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Catalunya Religió
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Fotografia: Sant Joan de Déu.

Glòria Barrete –CRLa Orden Hospitalaria de San Juan de Dios nombraba hace unas semanas a Josep Pifarré como nuevo director corporativo de planificación asistencial. Un cargo de nueva creación cuyo objetivo es generar sinergias entre los ochenta centros que la Orden Hospitalaria tiene repartidos por todo el territorio español. Hemos hablado con el doctor Pifarré. Un hombre que es médico, especialista en psiquiatría, licenciado en psicología, graduado en filosofía y master en bioética y derecho. Un perfil que combina asistencia, docencia, investigación y gestión clínica.

¿Qué le lleva a usted a ser médico?

Cuando estudiaba Bachillerato, como ocurre también ahora, te planteas muchas cosas. Ya en ese momento yo tenía una cierta vocación por los aspectos científicos y me resonaba la carrera de medicina como opción profesional. La carrera de medicina combinaba, para mí, el espíritu científico de estudio con una parte de aplicación práctica para con las personas. Quería salvar a personas, aunque aprendes con el tiempo que no es exactamente eso ser médico.

¿Y qué es ser médico?

La medicina tiene una parte importante, la científica, pero también una parte humanista, que quizá sea la más importante. Cuando uno va al médico quiere que la doctora o el doctor que tiene ante el cuidado, acierte el diagnóstico y sepa aplicar el tratamiento adecuado. Pero, ¿sólo esto? ¿Un buen médico es sólo un buen técnico en medicina o es algo más? Decimos a menudo que un buen médico es aquel que tiene capacidad de escucha, empático, que ve a la persona más allá de la enfermedad, en su integridad, y trata de entender a la persona para poderla acompañar y ayudar en este proceso terapéutico. Por este motivo también opté por hacer psiquiatría. La medicina sin la parte humanista queda coja.

"LA PROFESIÓN TIENE UN COMPROMISO HACIA LAS PERSONAS QUE ACOMPAÑAS"

¿Esta visión humanista de la sanidad en su caso de dónde surge?

A mí me ayudó tener otros espacios en la juventud que me abrían la mente. Cuando era estudiante de medicina también era Cap Escolta en los Minyons Escoltes i Guies Sant Jordi. Por otro lado, también formaba parte de un grupo de revisión de vida en el Movimiento Universitario de Estudiantes Cristianos. Estos espacios en los que poder plantearse preguntas te abren la mirada, y en mi caso me ayudaron en mi vida personal y profesional. Después, los de ese grupo pasamos a ser del Movimiento de Profesionales Católicos (MPC). Un grupo que todavía continúa, que nos reunimos muy poquito, pero que seguimos perteneciendo al MPC. Allí entendí cómo la profesión es un medio de vida, pero no es el fin único. La profesión tiene un compromiso y este compromiso es para con las personas que acompañas.

En el caso de los médicos son los pacientes y las familias, pero va más allá, ¿verdad?

Sí. También entran los compañeros profesionales. Otro punto que también fue vital para mí fue entrar en contacto con otros compañeros sanitarios que también compartían su visión en el mundo de la Pastoral de la Salud y en el mundo de los Profesionales Sanitarios Cristianos. Éste fue el punto de partida para entrar también dentro del ámbito de la Bioética. Un tema del que ahora se habla mucho, pero hace veinte años no tanto. Descubrí que en la medicina no es todo blanco o negro, que hay muchos grises, y descubrí también una medicina más humana basada en el acompañamiento. Lo que nosotros queremos es curar, pero también acompañar a los pacientes y sus familias en su proceso de vida, que a menudo implica sufrimiento. Dos personas referentes para mí en este ámbito han sido el cura Ramon Prat y el doctor Joan Viñas.

¿Un poco la demanda colectiva clásica de querer que el médico te mire y te escuche más allá de teclear en el ordenador recetas?

Cuando una persona está en situación de vulnerabilidad, la humanidad es clave, y vale la pena incluirla en lo que consideramos buenas prácticas clínicas. Tenemos estudiado que en los servicios hospitalarios el servicio con más agradecimientos son los de paliativos. Curiosamente es el único servicio que curar no cura a nadie. El departamento en el que el objetivo de curación es cero es el servicio que tiene mayores agradecimientos. ¿Por qué? Por el acompañamiento que hacen al final de la vida, en momentos de mucho sufrimiento acompañan desde la distancia, eliminando el dolor físico y psíquico y reconfortando a los pacientes en los momentos complejos que vive la persona.

¿Cree que se entiende el sector sanitario?

