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Catalunya Religió
Ariel Beramendi a la Fundació Joan Maragall

(Glòria Barrete –CR) Ariel Beramendi tiene 43 años y es de Bolivia. En 2006 se incorpora a la Curia Vaticana a través de su trabajo en el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales. Desde octubre pasado trabaja en la Secretaría General del Sínodo de los Obispos con la mirada puesta en el próximo Sínodo sobre los Jóvenes que se celebrará del 3 al 28 de octubre en Roma. Beramendi ha estado unos días en Cataluña invitado por la Fundació Joan Maragall y el Observatorio Blanquerna Comunicación Religión y Cultura.

¿En qué punto se encuentra ahora el Sínodo sobre los Jóvenes?

Se encuentra ya en la recta final previa a la celebración. Desde que fue convocado hace más de un año ha tenido diferentes etapas. La primera corresponde a recoger material a través de un cuestionario que se envió a las conferencias episcopales y de allí a las iglesias particulares y locales. Este material llegaba resumido hasta la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, que es ya una Secretaría permanente. La novedad de este Sínodo es que a nivel de comunicación se abrió un cuestionario online para los jóvenes de todo el mundo para tener un perfil de la juventud de hoy. Hubo más de 150 mil cuestionarios completados. Esta fue otra fuente para recoger material.

También se han hecho algunos encuentros de jóvenes

Exacto. Las más recientes son la de septiembre de 2017 en que se hizo un Seminario Internacional sobre la situación de los jóvenes. Se invitaron expertos y también jóvenes de diferentes continentes, para hablar de la situación de la juventud. En el mes de marzo de este año tuvo lugar la reunión pre-sinodal en que se reunieron trescientos jóvenes en Roma, representantes de todo el mundo y representantes de las iglesias locales y también de ámbitos diversos. Había artistas, políticos, ateos y de otras religiones. Obviamente el 90% eran cristianos, tanto católicos como de otras ramas, pero allí los jóvenes elaboraron un documento en inglés y online que se puede consultar en la web oficial.

Este documento, qué utilidad tendrá en el Sínodo de los Obispos?

Los jóvenes dicen a la Iglesia qué esperan ellos de la misma Iglesia, qué esperan de sus pastores, cuál es su situación como jóvenes, sus esperanzas, sus frustraciones ... Con este material se elabora un documento de trabajo, que en argot vaticano se llama el instrumentum laboris. Este documento de trabajo se envía a los obispos delegados, que serán más o menos unos 300. Se ha querido hacer esta escucha a los jóvenes justamente para tener material de primera mano, aunque hay que recordar que el Sínodo es de los obispos.

Después de estos primeros encuentros y los cuestionarios, que cree que preocupa a los jóvenes de hoy?

Lo más interesante es que han sido los propios jóvenes los que han hecho una radiografía de ellos mismos. El documento pre-sinodal, que invito a todos a leer, es una radiografía honesta de los jóvenes actualmente. Hay temas que son transversales y llamaré algunos aunque sería impreciso decir que sólo son estos. Aparece el tema del trabajo, ligado al futuro, a tener un proyecto de vida, esta es una gran preocupación y los pone ante un gran interrogante. El tema también de la familia, del sentido de pertenencia, es otro de los temas principales y transversales. También el tema del nido, de la estructura, son temas que todos van ligados y el documento es una excelente radiografía, honesta y válida sobre los jóvenes de hoy.

Una de las novedades de este Sínodo de Jóvenes ha sido la utilización de las redes sociales como herramienta de escucha por parte del Vaticano

Empecé a trabajar en la Secretaría del Sínodo en el mes de octubre y puse en marcha una estrategia digital de comunicación sobre todo para que se pudiera conocer hacia fuera que había este evento importante para la Iglesia Católica. Pero también sobre todo porque estamos hablando de jóvenes, de su situación, queremos conversar con ellos y el lugar donde ellos se encuentran son las redes sociales, en concreto en Instagram, pero las redes sociales son un lenguaje común para escucharlos, conversar e interactuar. Para la reunión pre-sinodal de marzo nació la idea de involucrar a los jóvenes más allá de los trescientos que participaban presencialmente. Se abrieron grupos lingüísticos de Facebook y se invitó a los jóvenes que quisieran participar del encuentro.

