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Catalunya Religió

(Ramon Bassas –CR) Roger Cortina dice que no tiene ninguna necesidad de hacer vacaciones y cuando las hace, contadas veces, tiene bastante que ver "con su vida". Y su vida, rotundamente, son las imágenes religiosas. Lidera un establecimiento "de los pocos que quedan en Cataluña" dedicado a la venta y restauración de imaginería religiosa, objetos litúrgicos y de culto, en Berga. Además, hace más de 25 años, tomó el relevo de la persona que cuidaba de manera voluntaria las ocho capillas que rodean la montaña de Queralt. "Estas capillas del siglo XVII" —nos informa en Roger—, "fueron levantadas por suscripción popular para acoger y cobijar a los peregrinos que suben al santuario. Son construcciones abiertas con una hornacina en el fondo donde está la imagen del santo al que están dedicadas. Estas, con una limpieza mensual es suficiente. Ahora, hace justamente diez años de una campaña popular con la que las ocho fueron restauradas completamente. Miré de involucrar al Ayuntamiento, a entidades y particulares, alcanzando los 36 mil euros que valió restaurarlas. Desde la restauración que se había hecho después de la guerra civil, no se había vuelto a hacer obras importantes"— sigue.

—Pero no se acaba aquí, ¿verdad?

—No, aparte de eso, llevo el cuidado y mantenimiento de la iglesia románica de Sant Pere de Madrona, la capilla del cementerio. Desde la marcha de los franciscanos de la ciudad de Berga después de 700 años, hemos creado una asociación para mantener la iglesia abierta y poder celebrar las fiestas religiosas berguedanas ligadas a esta iglesia. De alguna manera, mantener la presencia y simbología franciscana en la ciudad.

—También se te conoce, en Berga, por tu tarea de restauración de las capillas en fachadas de calles y plazas. También has hecho un libro

—Sí, a lo largo de los últimos 25 años, como proyecto personal, he hecho restaurar cerca de 40, restaurando los exteriores e interiores, e iluminándolas de nuevo por la noche. Después, me ocupo de su mantenimiento, para que mantengan siempre un buen aspecto, y miro de embellecerlas para sus respectivas festividades. El libro que hice explica su historia y, a raíz de ello, con el Ayuntamiento de Berga creamos visitas guiadas para hacer difusión.

—Últimamente también has intervenido en las capillas de Barcelona

—Como paso allí los fines de semana, porque tengo familia, he restaurado algunas capillas emblemáticas de las calles de la ciudad, como las dos capillas de Santa Eulalia, frente a la catedral y a la vuelta de la calle Boqueria, o también la de San Cristóbal de la calle Boquer... A mí me duele que el despoblamiento de los barrios antiguos afecten también estas pequeñas construcciones que están siempre a manos de los vecinos.

—Para que la gente termine de entender el grado de tu dedicación, nos tienes que explicar qué haces con los campanarios de Berga

—Bueno, llevo el mantenimiento de los tres que tenemos en ciudad, así como el cuidado de los relojes y las campanas. Hago el mantenimiento básico, soluciono pequeñas averías, cambio las cuerdas o los pongo en hora. Cuando la avería es más compleja, aviso a un especialista —ríe.

Roger piensa seguir adelante con estas tareas y no hay pandemia que lo detenga. "Tenemos la gran suerte de que los grandes proyectos de restauración, gracias a toda la gente que participa y colabora, ya se han llevado a cabo, aunque siempre salen cosas a mejorar y arreglar", aclara.

—Bueno, todo ello hace pensar que dedicas las 24 horas al día

—Muy bien. Que en la mayoría de los momentos no pueda decir si todo esto que desarrollo es un trabajo o un hobby, ya dice mucho del espíritu con que lo llevo a cabo.

—Casi no me atrevo a preguntar sobre el impacto de todo ello en su fe

—En realidad, todo esto en mi vida podríamos decir que es una oración.

—¿Una oración?

—La oración puede ser rezada por una persona que lee o recita de memoria un texto dirigido a Dios, pero en mi caso, por ejemplo, la oración transcurre restaurando una capilla, una fachada de la calle o limpiando una imagen. Sin decir nada, me adentro en un espacio de tiempo y contacto con Dios.

Como si fuera poco, Roger también participa en los actos litúrgicos. "Llevo los cantos en la misa dominical, toco el armonio, y trato de tener preparadas las iglesias que cuido el día de su festividad. Como mucha otra gente, hacemos servicios también importantes, aunque a veces no es vean y sean poco valorados... Alrededor de una parroquia, hay mucho más que los grupos de catequesis, Cáritas o Manos Unidas. Hay muchas personas que por dedicación voluntaria, en grupo o de forma individual, mantienen el cuidado y el día a día de muchas cosas que directamente, o no, hablan de la presencia de la iglesia. Que todos estos referentes religiosos de pueblos y ciudades a nivel cultural y artístico, aunque no sean directamente propiedad de la iglesia, estén cuidados y en buen estado, ¡es importantísimo!"

—¡Y tanto!

—¿Cuál sería el mensaje que nos daría la llegada a una ciudad donde todos sus templos, ermitas y capillas estén en ruinas, dejadas y sucias?

—Además, es una tarea muy laical

—Sí, la falta de curas a nuestros entornos es cada vez es más evidente. Ahora mismo, la muerte del sacerdote custodio de Queralt, padre Ramon Barniol, hace que perdamos la figura de un clérigo sólo dedicado al santuario, y será necesaria la organización de un grupo de personas para llevar el día a día. El concepto de parroquia como lo entendíamos ya está muriendo en muchos pueblos de nuestra diócesis. La única manera de detener todo esto, es la implicación de los laicos. Hay en juego cosas mucho más importantes que la iglesia como institución, está en juego nuestra cultura y nuestras raíces como pueblo que hablan de lo que somos y de dónde venimos.

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