Conocido lo es porque todo el mundo ha tenido algún contacto, pero sí que a veces la visión real de lo que es la medicina no está. Si le preguntas a un niño qué hace un médico te contestará que salva vidas. Y no siempre lo hacemos, hacemos otras muchas cosas. Sin embargo, no debemos olvidar que todavía hoy los hospitales son muy agresivos en general. Cuando uno entra en un hospital es un medio hostil, existen unas normas que uno no conoce. Precisamente estos son puntos en los que debemos mejorar mucho todavía como sistema sanitario.

"HAY QUE ALARGAR LA MIRADA Y QUERER VER COSAS PARA QUE LOS CAMBIOS SE PRODUZCAN"

¿Es éste uno de los puntos a trabajar desde su nuevo cargo en Sant Joan de Déu?

San Juan de Dios es una Orden religiosa de origen hospitalario con 500 años de historia. Siempre se ha dedicado a atender a las necesidades de las personas más vulnerables. Aquí entendemos el hospital como la hospitalidad, un concepto más amplio que permite cubrir las necesidades de las personas vulnerables en cada época. San Juan de Dios siempre ha sido pionero detectando necesidades. Tiene la salud mental como origen, pero también posteriormente se ha volcado con las discapacidades intelectuales, en la atención infanto-juvenil, y más recientemente en el ámbito de la pobreza y la soledad. Cada centro depende de la Orden, pero tiene su autonomía de gestión. A partir de la creación de la provincia única en España, la Orden se marca crear sinergias entre los ochenta centros que trabajan cinco ámbitos diferentes. No se trata en mi cargo de unir estos centros, sino de conocer y sumar complicidades a la misión.

¿Que todo respire a San Juan de Dios?

Exacto. San Juan de Dios tiene claro que un buen profesional no es sólo un buen técnico, sino que es necesario tener unos valores, lo que nosotros llamamos la gestión carismática. El valor propio de la hospitalidad que después está declinado en otros cuatro valores como son la calidad, el respeto, la responsabilidad y la espiritualidad.

¿Y cómo hoy actualizar el concepto de hospitalidad en Sant Juan de Dios?

El valor de la calidad en San Juan de Dios es clave y clarísimo, imprescindible. Si no hacemos bien el trabajo por muy acogedores que seamos, mal. Pero no podemos quedarnos sólo en la calidad, debemos aspirar a más. Yo quiero que el cirujano que me opere sea el mejor, pero también que me escuche, que me entienda, y que respete mis convicciones. Pongo el ejemplo de una serie televisiva de hace unos años, Dr. House. El protagonista es un internista brillante en sus diagnósticos, pero carece de muchas cosas como persona. Pues eso, buscamos la excelencia, pero también ese plus humano. Sólo con calidad técnica no es un buen profesional. Esto en San Juan de Dios está 'invivido' y lo trabaja a fondo con los profesionales.

"CUANDO CREES QUE LO SABES TODO ES CUANDO DEJAS DE APRENDER"

¿En San Juan de Dios hay espacios para escuchar al paciente?

Sí. Hay diferentes proyectos en los que los pacientes participan. Un ejemplo claro es en el diseño del hospital infantil en el que participaron pacientes y familias diseñando los espacios. También se realiza con las personas con discapacidad intelectual. Esto ha provocado cambios impensables hace veinte años. Hace veinte años los niños estaban solos en las habitaciones de los hospitales. Ahora lo vemos como una barbaridad después de escuchar a familias y niños. Es necesario alargar la mirada y querer ver cosas para que los cambios se produzcan.

¿Cómo le ha configurado su fe en su profesión?

La fe es un aspecto que está 'invivido' en toda la persona. Una parte importante es haber integrado la dimensión espiritual en la parte biopsicosocial de la persona. A esto me ayudó mucho pertenecer a grupos de revisión de vida, grupo de profesionales que te hacen abrir los ojos. También me ha ayudado a preguntarme. Si cuando trabajas te preguntas si podrías hacerlo mejor y te planteas dudas siempre podrás ir afinando más la vida. El riesgo que tiene nuestra profesión es pensar que todo lo hacemos bien, es cuando más nos equivocamos. Cuando crees que lo sabes todo es cuando dejas de aprender.

¿Es con esta voluntad de preguntarse a menudo cómo mejorar que se engloba su nuevo cargo?

Exacto. Es un cargo de servicio. Los directores corporativos estamos al servicio de los Centros. Los centros están al servicio de las personas. Realmente el porqué de nuestra existencia son las personas que sufren y nosotros debemos servirlas. Los cargos de dirección lo hacemos de forma indirecta para ayudar en la tarea. Es como un giro copernicano. El centro no es la Institución, no es el directivo, sino que el centro es la persona atendida y todos debemos articularnos para darle respuesta. Nosotros somos servicio.

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