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Catalunya Religió

El sacerdote misionero salesiano Rafael Sabé y Colón , que lleva más de 21 años en África, trabaja desde el mes de agosto de 2012 en Guinea, conocida también con el nombre de Guinea Conakry. Su tarea se desarrolla entre dos poblaciones, Kankan y Siguiri, localizadas en el este del país. A través del testimonio de un catequista local, quiere dar a conocer la situación de un país de donde hace casi 50 años fueron expulsados ​​los misioneros y donde aún es difícil la presencia de una minoría cristiana.

(Rafael Sabé - Guinea Conakry) Remi Conde es un catequista local que durante casi 20 años animó a la comunidad cristiana del este del Guinea. Presencias como la suya fueron fundamentales en una gran región donde sólo había un sacerdote para todos. Ahora, recuerda con 80 años aquellos momentos, mientras ve como la Iglesia puede volver a tener sus instituciones en el país.

El 1de mayo de 1967 el primer Presidente de la Guinea Francesa Sékou Touré (desde 1958 hasta 1984) expulsó a todos los misioneros del país. ¿Por qué lo hizo?

El Presidente había sido formado por la CGT, el sindicato comunista francés y por el partido comunista de Checoslovaquia. Como quería una Iglesia al servicio de la revolución, del partido único, creyó que con una iglesia sin misioneros occidentales y sólo con pastores africanos lo conseguiría; ue apoyarían su proyecto político.

¿Cómo supiste de la expulsión de los misioneros?

Yo acababa de llegar como catequista - en la ciudad de Kissidougou - en plena selva donde hay muchas conversiones, cuando por la radio oímos: "A todos los responsables de las Iglesias católicas y protestantes de Guinea, les damos hasta primeros de junio para que sean plenamente africanos, así los espías contra la soberanía de Guinea se darán cuenta de que nuestro país vigila que se cumplan plenamente los objetivos de la revolución ". Sencillamente nos comunicaban por radio que "los religiosos, las religiosas, los sacerdotes y laicos misioneros no africanos tenían hasta el 1 de junio para dejar el país"

¿Se fueron los misioneros? ¿Cómo reaccionaron la población?

Sí, y los 73 sacerdotes misioneros, 10 hermanos religiosos, 55 religiosas y 18 misioneros laicos lo dejaron todo. Tenían un mes si no querían acabar en la cárcel. La población les ayudó. Yo me impresioné viendo un misionero blanco, con su barba blanca, llorando como un niño y diciendo adiós a toda la gente que amaba. Pero quiero añadir que la persecución había comenzado antes, ya que en el año 1959 habían suprimido todos los movimientos de jóvenes cristianos, todas las emisiones católicas por la radio. En agosto 1961, un decreto nacionalizaba todas las escuelas católicas y los dispensarios, y cuando el obispo de Conakry Monseñor Milleville denunció la injusticia, le obligaron a tomar el primer avión. Pero el Papa Juan XXIII, consiguió en 1962 que el Presidente acogiera un nuevo arobispo de Conakry, en la persona del Guineano Monseñor Raymond Tchidimbo, dándole el encargo de intentar dialogar con el Presidente.

¿Como quedó la Iglesia?

Con la expulsión de los misioneros sólo quedaron por todo el país, 8 sacerdotes y 25 religiosas de San José de Cluny. Todos originarios de Guinea. Las parroquias fueron dirigidas por los catequistas-laicos que nos responsabilizamos de tomar la gestión material y espiritual.

¿Qué decía la gente de todo esto?

La gente me preguntaba: Señor Remi, ¿es que el Señor ha abandonado la Iglesia de Guinea? La respuesta la tuvimos todos en el último avión que tomaron los últimos misioneros. Se produjo un hecho extraordinario que nos llenó de esperanza a todos. Cuando los últimos misioneros estaban al pie del avión para subir, vieron con sus propios ojos y con una gran sorpresa, cómo del mismo avión bajaban 12 sacerdotes africanos con sotana blanca, enviados de Togo, de Benin, Burkina y de Senegal. Y cuando los que llegaban y los que marchaban se cruzaron, el Espíritu hizo que todos experimentaran un gozo profundo. El Señor nos estaba diciendo: "no temáis, yo estoy con vosotros". Las autoridades querían una iglesia sólo africana y el papa les enviaba misioneros africanos. Debo decir que este hecho tomó por sorpresa todas las autoridades de Guinea. Estos misioneros africanos pasaron el mes de junio en el arzobispado de Conakry, y por orden el Presidente, estuvieron en residencia vigilada y sus actividades fueron controladas. Es entonces que el Presidente tomó una serie de medidas para evitar la llegada de nuevos misioneros africanos.

