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Catalunya Religió
(Papers 4.0/Escuela Pia) El Voluntariado es línea de trabajo en las escuelas este curso 2012-2013. Hablamos con Araceli Crespo, responsable del plan de formación del voluntariado de Cataluña y del ámbito de voluntariado del Servicio de promoción del asociacionismo y voluntariado; con Núria Martínez, experta en formación en voluntariado de la escuela Adhara, y con Gloria Liron, responsable de la Escola Pia de Terrassa en este ámbito.
El Voluntariado como línea de trabajo en la escuela. ¿Por qué?
Araceli Crespo: El voluntariado es una manera de entender y de vivir la vida diferente de otras, de entender la relación con el entorno a través de unos valores muy determinados y unas actitudes muy propias. Si la escuela trabaja valores, que lo hace, el voluntariado, en su manera de "definirse", despliega un montón de estos valores, y eso ya es una razón muy potente para proponerse hablar de voluntariado en la escuela .
¿Qué aporta a los alumnos?
Núria Martínez: El voluntariado aporta mucho al crecimiento y desarrollo de una persona. En la sociedad actual estamos acostumbrados a valorar las cosas según el beneficio económico que podemos sacar, pero dedicar un tiempo a un proyecto sin esperar una remuneración tiene un valor añadido muy difícil de explicar. Precisamente, ofrecer a los alumnos la posibilidad de experimentar esta vertiente y hacerlo con un acompañamiento es una manera de introducirlo en la sociedad y ofrecerle otra visión del mundo. El voluntariado aporta aprendizaje, desarrollo personal, compromiso, responsabilidades, trabajo en equipo con los otros voluntarios, experiencia, reflexiones, innovación... Poder trabajar el voluntariado en la escuela es una oportunidad para ofrecer una educación integral a la persona en muchos ámbitos.
¿Qué aporta a los docentes?
Gloria Liron: Una conexión entre lo que enseñan en el aula y los alumnos aprenden, y la realidad social del entorno próximo. También abrirse al exterior y enseñar con la compañía de otros.

¿Qué aporta a la sociedad?
Araceli: Ciudadanos corresponsables con la construcción del espacio donde vivimos.

