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Catalunya Religió
Este año un monje de Montserrat ha sido distinguido con uno de los máximos reconocimientos del ámbito cultural catalán. El padre Josep Massot, director de Publicacions de la Abadia de Montserrat, recibió el pasado mes de junio el Premi d'Honor de las Lletres Catalanes. Como personaje relevante del año, ha sido un honor que haya aceptado escribir la felicitación de Navidad de este año en CatalunyaReligió.cat. Como cada año, es el texto de la Carta de Navidad que han recibido los miembros de la Xarxa CatRel.
En el acto en el Palau de la Música Catalana del 13 de junio, el benedictino Josep Massot se sumaba a la lista de otras personalidades vinculadas a la Iglesia que también han recibido el Premi d'Honor de las Lletres Catalanes como Albert Manent -el año pasado-, Antoni M. Badia i Margarit o Miquel Batllori.
Con el padre Josep Massot, todos los que hacemos CatalunyaReligió.cat os deseamos Feliz Navidad.
(Josep Massot) Una vez más hemos llegado al tiempo del Adviento y una vez más recordaremos pronto, con el poeta, que todos los caminos llevan a Roma, pero no todos llevan a Belén. La Navidad de este año tendrá la magia de siempre y nos permitirá felicitarnos unos a otros, desearnos muchas cosas buenas y prometernos que saldremos adelante con muchos proyectos, que haremos mejor nuestro trabajo de cada día y que nos esforzaremos por ayudar y por hacer más felices todos aquellos que nos rodean.
La Navidad de este año, en algunos aspectos, será una Navidad esperanzada, una Navidad ilusionada ante las nuevas situaciones que se han dado en nuestro país y que nos invitan a recobrar la dignidad que desde hace siglos las circunstancias nos arrebataron, a sentirnos pueblo en marcha que quiere decidir libremente su futuro, a caminar adelante sin desfallecer, dentro del respeto mutuo y con un espíritu pacífico y pacíficador.
La Navidad de este año, sin embargo, tendrá muchos otros aspectos negativos. La situación de crisis que nos afecta desde tantos lados nos angustia y nos preocupa. Mientras el gran capital mantiene sus privilegios, mientras los más favorecidos por la fortuna no se privan de nada, los ciudadanos normales vemos cada vez más que el futuro que se nos presenta no va en el sentido que desearíamos. El paro alcanza cifras muy preocupantes, los sueldos están congelados o rebajados, las pensiones están siendo recortadas, la seguridad social topa con obstáculos que dificultan el funcionamiento adecuado y que obligan a gastos suplementarios y que no todo el mundo puede permitirse, la enseñanza pierde calidad, las tasas universitarias se aumentan de un modo que muchos consideran excesiva ... Y no hablemos de los ataques contra nuestra personalidad, nuestra lengua y nuestra cultura que vienen desde instituciones de Madrid o que se producen en el País Valenciano, en las Islas Baleares o en la Franja de Ponent, en nombre de una pretendida libertad que no hace sino favorecer los intereses inconfesables de los enemigos de la democracia y de la auténtica libertad.

Como siempre, pues, nuestra vida se mueve dentro la ambigüedad, con bordes positivos y sesgos negativos, y en la medida de nuestras posibilidades tendremos que trabajar para que nuestra sociedad mejore y para evitar el empobrecimiento progresivo de muchos sectores de esta sociedad, que a corto o a largo plazo podría llevar a un retroceso lamentable de los adelantos sociales y económicos de las últimas décadas.

Dado que me dirijo a los amigos de CatalunyaReligió.cat, no puedo dejar de recordar que hace pocos meses celebramos el cincuentenario de la inauguración del Concilio Vaticano II, una iniciativa del añorado Papa Juan XXIII que fue una sacudida para el mundo católico y abrió puertas y ventanas en muchos ámbitos del mundo cristiano y hasta en las relaciones entre todo tipo de religiones. Ojalá que este aniversario nos sirva para recuperar los retos que la Iglesia de hoy tiene aún pendientes y nos estimule a vivir con fidelidad la llamada cortante del Evangelio, de la buena nueva de Jesús de Nazaret.

Con un optimismo que pasa por encima de las nubes y de las adversidades, os deseo de todo corazón una buena y santa Navidad.

Josep Massot i Muntaner. Montserrat, 2012

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