Eran grupos moderados y con algún filtro establecido?

Debían tener entre 16 y 29 años, la misma edad del cuestionario, y tenían que responder tres preguntas para entrar porque era un grupo moderado. Los jóvenes cuando estaban en Roma durante el mes de marzo tenían 15 preguntas de diferentes temáticas y debatían en grupo. Aquellas mismas preguntas fueron debatidas también en los grupos de Facebook. Se dijo que durante diez días los jóvenes podían responder aquellas preguntas, poniendo banners atractivos con la pregunta para que ellos dejaran sus comentarios. En aquel proyecto que contaba con seis grupos de Facebook lingüísticos se inscribieron quince mil jóvenes. Durante la reunión pre-sinodal teníamos jóvenes que resumieron todas las respuestas y el resumen también se llevó al grupo de resumen del documento final. El grupo de redacción final del documento tenia tres representantes de cada idioma y los del grupo de Facebook también estaban incluidos en el grupo de redacción. Fue una novedad absoluta, por primera vez la Santa Sede usaba Facebook por una razón pastoral formal. También se abrió un número de Whatsapp, que aún funciona. El gran concepto es que había una interacción, diálogo con los jóvenes, los escuchábamos y les dábamos voz.

En la Iglesia hay espacios para que los jóvenes puedan dar de verdad su opinión más allá de esta interacción pre-sinodal?

Si hablamos de la Iglesia como concepto es bastante complejo, pero si hablamos de Iglesias locales y concretamente de diócesis hay experiencias en que los jóvenes son escuchados. No conozco demasiado bien la situación de Cataluña ni Barcelona pero si pensamos en realidades como la italiana, que conozco bien, sé que los jóvenes realizan sínodos locales, sé que también en Polonia se realizan encuentros y sínodos juveniles, también en Australia o en América Latina, y se reúnen los jóvenes con sus pastores. Esto evidentemente depende de la sensibilidad de cada obispo o superior. Hay espacios y creo que los jóvenes también encuentran métodos para hacer oír la voz allí donde quieren hacerla sentir. El gran problema es que hay indiferencia por el hecho religioso y no es que no se dialogue sino que a menudo ni se plantea: este es el gran reto para el sínodo.

Los jóvenes que pueden aportar a la Iglesia?

Algo fundamental, la vida misma de la Iglesia. Su presencia es esencial para que la Iglesia siga peregrinando en este mundo. Si no hay una renovación generacional la Iglesia puede convertirse en un pequeño grupo de ancianos venerables, como sucede ya en algunos pueblos en los que los jóvenes se han ido a las grandes ciudades. Hay allí un vacío generacional y eso es lo que sucedería si la Iglesia no tuviera jóvenes. Aportan la vida misma, son una parte fundamental y de hecho es este el motivo del Sínodo de Jóvenes, preguntarse qué y cómo la Iglesia debe hacer para no perder el tren.

La voluntad de escuchar al joven existe en la Iglesia, como veíamos, pero los jóvenes se sienten representados por la Iglesia jerárquica y mayoritariamente de edad avanzada?

Aconsejo que cuando queramos mirar modelos jóvenes en la Iglesia miremos localmente. El papa Francisco promueve constantemente la sinodalidad, ver localmente la Iglesia, no necesariamente jerárquicamente. Una de las cosas que aparece en el documento pre-sinodal es que los jóvenes dicen que quieren ocupar puestos de decisión pero no lo plantean como lugares de poder sino puestos de decisión y sobre todo que no sean considerados como inexpertos por ser jóvenes. Nos encontramos socialmente en época de cambios, ya podemos ver primeros ministros que tienen menos de cuarenta años por ejemplo y hay espacios para los jóvenes. No dentro de una estructura de poder, que no se debería concebir la Iglesia como una estructura de poder sino un lugar de compromiso, y allí seguramente hay espacio de sobra para los jóvenes.

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