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Catalunya Religió
Josep M. Fabró en una entrevista a La Sexta
Josep M. Fabró en una entrevista a La Sexta

Jordi Llisterri-CR Más de 30 años viviendo en las cárceles. Este martes murió Josep Maria Fabró, uno de los sacerdotes catalanes con una dedicación más intensa al acompañamiento de los reclusos dentro y fuera de la cárcel. Fue sacerdote de Brians 1 y Brians 2 y tuvo diversas responsabilidades en los organismos de coordinación como el Secretariado de Pastoral Penitenciaria del Arzobispado de Barcelona.

Nació en 1945 en El Prat de Llobregat en una familia de campesinos y, formado en el Seminario de Barcelona, fue ordenado sacerdote en 1969. Capellán obrero, combinaba su dedicación parroquial con el trabajo en una fábrica en Hospitalet de Llobregat.

EN BELLVITGE Y VILADECANS PROTAGONIZÓ ACCIONES CONTUNDENTES PARA RECLAMAR LAS INFRAESTRUCTURAS SANITARIAS QUE REIVINDICAban LOS VECINOS

El primer destino fue en 1970 de vicario en Bellvitge, un barrio periférico de L'Hospitalet de Llobregat que apenas empezaba a articularse y con grandes necesidades sociales. Con el párroco de la parroquia de San Juan Evangelista, Josep M. Monfort, impulsaron una parroquia permeable al barrio e implicada con los movimientos reivindicativos. Llegaron a tener problemas con los líderes vecinales del PSUC que consideraban a los dos sacerdotes demasiado proféticos y radicales y que no se doblaban a las consignas del partido. El boletín semanal de la parroquia, “La comunidad”, fue uno de los principales instrumentos para difundir el compromiso de la Iglesia con los pobres y con una lectura radical del Concilio Vaticano II.

Dos anécdotas de los años de la Transición muestran el fuerte carácter de Fabró. En Bellvitge una de las principales reivindicaciones era la construcción de un ambulatorio, pero los terrenos en los que había que hacerlo estaba ocupado por una torre de alta tensión. Para avanzar en su desmantelamiento, explican que Fabró participó en el sabotaje para derribar la torre eléctrica. Fue detenido, amonestado por el arzobispado y traslado a Viladecans.

En Viladecans protagoniza otra acción contundente para reclamar las infraestructuras sanitarias que reivindicaban a los vecinos. Fabró promovió la impresión y difusión de un bando municipal ficticio en el que se anunciaba que los vecinos serían atendidos en un centro de salud en la sede del propio ayuntamiento. Un llamamiento que casi provoca altercados de los vecinos que se concentraron frente al ayuntamiento. Finalmente, también fue apartado de la Viladecans y enviado Torre Baró.

Después de diez años en Bellvitge y diez más en Viladecans, estuvo en varias parroquias de Barcelona y, en los últimos años, del Baix Llobregat y encaminó su vocacin al mundo penitenciario. En 1991 fue nombrado sacerdote del Centro Penitenciario Brians 1 y en 2007 de BRIANS-2, hasta que se jubiló en 2020.

NO SE ESTABA DE PROTESTAR Y DENUNCIAR CUANDO VEÍA MALOS TRATOS Y ARBITRARIEDADES EN LAS CÁRCELES

Fue muy crítico con el sistema penitenciario por su incapacidad para reinsertar y rehabilitar a los reclusos. Entendía la pastoral de prisiones como un servicio de atención y acogida a las personas. Por eso, acompañado de algunos laicos, abrió una casa para acoger temporalmente a reclusos que acababan de salir de prisión. Una casa en Martorell por la que en los últimos años han pasado algunos reclusos protagonistas de casos más mediáticos que no quería acoger a nadie.

Desde el mundo penitenciario se le ha reconocido como defensor implacable de los derechos y la dignidad de las personas encarceladas. Pese a que no se estaba de protestar y denunciar cuando veía malos tratos y arbitrariedades, por su testimonio de servicio y proximidad los más marginados se ganó el respeto de funcionarios y responsable de prisiones.

También supo integrar y formar a voluntarios laicos en esa labor pastoral que entendía como una atención integral a la persona, sin juzgar nunca lo que había hecho. Como cura, casó y bautizó a los hijos de varios reclusos, al tiempo que les buscaba centros de acogida cuando salían de la cárcel.

Josep Maria Fabró actualmente era párroco de la Parroquia de Santa María de Vilalba en Abrera, en cuyo obispado de Sant Feliu del Llobregat formaba parte desde la división del arzobispado de Barcelona. Ha muerto a los 77 años. La misa funeral se celebrará el miércoles 4 de enero de 2023, a las 17 h., en la Parroquia de Sant Pere y Sant Pau, de El Prat de Llobregat y no habrá velatorio porque ha donado su cuerpo a la ciencia.

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