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Catalunya Religió
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(CR/Grup Sant Jordi) "¿Qué vida podemos permitirnos perder?" Ésta es una de las preguntas que la teóloga protestante francesa Marion Muller-Colard ha formulado este sábado en la XVI Jornada Sant Jordi en Barcelona. Ha señalado que la Iglesia debe superar "el miedo a desaparecer como institución" para poder afrontar de forma decidida temas clave de la sociedad contemporánea, como son la crisis socioambiental y la violencia sexual. El propio párroco de la parroquia de Santa Ana de Barcelona, Peio Sánchez, ha defendido que "las mujeres de Iglesia están llamadas a acompañar" esta realidad y ha centrado el discurso en la misericordia.

La teóloga francesa ha defendido que una "fe sólida" debe asumir compromisos contra las fuerzas destructoras. En concreto, con el trabajo para evitar la catástrofe ecológica y con la lucha contra los abusos sexuales en las iglesias y en la sociedad en general. Muller ha formado parte de la comisión independiente creada por la Conferencia Episcopal Francesa, la CIASE, que ha hecho público un informe sobre los abusos en Francia.

La teóloga ha criticado las respuestas dirigidas a las víctimas que son demasiado "institucionales", en contraposición a la experiencia de aquellos que se dejan golpear y que quieren "reconciliarse con la verdad". Muller considera que es necesaria "la valentía de la verdad" y que, mientras "no nos lo creemos", no se afrontarán estos retos con firmeza y no será posible ninguna reconciliación.

Como promotor del Hospital de Campaña, Sánchez ha denunciado a su vez la experiencia de las mujeres sin hogar, abusadas por la situación de pobreza vivida. Un contexto que mientras no cambie expone a la marginalidad y explotación sexual a estas personas. Y ha denunciado todo un sistema que hace cuestionar a quienes viven al margen su humanidad.

"¿Con quién nos sentamos en la mesa?"

En su intervención sobre la misericordia, Peio Sánchez ha dado el ejemplo de aquellos que viven en la calle y encuentran fuerzas para levantarse todas las mañanas y salir adelante. "Sólo si estamos levantados podemos ser encontrados", ha dicho. Peio ha reivindicado el coraje de dejarse afectar por el sufrimiento de los demás: "Los cristianos somos de la carne". Y defendió que tocar y dejarse tocar corporalmente permite darse cuenta de la humanidad del otro.

En este sentido, ha preguntado "¿con quién nos sentamos en la mesa?" y ha pedido un cambio de perspectiva que considera "contracultural". Es decir, practicar la misericordia como amor extremo y asimétrico. Esto es un amor que, como el paterno o materno, se da antes de recibir algo a cambio: "La misericordia significa invertir el orden natural". Y hacer, como anunciaba Jesús, que los últimos sean los primeros.

En este punto ha recordado que "la misericordia es un ejercicio de construcción de la justicia". Y ha pedido reivindicar unas condiciones políticas que impidan que las personas sean condenadas a la miseria. Como la ley de extranjería, que aboca a tanta gente a vivir en la calle sin trabajo.

Sánchez reivindicó que la conversión a la misericordia no sea superficial, sino estructural. En el caso del Hospital de Campaña, que acoge y acompaña a personas que viven en la calle, considera que aparte de dar alimentos, es necesario compartir la mesa, establecer una relación personal y fraterna. Un trabajo que ha descrito la religiosa teresiana M. Victoria Molins, cuando ha citado la figura del párroco.

Durante la ponencia ha proyectado la secuencia de dos películas –Lazzaro felice e Il viaggio di cartone– que representan la vocación de una Iglesia que debe salir a encontrarse con los pobres. Y que expresan el sentido de la eucaristía, más allá de lo santísimo.

