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Catalunya Religió

(CR) Este fin de semana el diario El Punt Avui ha dedicado dos páginas a una entrevista al obispo de Urgell, Joan-Enric Vives. En el contexto de la celebración de los 50 años del Concilio Vaticano II, el arzobispo Vives explica que en Cataluña el concilio y el postconcilio se vivió como "un aliento de primavera" y que "una manera de acogerlo fue celebrar nuestro Concilio Tarraconense de 1995. Fuimos la única iglesia que lo hizo. La Iglesia catalana es una iglesia muy conciliar que quiere ser fiel a sus raíces culturales".

Hablando de las vocaciones Vives se refiere a los seminaristas que vienen de fuera de Cataluña y al "arraigo" que se procura en su periodo formativo: "Los obispos ratificamos hace un año con el documento Al servei del nostre poble lo que hace 25 años dijeron nuestros predecesores en Arrels cristianes de Catalunya, que estamos de manera inequívoca comprometidos con el pueblo catalán, su cultura, su lengua, su identidad propia e histórica como nación".

Añade que "un obispo debe estar comprometido con su patria, su cultura y su nación, pero a la vez debe ser factor de unidad, no debe desunir. Deben ser los mismos cristianos los que tomen sus opciones políticas con libertad y sin tutelas". Recuerda que "lo que hace la Iglesia en todo el mundo" es estar "al lado de lo que el pueblo quiere democráticamente".

Solidaridad con los que sufren

El arzobispo Vives también habla en la entrevista en El Punt Avui de un momento en el que "crece el interés por la dimensión religiosa" y que "ante un capitalismo que ahora se ha desvelado con toda su virulencia: el consumismo, la manipulación, la evaporación del sujeto, los poderes que mueven los grandes capitales, que pueden hacer caer a los países y llevar a la ruina y al sufrimiento a las personas... la Iglesia debe ser profética, solidaria con los que sufren, la voz de los que no tienen voz".

Vives cree que la Iglesia "recibe muchas críticas" porque "en todas las circunstancias" es quien "recuerda que toda persona tiene su dignidad". En este sentido, remarca la postura de la Iglesia sobre el aborto y recuerda que "es coherente con la defensa de la vida y su dignidad", un respeto a la vida humana "que también nos hace condenar la pena de muerte, defender la vida del anciano para que no sea manipulado o el amor hacia los que, aparentemente, a los ojos de una sociedad de consumo y productiva no valen tanto como los demás".

Joan-Enric Vives, con todo, reconoce la dificultad de explicar "temas complejos", y que "en una sociedad rápida y de mensajes cortos se hace difícil dar las argumentaciones y vías hacia la verdad".

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