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Catalunya Religió
(Abadía de Montserrat) Desde esta semana ya se pueden visitar en Montserrat los relieves esculpidos por J.M Subirachs en 1985, y que se podían ver hasta hace cerca de tres años en el atrio del antiguo edificio del Banco Sabadell en el Paseo de Gracia de Barcelona. Estos relieves han sido dados por esta entidad bancaria, que era la propietaria, el Monasterio de Montserrat, a través de la Fundación Abadía de Montserrat 2025. Estas obras, que pertenecen al conjunto más característico del universo temático de Subirachs, llevan por título Ariadna y Hermes; a través de ellos, el artista explica su concepto del hombre. Los relieves han sido ubicados al pie de la torre abacial del Monasterio de Montserrat, en un lugar muy transitado por los peregrinos y visitantes del Santuario.
Con estos dos relieves que ha dado el Banco Sabadell, la obra de Josep M. Subirachs cobra más presencia en Montserrat. En el transcurso de su vida, el artista barcelonés ha realizado varios trabajos para el Monasterio benedictino. La primera fue la Cruz de San Miguel (1962), seguida de la efígie de Guzmán (1970), el Monumento a Ramon Llull (1976), la Capilla del Santísimo de la Basílica de Santa María (1977), la estatua de San Jorge (1986) y la imagen de Nuestra Señora de Montserrat (2001), situada en la sección Nigra sum del Museo de Montserrat.
El relieve Ariadna, situado a la izquierda, es de piedra de travertino y mide 2,25 x 2,10 metros; cuenta con un elemento central, característico de muchas de las obras de Subirachs: el laberinto, que simboliza la soledad del hombre. En el primer plano, destaca la figura de Ariadna, que se une a Teseo por medio del hilo. Esta figura, personificación del amor, produce por un efecto de trampantojo la impresión que nos sigue y nos acompaña; el hilo con su línea en diagonal sirve, aparte de su significado, para crear profundidad en el paisaje. En el horizonte nace el Sol, símbolo de la libertad, y unos elementos arquitectónicos marcan el paso de la historia.

El de la derecha, que corresponde al de Hermes, del mismo material y medidas que el anterior, está presidido por una figura femenina modulada que simboliza la proporción, la armonía y, por extensión, el arte. Se contrapone a la muerte de la misma manera que en el primer relieve, la soledad -la otra de las grandes adversidades del hombre- es vencida gracias al amor. En el fondo de este segundo relieve hay una torre de las aguas -concretamente la torre del Poblenou, barrio barcelonés donde nació Subirachs-, simbolizando el ingenio del hombre para dominar la naturaleza. El arco iris, junto con las dos serpientes entrelazadas, simboliza la comunicación, el enlace entre los humanos y los dioses para reforzar el valor metafísico del arte. Estas dos serpientes que se unen cerca de un cruce de caminos, origen del caduceo de Hermes, dan a la composición un elemento turbador, misterioso y hermético, y son las verdaderas protagonistas de la escena.

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