En esencia, frágiles y vulnerables

La escritora y teóloga protestante Marion Muller-Colard ha hablado sobre 'La experiencia de la amenaza'. La ha presentado Mar Galceran, coordinadora técnica del Lloc de la Dona, y Meritxell Joan ha hecho la traducción simultánea del francés al catalán. Muller-Colard ha analizado uno de los aspectos que trata en el libro El otro Dios. El lamento, la amenaza y la gracia, ganador del premio Abat Marcet de este año: el de la amenaza.

Todas las religiones, expuso, encontraron su razón de estar en el intento de domesticar la amenaza, de promover esquemas explicativos que nos den seguridad protegiéndonos del mal. Han construido teológicamente un sistema retributivo: aquellos que hacen el bien y ruegan son recompensados ​​con el bien, y los injustos son castigados con el mal.

Pero también existen textos bíblicos que cuestionan este sistema retributivo. Como el libro de Job. Una persona que, pese a ser justa, sufre. Un relato que plantea el problema del sufrimiento gratuito, arbitrario e inmerecido.

Aquí Muller propone asumir otra idea de Dios, que ya no es la figura omnipotente capaz de proteger a las personas absolutamente de la desgracia. Job, en su desesperación, llega a intuir la posibilidad de ese "otro Dios", que implica también una nueva concepción de la vida y de la creación: incorpora la amenaza como algo constitutivo e irreductible de la existencia humana, esencialmente frágil y vulnerable.

Este otro Dios no garantiza una seguridad idílica, sino que anima a asumir valientemente la responsabilidad de poner límites al caos y hacer que este mundo siga siendo habitable. Muller se ha referido al concepto "el coraje de ser", que utiliza Paul Tillich. El contenido esencial de la fe, resume Muller-Collard, es la aceptación incondicional de la vida y la existencia. El convencimiento de que, pese a la desgracia y el sufrimiento, es bueno que el mundo exista; que, sin embargo, la creación es buena.

De una religión infantil a una fe adulta

La decimosexta edición de la jornada se ha celebrado en el Hotel Alimara de Barcelona con el título 'El movimiento del alma: el ruego y el amparo'. El presidente del Grupo Sant Jordi, Pere Fàbregues, ha pedido "pasar de una religión infantil a una fe adulta". Y Carles Armengol, presidente de la Liga Espiritual de Nuestra Señora de Montserrat, ha invitado a reflexionar sobre la herida que ha causado la pandemia.

Armengol ha alertado de que "la fragmentación del mundo eclesial es una debilidad" y ha situado en el trabajo conjunto el sentido de la jornada, convocada por diversas entidades de Iglesia. Una idea que ha recogido también Yvonne Griley, directora de Asuntos Religiosos de la Generalitat de Cataluña: "Desde las bases podemos ir tejiendo este telar que une a las personas y las voluntades". Griley ha indicado que la celebración de la Jornada muestra la unidad plural que exige nuestro tiempo.

También han intervenido en la jornada Josep Parra, que ha interpretado con la guitarra un poema de Pedro Casaldáliga, y Anna González, que ha leído un fragmento del evangelio que recuerda que los misterios de Dios se revelan a los sencillos y no a los sabios y entendidos. El padre franciscano Josep Gendrau ha hecho un homenaje a Josep Vaqué, presidente del Grupo Sant Jordi, y a Mercè Guilemany, que han traspasado recientemente. Y ha destacado su inteligencia, exigencia y dedicación, pero sobre todo su fe incombustible que les unió e hizo de su casa una casa de acogida.

La XVI Jornada Sant Jordi ha sido organizada por el Grup Sant Jordi de Defensa y Promoció dels Derechos Humanos, los Equipos de Pastoral de la Política y la Comunicación, la Liga Espiritual de la Virgen de Montserrat, el Consejo de Laicos de los Capuchinos de Cataluña y Justícia i Pau.

Las últimas ediciones de la jornada han puesto sobre la mesa temas como la esperanza y el amor cristiano (2019), la esperanza como mensaje político (2018) y la necesidad de hacer comunidad (2017).

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