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Catalunya Religió
(Arzobispado de Barcelona) Entrevista al Cardenal de Barcelona, ​​Lluís Martínez Sistach, para Catalunya Cristiana con motivo de la XIII Asamblea General Ordinaria. 7 de octubre de 2012.
Usted ha sido nombrado por Benedicto XVI miembro de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. ¿Cómo valora esta deferencia por parte del Papa?
Es una deferencia que el Santo Padre Benedicto XVI ha tenido conmigo, fruto -pienso- de su afecto y del recuerdo de su visita a Barcelona con motivo de la dedicación de la Basílica de la Sagrada Familia y de la visita a la Obra del Niño Dios. Al Papa - me lo dijo él- le ha quedado un recuerdo imborrable. Considero que es, también, una manifestación más de su afecto a la Archidiócesis de Barcelona. Este año hemos realizado en nuestra archidiócesis dos iniciativas importantes de nueva evangelización: la "Misión Metrópolis", junto con otras once grandes ciudades europeas durante la cuaresma, y ​​el Atrio de los gentiles, los días 17 y 18 de mayo. Estas realidades han incidido positivamente en la dimensión evangelizadora de la Iglesia de Barcelona y armonizan plenamente con nuestro Plan Pastoral centrado en la nueva evangelización. Pienso que aquellas iniciativas también tuvieron un cierto eco en muchos otros lugares de la Iglesia. El pasado verano hice un estudio del contenido del documento preparatorio del Sínodo de los Obispos, Lineamenta, de la "Misión Metrópolis" y el Atrio de los gentiles, y lo he complementado hablando de la evangelización en nuestra archidiócesis y en nuestro país desde el siglo XIX y XX y las instituciones actuales que trabajan, y para terminar he elaborado una presentación de las diversas dimensiones de la Basílica de la Sagrada Familia. Todo esto lo he publicado en mi libro "La Sagrada Familia, diálogo entre fe y cultura. Un icono para la Iglesia del siglo XXI". El libro está publicado en catalán, castellano y también en italiano por la Librería Vaticana.
El tema del Sínodo, La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana, constituye uno de los ejes de su pontificado, bien presente en los Planes Pastorales diocesanos y en la reciente celebración en Barcelona de la Misión Metrópolis y el Atrio de los Gentiles. En este sentido, la diócesis de Barcelona ¿es icono de los problemas y anhelos de la Iglesia europea?
Nuestra Iglesia archidiocesana ha trabajado mucho en la evangelización. Esto viene de lejos. Ciertamente, nuestros recientes Planes Pastorales diocesanos se han centrado en la evangelización, especialmente el actual, porque somos conscientes -como decimos los obispos de Cataluña en un documento reciente- que la situación de nuestro país es de misión, como sucede de manera similar en las sociedades europeas occidentales, marcadas por el relativismo, el secularismo y la indiferencia religiosa. Hay muchos hombres y mujeres, chicos y chicas que viven como si Dios no existiera. Esto nos exige, por el encargo de Jesucristo, salir y anunciarlo a los que no lo conocen o lo conocen mal, empezando por los preámbulos de la fe, pasando por el primer anuncio de Jesús y propiciando un encuentro personal con él para que se conviertan en cristianos y, si ya están bautizados, realicen una fecunda iniciación cristiana en el seno de comunidades vivas y creativas.
¿En qué consistirá, concretamente, su trabajo en el Sínodo?
Con la ayuda del Espíritu Santo y de la oración, los obispos procedentes de todos los países del mundo reflexionaremos, dialogaremos y propondremos, ayudados también por los expertos, lo que consideramos que hay que hacer para que la nueva evangelización alcance la transmisión de la fe cristiana. El tema es actualísimo. Vemos más las dificultades y los problemas que las soluciones, pero pienso que se harán muchas aportaciones partiendo de las realidades socioreligiosas y eclesiales de todo el mundo y no siempre coincidentes. Podemos aprender de los demás y podemos ofrecer experiencias exitosas a otros. Participar en el Sínodo de los Obispos es un enriquecimiento personal y, como pastor diocesano, puedo ofrecer con espíritu de servicio las experiencias de la vida y de la creatividad de nuestra archidiócesis. Pienso por ejemplo en la creación, este curso, en la archidiócesis de la Escuela de Evangelizadores.
En el Sínodo se presentarán los frutos de la Misión Metrópolis, celebrada en doce ciudades europeas, entre ellas Barcelona. ¿Será ocasión para que esta experiencia piloto se consolide y se haga en otras ciudades?
Los cardenales y obispos de las doce ciudades que celebramos la "Misión Metrópolis" que estaremos en el Sínodo lo hablaremos. Yo particularmente me pronunciaré positivamente por haber sido un trabajo conjunto en ciudades europeas que tenemos problemática pastoral similar, por haber ayudado a sensibilizar sobre la necesidad de evangelizar, por haber facilitado la presencia de Jesús y su Evangelio en los medios de comunicación, etc. Hay que esperar y ver si esta experiencia figura en las propuestas que apruebe el Sínodo. De todos modos, el Ponficio Consejo para la Nueva Evangelización ya había previsto llevar esta iniciativa a 72 y más ciudades del mundo, pero no se hará en el año 2013 porque se quiere esperar a ver qué propone el Sínodo. Lo que es importante y muy urgente es que la pastoral ordinaria de las diócesis, parroquias y realidades eclesiales sea realizada siempre con el espíritu de la nueva evangelización.
¿Qué frutos le gustaría que tuviera el Sínodo?
Que ofrezca caminos e instrumentos para la transmisión de la fe a las generaciones jóvenes, indicando de qué manera la Iglesia debe presentar Jesús a los jóvenes que buscan sentido a su vida para que el Señor y su mensaje les pueda entusiasmar. Pienso que el Sínodo nos debe ayudar a presentar el mensaje de Jesús, de confianza, de vida en plenitud, de fraternidad entre todos los hombres y todos los pueblos. Es un mensaje del que hoy se tiene mucha necesidad. Son necesarios, también, testigos auténticos de cristianos convertidos y comprometidos. Más que una renovación estructural necesitamos vitalizar comunidades cristianas que viven y testimonian la fe, creativas y bien presentes en el mundo desde la fidelidad a Dios.
Y, finalmente, teniendo en cuenta que Cataluña vive inmersa en un proceso de reivindicación nacional, la presencia de un cardenal catalán en las altas instancias del Vaticano ¿favorece un conocimiento directo de nuestra realidad?

La Iglesia vive y actúa en todos los pueblos y en todas las culturas. Pentecostés fue una manifestación de ello. Pienso que estamos viviendo un período muy dorado de las relaciones de Cataluña con el Vaticano, que se expresa principalmente con la visita del Papa Benedicto XVI a Barcelona, ​​los días 6 y 7 de noviembre de 2010, para dedicar la Basílica de la Sagrada Familia y visitar la Obra asistencial del Niño Dios y también en las dos visitas del Cardenal Bertone, Secretario de Estado de Su Santidad, con motivo de la beatificación del padre Josep Tous y, hace unos días, para recibir el IV Premio Internacional Conde de Barcelona. Mis visitas a Roma como miembro de cuatro dicasterios de la Curia Romana, dan la posibilidad de presentar nuestra realidad eclesial. Es cierto que las relaciones personales son muy importantes y las tres semanas que pasaré a Roma con motivo de los trabajos del Sínodo de los Obispos me permitirán dar a conocer más y mejor nuestra vida eclesial inmersa en nuestra realidad religiosa, social y cultural.

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