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Catalunya Religió

(Arzobispado de Barcelona) El cardenal arzobispo Lluís Martínez Sistach visitó el día de Navidad la basílica de Sant Just i Pastor, donde -junto con seis locales más, entre ellos la iglesia de San Lázaro- la Comunidad de Sant'Egidio organizó su tradicional comida de Navidad para los más necesitados de la ciudad.

También estuvo presente el alcalde Xavier Trias. Ambos dirigieron unas palabras a los asistentes, acogiéndolos y felicitándoles las Santas Fiestas. El cardenal en sus palabras agradeció especialmente a la Comunidad de Sant'Egidio el trabajo y dedicación que hace con los más pobres y necesitados de Barcelona. Este año 250 voluntarios vinculados a la Comunidad han preparado y servido la comida de Navidad y obsequios para unas mil personas.

Acompañaron al cardenal y al alcalde en su visita y saludo a los comensales y voluntarios, Armand Puig, decano-presidente de la Facultad de Teología de Cataluña y párroco de Sant Just i Pastor, y Jaume Castro, responsable de Sant'Egidio .

La Comunidad de Sant'Egidio celebra la comida de Navidad con los pobres de todo el mundo. Es una tradición que nació en la Comunidad de Sant'Egidio en Roma, en la Basílica de Santa María in Trastevere, en el año 1982. Ahora reúnen a más de 120.000 personas pobres en más de 70 países del mundo: desde Roma, hasta las cárceles de Mozambique donde se sirve la comida a los prisioneros, Yakarta, San Salvador, Maputo, Moscú, Nairobi... pasando por Barcelona.

La comida de Navidad es un reflejo, en la vida de la ciudad, de lo que ha supuesto en Barcelona el Encuentro Internacional por la Paz: "Convivir en un tiempo de crisis: familia de los pueblos, familia de Dios". Una gran familia: ancianos, extranjeros, vagabundos, familias gitanas, niños ... una gran familia unida por el vínculo de la amistad con la Comunidad de Sant'Egidio. Sentarse en una misma mesa gente tan diversa, de diversas edades, procedencias, religiones y culturas, se convierte en una manera humana y original de cultivar "el arte de la convivencia", tan necesario en nuestra sociedad. La mesa del mundo rico se alarga para todos como un signo de solidaridad y concordia. La diversidad es una riqueza: la de compartir y alegrarse con quien es diferente.

Este encuentro no es un hecho esporádico: cada uno tiene su nombre en la mesa y una historia que se comparte a lo largo del año a través de una relación de amistad personal. Como en toda comida de familia se acaba con un gran brindis, un regalo para cada uno y los villancicos. En la mesa no falta la típica escudella, los canelones, el pollo asado... pero lo que es más importante es que cada uno encuentra su nombre y sus amigos.

En Barcelona se reúnen más de 850 personas en la Basílica de los Santos Mártires Just y Pastor y en otros cuatro lugares de la ciudad, también en Manresa y Tarragona. Más de 500 voluntarios de todas las edades hacen patente su solidaridad aportando un regalo, unos turrones, o preparando la comida. El día 25 por la mañana hacen los últimos preparativos y sirven la comida.

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