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Catalunya Religió
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(ACN) Gagandeep, Gisela, Dolma y Nagia son jóvenes de entre 22 y 30 años y practicantes de la religión sij, católica, budista y musulmana. Para ellos, se trata de un camino que han elegido voluntariamente y que incide directamente en la forma en que perciben la vida, aportándoles un bienestar en su día a día. En este sentido, remarcan la importancia de ser "tolerante" y "abierto de mente" con todas las opciones. "Falta un poco más de entendimiento, no juzgar, y que cada uno haga lo que quiera mientras no afecte a las libertades de los demás". También reivindican los prejuicios que hay en torno a la religión: "Muchas veces digo que vendemos mal el producto, la gente cree que todo son normas y reglas".

A pesar de haber nacido en España, Dolma, de 22 años, proviene de una familia budista, ya que sus padres son originarios de Bután. Así, desde pequeña se ha criado en esta comunidad de la que finalmente ha heredado la creencia. Sin embargo, subraya que decantarse hacia esta religión fue algo "natural", y que en ningún momento se sintió obligada a hacerlo.

"Para mí es un camino espiritual que te ayuda a encontrar tu paz interior". Dolma señala que el budismo le aporta muchas respuestas y que le permite obtener bienestar y felicidad. "Ser más empático con el resto, ser noble de mente y corazón, o ayudar a otras personas", asegura, unos valores con los que está en sintonía y que cultiva a través de la meditación.

Gisela, practicante católica, de 30 años, recuerda que su relación con la religión se remonta a cuando era muy pequeña. "Mi familia también es religiosa, no tanto como yo, pero puedo decir que he tenido una base cristiana". Para ella una de las etapas clave fue la adolescencia, un momento en el que se suele "descubrir la identidad".

Lo mismo le ocurrió a Nagia, de 29 años, y de religión musulmana, que proviene de una familia mixta, donde uno de los dos progenitores es practicante. "Nunca nadie nos había inculcado nada, pero llegó una edad, a los 15 o 16, que empecé a interesarme por aprender árabe, toda la cultura... fue un camino que fui descubriendo".

En cuanto a Gagandeep, de 26 años, nació en la India, pero con 13 llegó a Hospitalet de Llobregat. En su caso es sij, "una de las mayores religiones del mundo". Se trata de una creencia que en un inicio sólo practicaba su madre y a la que él también se adhirió. Recientemente, su padre también se ha bautizado y ahora lo son los tres.

"En Cataluña somos entre 30.000 y 35.000 personas", explica, "se trata de una religión monoteísta que incide en la meditación, el trabajo honrado y el hecho de compartir, ayudarse como humanos para poder vivir de una forma más flexible y con respeto". Es también una religión vegetariana, que no contempla consumir carne ni pescado. "Además, cada vez hay más sijs veganos, ya que los jóvenes son aún más conscientes", añade.

El compromiso con la práctica

Rezar, meditar o asistir a las celebraciones religiosas. Todas las creencias tienen sus particularidades, pero si algo tienen en común los jóvenes practicantes, es el compromiso de hacerlo. "Trato de ser consciente de lo que soy todos los minutos de mi día", explica Gisela, "sí hay cosas concretas como ir a misa, los sacramentos, rezar el rosario, leer el Evangelio... pero al final es una forma de ser e ir integrando la religión en tu vida".

"Me considero budista y puedo ser más o menos practicante", dice Dolma, "la meditación te ayuda a cultivar valores como la generosidad, la compasión, el conocimiento o la tranquilidad". La barcelonesa sostiene que la cantidad de tiempo que se dedica a hacerlo puede variar en función de la persona y puede ir de todo el día a dos horas o diez minutos. "Lo más importante es la intención, y se puede hacer tanto en un templo, como en tu propia habitación".

Nagia se considera bastante practicante: "si hago algo, la hago o no la hago, pero no a medias". Así, apunta que no sólo se trata de leer el Corán, o hacer el ramadán, sino que para ella el Islam es "un estilo de vida que engloba todas las áreas". "Como creyente, creo que es muy necesario. Nos preocupamos mucho por nutrirnos exteriormente, pero ¿y qué pasa con el interior?", se pregunta.

"Cuando estás convencido de algo, interiormente, hay una fuerza que te ayuda a cumplir el objetivo", sostiene Gagandeep. Relata que, como sij, durante el día tiene fijadas una serie de meditaciones en distintos momentos, además de oraciones que le sirven para afrontar ciertos episodios que pueden ser complicados. "Soy ingeniero informático, antes de entrar en una reunión difícil, cierro los ojos y hago una pequeña oración. Funciona, y es una experiencia que día tras día practicas y ves que tiene sentido".

