Las redes sociales posibilitan las actitudes democráticas y solidarias entre sus miembros

(Fundación Claret) Sociedad, Creencia y Pensamiento es el ciclo sobre humanismo y nuevas tecnologías que organizan La Salle y el Instituto de Tecnoética en la Sala Pere Casaldàliga de la librería Claret de Barcelona. El ciclo, que se inició el pasado septiembre, se termina con esta sesión. En este vídeo podéis ver un resumen de la sesión del 14 de junio sobre sobre "Tecnología y Comunicación. El individuo toma la palabra».

Intervinieron Gemma Vallet, directora del postgrado en Brand Community Management de La Salle Campus Barcelona, ​​Ferran Sáez, director del Centro de Estudios de Temas Contemporáneos de la Generalitat de Cataluña, y Míriam Subirana, directora de YesOuiSi, espacio internacional de creatividad, espiritualidad y coaching.

La sesión se centró en las tecnologías de la comunicación aplicadas a las redes sociales, reflexionando sobre el rol que ocupa en ellas el individuo, el uso que hace y los beneficios, y a la vez los peligros, que le puede aportar. La sesión comenzó con la intervención de Miriam Subirana, quien destacó que la extensión de Internet y el uso de las redes sociales ha supuesto un salto cuantitativo en la comunicación de lo que una persona piensa y quiere expresar, llegando a muchas más personas de lo que lo hacían los medios tradicionales. Las personas no sólo usan las redes sociales por cuestiones banales e intrascendentes, sino que las están usando para ayudarse mutuamente en el crecimiento personal y espiritual.

Ferran Sàez empezó hablando de los griegos y llegó hasta los últimos avances tecnológicos de los años 90. Hizo reflexionar sobre el hecho de que el hombre siempre ha mostrado su suspicacia y temor a las innovaciones tecnológicas, al igual que ha ocurrido con las tecnologías de la comunicación. Citó que las culturas antiguas ya manifestaban cierto temor por los cambios que produciría en las relaciones humanas, por ejemplo, la introducción de la escritura, lo que no es muy diferente de las sospechas catastrofistas y la valoración negativa que se hace muchas veces de la generalización de Internet y del uso de las redes sociales.