Trabajar el voluntariado ¿qué aporta al trabajo que se hace sobre valores en la escuela?
Araceli: Aporta practicidad. ¡El voluntariado conlleva poner las manos, activarse, mojarse, hacer!, eso sí desde la convicción y con conocimiento, pero con el sentido claro de trabajar para la transformación. Por lo tanto es básico en la escuela propiciar experiencias que, sin renunciar a los aprendizajes básicos en todas las dimensiones (saber, ser, saber hacer y saber estar), nos permitan proponer modelos y experiencias que pongan a los jóvenes ante el reto de definir su propio papel en el mundo (que conlleva trabajar desde las acciones más cotidianas hasta plantearse, de mayores, el sentido de su vida).
¿A partir de qué edad se puede trabajar en la escuela? Desde vuestro punto de vista, por edades, ¿qué maneras diferentes de trabajar se dan?
Núria: Aunque a nivel legal, una persona no puede ser voluntaria hasta los 16 años, pienso que a nivel escolar el voluntariado sí se podría empezar a trabajar en edades más tempranas. Posiblemente con los más pequeños no hablaríamos de una actividad estrictamente de voluntariado, pero sí se les podría introducir en la experimentación de lo que se siente cuando uno hace algo que no tiene un beneficio directo para él mismo. A medida que son mayores ya se podría ir profundizando más, dando más herramientas a los alumnos e intentando aproximarse más a lo que significaría hacer una tarea de voluntariado, interiorizando valores como el compromiso, el trabajo en equipo, la participación, la empatía, entre otros.
Gloria: La persona no nace sensibilizada ni comprometida por lo que cuanto antes aprenda estos valores, mejor. Desde P3, la escuela puede incorporar espacios de conocimiento de otras realidades y de cooperación con quienes lo necesitan. Participar en proyectos de aprendizaje de servicio permite a los niños y niñas aprender colaborando en pequeñas acciones de servicio hacia otros. Esta apertura social en la ciudad hace que el alumnado conozca entidades y que en un futuro, cuando tenga edad para ello, se comprometa como voluntario de alguna organización. De ahí nuestras colaboraciones, en Terrassa, con FUPAR, Prodis, Centro de día St. Jordi, Residencia de ancianos Mossèn Homs... Habiendo trabajado en esta línea hasta 4º ESO, bachillerato, en colaboración con Cáritas, ofrecemos un voluntariado social de refuerzo educativo con niños y niñas de exclusión social. También ofrecemos el apadrinamiento a niños y niñas con discapacidad.
¿Es posible el voluntariado dentro de la escuela? Voluntarios que realizan tareas en la escuela ...
Gloria: Y tanto que es posible, por no decir imprescindible. Gracias al tiempo desinteresado de muchos profesores y alumnos, la escuela puede sacar adelante diferentes proyectos que van más allá de un objetivo puramente académico y que aportan calidez a la escuela. Aprovecho desde aquí para agradecerles las horas de dedicación y la ilusión que ponen en cada curso.
Núria: Poder empezar a vivir y experimentar el voluntariado dentro del ámbito escolar es una buena manera de educar a un niño a vivir en sociedad. Para empezar, no hay que ir a buscar actividades fuera ya que la escuela también puede ofrecer un buen abanico cercano al adolescente. Podríamos distinguir dos tipos: por un lado, se pueden organizar voluntariados de carácter más personal a través de actividades de refuerzo escolar, parejas lingüísticas con alumnos recién llegados, mentores para alumnos nuevos en el ciclo, parejas de lectura, monitorización de grupos... Por otra parte, se pueden ofrecer voluntariados donde los alumnos participen en la organización de actividades generales de la escuela. Como por ejemplo, jornadas de solidaridad y cooperación, día del DENIP, carnaval, castañada, fin de curso, día de puertas abiertas...
Los chicos y los jóvenes, ¿son más o menos solidarios que en otros momentos?
Gloria: La solidaridad y el respeto son dos valores esenciales en la realidad social que vivimos. La solidaridad implica necesariamente la empatía y a veces se hace raro trabajar aspectos de solidaridad con el otro cuando en el aula no hay empatía con el compañero de al lado. Por suerte, hay muchos que no se sienten indiferentes ante alguien que sufre, cercano o no, e intentan hacer todo lo que pueden. En la escuela hemos creado el grupo Unesco de alumnos con el objetivo de cooperar con campañas de solidaridad con el 3º y 4º mundo y está teniendo muy buena acogida.
Núria: Pienso que estereotipar las generaciones no es muy positivo ya que fácilmente se pueden caer en tópicos y en errores. No creo que haya una época concreta en la que los jóvenes fueran más o menos solidarios ya que todo depende del colectivo que le rodea, la educación familiar y, evidentemente, la personalidad de uno mismo. Así pues, no creo que la época sea un efecto determinante; con esto no quiero decir que no afecte. De hecho, pienso que el contexto actual hará replantear muchas cosas y también la solidaridad, tal como ya se está viendo. Y los jóvenes somos los que nos encontramos en esta época, por tanto, los que tenemos que poner un poco de nuestra parte para mejorarla.
Araceli: Depende de lo que ven y viven en los ámbitos más cercanos. Escuela, familia y también los amigos, comunidades, etc... construyen buena parte de esta "experiencia/discurso" de solidaridad. Ciertamente con la situación de crisis, la mayor parte de este discurso, si ya existía, se ha acentuado pero no siempre, a los ojos de los niños y jóvenes toma las formas que ellos identifican. Hacer vivir y transmitir la solidaridad en el seno de una familia que pierde su empleo y no llega a final de mes, pide ingenio y quizás alguna visión más amplia del concepto que la escuela, como agente educativo, también puede ayudar a definir.
En una época de crisis como la actual, ¿más que nunca el voluntariado? ¿Por qué?
Araceli: Está muy bien que no haya puesto "necesario" en la pregunta. Porque el voluntariado no es que sea necesario o no. No deberíamos perder de vista que es una manifestación personal y libre que surge de querer responder de manera activa a las necesidades de nuestro entorno que percibimos no resueltas o que querríamos mejores. Es la voz de otro mundo que es posible. Voluntariado, pues, ahora más que nunca porque el mundo "el mío y el de los demás" se trastoca, y "yo" puedo hacer algo, seguro.
Un voluntario ¿suma o resta? ¿Quita puestos de trabajo? ¿Sustituye trabajos que debería hacer la Administración?
Araceli: El voluntario suma, porque es una parte del espacio social de la ciudadanía. Es una de sus formas de aportación a la construcción social y de las comunidades. No quita puestos de trabajo porque no es su espacio, porque tiene claro (el sector asociativo y de voluntariado) que "no vive ni está solo" en el espacio social y su funcionamiento. Por lo tanto, juega su papel de complementariedad con las tareas de los profesionales contratados -tanto de las entidades como de los servicios públicos-, haciendo hincapié en el valor de proximidad, la gratuidad y la voluntad personal como motores del auténtica transformación de las comunidades.

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