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Catalunya Religió

(Josep Oriol Pujol –CR) Desde su ordenación sacerdotal, el obispo Francesc Pardo estuvo abocado a la pastoral de parroquia y con ésta, a los niños y jóvenes. Los primeros años como vicario en las parroquias de Vilafranca pudo vivir las colonias de Peñafort en Pontons. También en Sant Sadurní, donde fue párroco, coincidió con las colonias y promovió el escultismo como herramienta pastoral y educativa, tanto para los niños como pensando en las familias. Ya como vicario episcopal del Penedès, Anoia y Garraf, coincidía con esta realidad que algunas parroquias no veían con buenos ojos, pero que tenía todo el sentido si se quería unas comunidades abiertas y con jóvenes comprometidos. Como párroco en Sant Esteve de Granollers, se encontró el hoy primer centro de esplai (club de esparcimiento) de los 200 que forman parte del Movimiento de Centros de Esplai Cristianos Catalanes (MCECC), toda una institución en la capital vallesana. Sus responsabilidades en la diócesis de Terrasa junto al obispo Josep-Àngel Saiz Meneses los mantuvieron ambos muy próximos a nuestro modelo educativo.

Designado obispo de Girona en 2008, asume la pastoral de juventud dentro de la Conferencia Episcopal Tarraconense. Lo hace en un momento complejo: varios movimientos de pastoral juvenil prácticamente han desaparecido y la realidad de los centros de esparcimiento y del escultismo no está tan integrada como lo había sido años atrás en unas comunidades parroquiales ahora envejecidas. Surgen tendencias innovadoras, modelos norteamericanos que algunos sacerdotes jóvenes valoran, apartando a los movimientos de educación en el ocio de las parroquias. El escultismo cristiano había iniciado un proceso de unificación con movimientos laicos que podía haberle hecho perder la identidad. Mons. Francesc Pardo se implicó personalmente, invirtió mucho tiempo, participó de forma constante en las asambleas, argumentó con paciencia sus consideraciones y, contra lo que muchos pensábamos, mantuvo el escultismo catalán como movimiento eclesial.

En el mismo contexto social, las federaciones de esparcimiento diocesanas se integran en el MCECC de ámbito catalán con la única excepción de su diócesis, la de Girona. Este proceso se vive sin demasiada simpatía por parte de algunos responsables diocesanos, y con el apoyo del obispo de Urgell, Joan-Enric Vives. El obispo Francisco nos recibe en varias ocasiones, debate, propone, participa en la asamblea constituyente en Montserrat, nos hace propuestas que no siempre son aceptadas. Su escucha activa, su conocimiento de la realidad pastoral, la inédita capacidad de ceder, admitiendo que las cosas no acabarán siendo como quería, son un ejemplo de sinodalidad. En los últimos años de su pontificado en Girona, los centros de esparcimiento de las parroquias acaban integrándose en el MCECC. ¡Qué actitud suya de acompañar y promover una realidad que su propia diócesis no aceptó de entrada! Su bonhomía, su testimonio, han sido un verdadero ejemplo para muchos.

¡Gracias, buen obispo Francesc!

Josep Oriol Pujol i Humet

Director General de la Fundación Pere Tarré

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