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Catalunya Religió
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(Jordi Llisterri –CR) El salón de actos del Palau de la Generalitat ha acogido este jueves la entrega de la 8ª edición del Memorial Cassià Just que promueve la Dirección General de Asuntos Religiosos. Como se había anunciado el año pasado, sin que se pudiera hacer la entrega, el premio ha sido para la Federación Internacional de la Acción de los Cristianos por la Abolición de la Tortura (FIACAT), una entidad ecuménica que trabaja para la abolición de la tortura y la pena de muerte. Su presencia en Cataluña se remonta a 1982 promovida por diversas tradiciones cristianas y acogida por el monasterio de las benedictinas de San Pedro de las Puellas.

Las intervenciones en el acto han sido un reconocimiento y al mismo tiempo un llamamiento al compromiso de los cristianos en la lucha por el respeto de los Derechos Humanos. Y, por extensión, en el resto de confesiones religiosas. La consejera de Justicia, Lourdes Ciuró, lo ha remarcado agradeciendo "a todas las entidades que hacen tanto por la defensa de libertad religiosa y lo que aportan a la cohesión social". "No se puede mercadear a costa de los derechos humanos, ni hacer politiquería, banalizando o simplificando discursos. Es necesario que plantemos cara y denunciemos a aquellas entidades, particulares o partidos políticos que, con sus actuaciones, vulneran los derechos humanos o los banalizan", ha asegurado. Ciuró ha subrayado la confluencia en el compromiso de las tradiciones religiosas de todo lo que se desprende del primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y en derechos".

El seguimiento en prisión

El abogado Eudald Vendrell, presidente de Justícia i Pau y representante de la entidad que promovió la candidatura de la FIACAT, ha glosado los argumentos que justifican la distinción. Especialmente, ha destacado la dimensión de red internacional y cómo ha ido abriendo su campo de acción hacia otros ámbitos como la prisión arbitraria o las ejecuciones extrajudiciales y la promoción de la justicia restaurativa y de un derecho penitenciario justo.

La FIACAT nació en Francia en 1974 promovida por dos mujeres protestantes como reacción a las torturas y aberraciones que se cometían en la Guerra de Vietman, toleradas por países llamados cristianos: "estaban indignadas por el silencio de los cristianos".

Actualmente, la FIACAT está presente en 26 países y en representación de esta red ha recogido el premio la delegación catalana. Emili Chalaux, presidente de ACAT Catalunya, ha destacado la amplia presencia en África de la federación y que es uno de los pocos organismos no gubernamentales internacionales con un presidente de este continente. Los testimonios que se han proyectado en vídeo durante la entrega del premio explicaban cómo la FIACAT hace "el seguimiento de casos de gente en prisión en los que nadie se fija".

Chaulaux también ha remarcado los diversos pronunciamientos de la FIACAT pidiendo la liberación de los presos independentistas catalanes y criticando un proceso judicial en el que nunca pudo acreditarse el uso de la violencia.

La secretaria de ACAT Catalunya, Montserrat Martínez, ha explicado cómo la Biblia es la fuente de inspiración del compromiso por los Derechos Humanos. Desde la Genésis donde "todos somos creados a imagen y semejanza de Dios", hasta el "Evangelio liberador de Jesús". Todas las intervenciones han reconocido también la implicación de las benedictinas con la ACAT, "actuando y orando" por la iniciativa.

Durante el acto, la consellera Ciuró ha entregado el galardón del Memorial Cassià Just, una lámina del ilustrador Albert Asensio. También ha habido una breve interpretación musical de la soprano Olga Miracle. La directora general de Asuntos Religiosos, Yvonne Griley, ha leído el veredicto del jurado. Entre otras, han asistido la abadesa de San Pedro de las Puellas, Esperança Atarés, y la abadesa de San Benito de Montserrat, Maria del Mar Albajar, que también fue miembro del jurado.

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