluye su parlamento Benítez: «El último párrafo de la homilía resultó una breve recapitulación partiendo de la segunda lectura. San Pablo habló de Abraham, quien "apoyado en la esperanza creyó contra toda esperanza". Interpreto que, sin explicitarlo, el papa Francisco deseó poner en una tesitura muy alta la relación histórica y teológica del cristianismo con la tradición judía. Hay que hacer notar que a escucharlo no solo estaba presente el "rabino" de Roma, sino otros grandes jefes del judaísmo internacional. Sin duda, una importante sutileza panecuménica; una temática sin embargo, muy actual. Y a menudo sangrante. El papa Francisco, opino, la dejó apuntada. Coronó su homilía con una petición a todos los hombres de buena voluntad: "Rogad por mí. Amén". Quien tenga oídos que entienda.»

Cabe recordar la emotiva visita del parde Adolfo Nicolás al nuevo Papa Francisco I pocos días después de su elección. "Respondiendo a una invitación personal del Papa Francisco, a las 5.30 de la tarde he estado en la Casa de Santa Marta, donde han vivido los cardenales que asistían al cónclave. El mismo Papa estaba en la puerta y me recibió con el abrazo con que nos solemos saludar los jesuitas. A petición suya nos hicimos algunas fotografías, y ante mis disculpas porque no me ajustaba al protocolo, insistió en que le tratara como a cualquier otro jesuita, llamándole de tu, de modo que no tuve que estar pendiente de darle el tratamiento de Santidad o Santo Padre ".

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