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Catalunya Religió
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Fotografia: Granados diu “encantat de saludar-vos” en llengua de signes.

ClaretiansHay una escuela en México que lleva el nombre de Jaume Clotet, uno de los fundadores de los misioneros claretianos, quien hizo una de las aportaciones más importantes por la comunidad sorda catalana creando el primer diccionario de lengua de signos catalana. Luis Gerardo Granados, doctor en educación y maestro del Centro Clotet de México, atendido por los misioneros claretianos, subraya que el claretiano no era ni lingüista, ni especialista en humanidades o filología, pero tuvo la necesidad de usar el lenguaje de signos para catequizar a niños y jóvenes sordos.

Granados, que ha participado en las jornadas que ha organizado la Universidad de Vic en recuerdo al claretiano, coincidiendo con el 200 aniversario de su nacimiento, en una entrevista aproxima cómo era la figura del padre Clotet. Explica que lo relevante es que Clotet “fue un estudioso de la lengua sin ser especialista de estos temas”. Subraya que "no es tanto lo que descubrió", sino todo el trabajo de investigación realizado. “Dio un método que nos puede ayudar con la atención a las personas sordas”, añade.

El método Clotet

El claretiano, a medida que charlaba y estudiaba el lenguaje de los sordos, empezó a anotar las configuraciones manuales y los distintos gestos creando lo que sería el primer diccionario de lengua de signos catalana. Granados asegura que apuntaba todo con gran detalle. “Él lo hizo porque lo necesitaba para que los demás sacerdotes aprendieran a atender a este tipo de persona”, dice. Pero lo que no sabía es que ese ingente trabajo trascendería e iría más allá de lo que esperaba.

El método Clotet se basa en esto: observar, anotar y dejar crear sus propios signos a las personas sordas. Así fue como Clotet creó un método que hoy es ejemplo para muchos educadores que trabajan con personas sordas.

La idea de este método es que los sordos sean quienes construyan la lengua. "Como oyente, no puedes llegar e imponer un gesto", asegura Granados. "No es mi lengua y no soy el propietario", dice. Lo importante es preguntar a las personas sordas cómo deben decirse los nuevos conceptos y anotar su decisión. Después, el gesto que utilice la mayoría de personas será el que prime.

Es por todo ese legado que dejó Clotet que, recordando los 200 años de su nacimiento, la Universidad de Vic ha preparado unas jornadas en su honor. Para Granados, la jornada puede ser un impulso para conocer aún más el trabajo de Clotet. "No es suficiente con explicar su vida", dice. El docente habla de seguir investigando en el método de Clotet y en la educación para personas sordas.

Sólo lenguaje de signos

Luis Gerardo Granados ha participado de esta jornada en representación del Centro Clotet. La escuela se crea en 1999 para dar respuesta a la situación vivida por las personas sordas en ese momento: la imposibilidad de estudiar la secundaria. En México, aquellas personas que no pueden entrar en la secundaria, como es el caso de las personas sordas, deben acudir al Instituto Nacional para la Educación de las Personas Adultas. El Centro Clotet trabaja conjuntamente con esta institución con la misión de trasladar los conocimientos de los libros educativos a las personas sordas a través del lenguaje de signos.

"Las clases en el Centro Clotet se dan todas en lenguaje de signos". Así lo asegura Granados que explica que, en México, la comunidad de sordos les ha pedido aprender “desde su propia lengua”. Pero esto no siempre es así en todas partes. Granados se refiere a la oralización en las personas sordas. Una corriente que enseña a los sordos a comunicarse leyendo los labios y hablando a través de la lengua oral. En México la comunidad de sordos defiende su lengua y por eso lucha por ser educados a través del lenguaje de signos. Granados afirma que los profesores están de acuerdo: "No puedes enseñar desde una segunda lengua que no conoces o que conoces a medias".

Anteriormente en el Centro Clotet ya había habido otro proyecto similar, también atendido por los misioneros claretianos, y con el nombre de un religioso claretiano en México: Rosendo Olleta. Él impulsó realmente la idea de una escuela para sordos. Pero con su muerte, el proyecto se descartó y el terreno para construir la escuela se perdió.

Ser uno mismo, al 100%

“Mi intención era quedarme un año y llevo 18”. Así explica Granados su vínculo con el Centre Clotet. Cuando era joven estuvo durante un tiempo con los misioneros claretianos. La congregación le propuso apoyar a una parroquia que atendía a los sordos. Allí trabajó con la pastoral de sordos y, por ese motivo, tuvo que aprender su lenguaje. Sin embargo, reconoce que siempre le ha interesado la lengua y su vertiente filosófica. "Soy una persona muy histriónica", dice. Una característica que ayuda también a la hora de gesticular y tener una buena expresión corporal.

Por último, a Granados le salió la oportunidad de ir al Centro Clotet. Y se ha quedado. ¿Por qué? “Pues porque me siento como un pez en el agua”, dice. Afirma que en el Centre Clotet, con las personas sordas, puede ser él mismo, al 100%.

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