¿La persecución no se acabó con la llegada de los nuevos misioneros africanos?

¡No!. El 23 de diciembre de 1970 al mediodía por orden del presidente, fueron a arrestar al arzobispo de Conakry, Raymond-Marie Tchidimbo, acusado de actividades contra el régimen y de dialogar con la oposición. Fue encarcelado y torturado durante casi 9 años. El presidente quería condenarle a morir ahorcado, pero el embajador ruso le pidió "que no hiciera de él un mártir". En el periodo 1958-1984 se exiliaron sólo por motivos políticos más de 2 millones de habitantes de Guinea.

¿Estuviste mucho tiempo en Kissidougou?

No, una vez reorganizada la Iglesia, el administrador apostólico de Kankan (el único sacerdote que quedaba), me pidió que regresara a mi región de origen como responsable. Con mi esposa y mi hija vinimos a San Alexis (Siguiri). Todos me esperaba. Los misioneros habían establecido el presbiterio en San Alexis porque es un pueblo con mayoría cristiana. Como la mayoría de la etnia malinke es musulmana, los primeros cristianos fundaron este pueblo. Ahora hay unos 1200 habitantes, con un 98% de cristianos católicos. En Siguiri que se encuentra a 6 km, con 30.000 habitantes, la mayoría es musulmana, pero con la presencia de unos seiscientos cristianos. Cuando llegué, el Gobernador vino a verme para decirme que querían incautar el presbiterio. Yo me opuse, diciéndole que los misioneros volverían un día. ¡Y él se rió! Y volvieron en 1987 con la llegada de los primeros salesianos de Colombia.

Durante 20 años tú animaste la comunidad cristiana. ¿Cuáles son las prioridades principales que fijaste?

El primer objetivo era sembrar el amor entre los cristianos y busqué la unidad de las familias. Que entre todos fuéramos capaces de amarnos como Jesucristo. La gente decía: "Hemos aprendido a amarnos". Esto hizo que la solidaridad hacia los pobres y enfermos se convirtiera en una realidad cotidiana. Yo hablaba claro cuando veía que los jóvenes cristianos, influenciados por otras religiones, cogían actitudes contrarias a la fe cristiana. En el centro del pueblo tenemos el cementerio de los primeros cristianos, que en 1918 se convirtieron a la fe y allí fueron enterrados. "Pues bien, jóvenes, seamos fieles a nuestros padres".

Todos los domingos y fiestas dirigía la celebración de la Palabra de Dios y hacíamos el catecismo de bautizo, comunión y confirmación. Una o dos veces al año venía el único sacerdote y administraba los sacramentos. Preparaba a los jóvenes para el sacramento del matrimonio. Si eran muchos los que tenían que casarse, esperábamos que viniera al sacerdote. Pero si una pareja no quería esperar un año, entonces con la bicicleta y con una carta de recomendación iban a Kankan para casarse. Son 130 km y con carreteras sin asfaltar.

Y finalmente no nos olvidemos de María. Yo impulsaba el movimiento de la Legión de María. En el mes de octubre cada comunidad cristiana se encontraba para rezar el rosario juntos. Y en el mes de María, el mes de mayo pasaban la estatua de la Virgen de Lourdes, familia por familia, rezando el rosario.

¿Y con 80 años, que te preocupa?

Veo que los tiempos son muy diferentes, el mundo cambia y esto hace que la vida de la fe tiemble en muchos jóvenes. En este sentido debemos hacer un esfuerzo para ser fieles al Señor y la educación de los jóvenes es una prioridad. Dios es un Padre que nos ama y desea en lo más profundo de sí mismo que lo queremos; desea vivir con nosotros. En este sentido estoy muy contento de que el Estado, 51 años más tarde, nos haya ofrecido recuperar la escuela primaria. Pronto tendremos una escuela secundaria. ¿Y quizás también un Liceo? También tengo que agradecer al Señor la reciente creación de un gran dispensario al servicio de los enfermos. Ahora sólo faltan que vengan las religiosas. Pero no olvidemos que sólo el amor en Jesucristo puede construir una comunidad de manera eficaz y que la familia es la primera iglesia. Que María nos acompañe siempre.

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