El propio joven, que se considera una persona curiosa y autocrítica, reconoce que en algunas ocasiones ha "analizado" muchos aspectos de su religión, un hecho asociado al hecho de vivir aquí y no en la India. "Al final, si confías en lo que estás creyendo y recibes las respuestas, la creencia tiene sentido, sobre todo, desde el respeto y la tolerancia".

Gisela, de hecho, sostiene que más de una vez "se enfada con Dios", porque "es un amigo, y aquí está la clave", en la "confianza". "Le digo, ¿pero eso qué es? ¡Dame un descanso! O pienso, te caigo mal", ríe. "Es una visión humana, porque después también le cuento las cosas, le hablo de mis proyectos... y los vemos juntos", señala, "a todos los que practicamos nos suceden cosas malas, pero podemos hablar con él sobre lo que ocurre y elegir el cómo, puesto que lo que no, lo podemos elegir".

¿Son los jóvenes menos creyentes?

Preguntados por si el futuro de los jóvenes pasa por una pérdida de las creencias, Dolma no lo ve de esta forma y, por el contrario, pone en valor que en su comunidad hay personas que desde pequeñas "tienen esta conexión". "Hay muchos mayores, pero también cada vez más jóvenes", señala, "el budismo es una religión muy abierta que te permite encontrar la paz espiritual a través de tu propio camino".

"Muchos amigos no son creyentes y no es un problema", dice Gagandeep, siempre y cuando se respete a todos, indiferentemente de los pensamientos y creencias. "Igualdad, tolerancia, y respeto. Es la esencia del civismo, lo practicamos y es lo que esperamos recibir del resto", admite.

Nagia reconoce que buena parte de sus amigos son ateos o no practicantes, sea de la religión que sea. "Veo que hay un vacío espiritual, la sociedad debe estar más abierta, no pasa nada porque practiques una cosa u otra". Por ejemplo, sostiene que podría haber equipamientos educativos que tengan un aula en la que poder rezar. "Son cosas que facilitarían la convivencia y evitarían conflictos, nos falta ponernos en la piel del otro y no juzgar tanto", añade.

Por último, para Gisela es muy importante "escuchar" y tener la oportunidad de explicarse. "Yo tengo amigos de todo tipo y esto nunca ha sido una barrera", asegura, "muchas veces digo que vendemos mal el producto, porque la gente cree que todo son normas y reglas y al final todo es amor, los humanos queremos ser felices y buscamos la forma de serlo".

Un 43,2% de los jóvenes de 25 a 34 son creyentes en España

Según el último estudio publicado por la Fundación Ferrer i Guardia, referente a la evolución de la religiosidad de la sociedad en España en 2021, un 43,2% de los jóvenes de 25 a 34 años son creyentes, mientras que un 56,2% declaran no serlo. En la franja de edad anterior, la cifra de creyentes todavía desciende más, así, un 34,7% son religiosos, y un 63,5% no lo son.

En términos generales, a más edad, mayor es el porcentaje de religiosidad entre los encuestados, subiendo por encima del 75% en aquellas personas mayores de 65 años. Cogiendo las cifras totales, en 2021 en España, un 58,6% dijo que formaba parte del grupo de personas católicas, un 2,6% declaró que eran creyentes de otra religión, un 11,6% agnósticos, un 14,7% ateos, y un 10,8% se declaró indiferente.

Por lo que respecta a Cataluña, el mismo estudio revela que del total de los encuestados, de todas las edades, un 57,3% se declaran religiosos, y un 41% no. Junto a Navarra, es una de las comunidades autónomas con un menor porcentaje de creyentes, comparada con otras como pueden ser Murcia, La Rioja o, por ejemplo, Andalucía.

Más de 7.400 centros de culto en Cataluña

Por otra parte, el Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat) ha publicado los datos referentes a los diferentes centros de culto en 2020. En total, contabiliza 7.405 centros, un número inferior al de hace 10 años, en 2010, cuando el total subía hasta los 7.851. Por comarcas, la gran mayoría se encuentran en el Barcelonès (715), en Osona (541), en el Vallès Occidental (354) o en el Bages (339).

En cuanto a la religión, los más numerosos son los católicos (5.956), seguidos por las iglesias evangélicas (788), los centros del Islam (284) y los templos cristianos de Jehová (115). En menor medida, se contabilizan los centros budistas (68), hinduistas (29) y las iglesias ortodoxas (57).

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