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Lucia Montobbio

(Lucia Montobbio) El padre Diego Sarrió Cucarella es miembro de la Sociedad de Misioneros de África (conocidos como los Padres blancos). Nacido en Gandia, ha trabajado en Sudán, en Argelia, en Egipto y en Túnez. Licenciado en estudios Árabes e Islámicos por el Pontificio Istituto di Studi Arabi e d'Islamistica (PISAI) y es doctor en Teología y Estudios religiosos por la Universidad de Georgetown. Sus publicaciones y estudios están basadas en la historia intelectual de las relaciones entre Musulmanes y Cristianos, y las construcciones teológicas recíprocas y continuas que esta historia ha legado a cristianos y musulmanes en la actualidad. Es profesor de Estudios coránicos y gramática árabe en el Pisai, en el que también fue decano y actualmente ha pasado a ser rector, relevando al Padre Valentino Cottini. La semana pasada estuvo en Barcelona para participar en una sesión del Observatorio Blanquerna de Comunicación, Religión y Cultura.

-¿De dónde le viene este interés por el diálogo entre la cultura islámica y cristiana?

Mi camino comienza cuando dejo de estudiar la carrera de ingeniería de Puentes y Caminos en la Universidad Politécnica de Valencia para irme de misiones con los Padres Blancos. Sentí la llamada de Dios, y me sentí muy atraído por el continente africano en general, sin fijarme en ningún país en concreto. Dentro de esta vocación, nació otra vocación: el interés por el mundo del Islam. Todo gracias a la historia de mi congregación.

-¿Qué historia?

Nuestro fundador fue el cardenal Charles Martial Lavigerie, nombrado arzobispo de Argel en 1867, en época colonial y descubrimiento del continente africano.

El primer país de misión fue Argelia, luego vino Túnez, y más zonas de África subsahariana. Que por cierto, ahora celebraremos 150 años conjuntamente con la orden femenina de las Hermanas Misioneras de Nuestra Señora de África.

Dado que los primeros países de misiones fueron mayoritariamente musulmanes, desde el inicio, los padres blancos se interesaron en acercarse al mundo del Islam. Esto se ve en muchos de los proyectos de los que he podido participar.

-Entonces llegó primero el interés por la misión en África y después el interés por el diálogo con el Islam. ¿Qué significa dialogar con el otro?

Prefiero la palabra encuentro, porque ahora parece que cuando dices "diálogo interreligioso" se conjure toda una serie de imágenes de intelectuales, filósofos, teólogos con conocimientos que estudian una materia.

-¿Bueno, es que este sería un nivel de diálogo interreligioso, no?

Sí, por supuesto. Lo que digo es que muchos creen que cuando dices diálogo interreligioso, todo se reduce a esta cara del diálogo interreligioso. Lo importante es insistir en que el diálogo o el encuentro no se da sólo en este nivel de expertos, también se da en la base de las sociedades.

-¿Cómo se traduce el diálogo interreligioso que desarrollan los intelectuales, al diálogo interreligioso que practican los ciudadanos?

Se habla a menudo de cuatro niveles. Uno es el nivel de lo cotidiano, por ejemplo, aquí en Barcelona, ​​que es una ciudad multicultural, se daría a la hora de compartir el espacio público, en la diversidad de alumnos de las escuelas, de los trabajadores en las oficinas, en la cola del mercado, los vecinos de la escalera, la asociación de vecinos. Otro nivel se encuentra en el diálogo de la acción común, como cristianos y musulmanes unidos podemos trabajar para la paz y la justicia, colaborando en proyectos que defienden la vida.

El tercer nivel sería el del diálogo de los expertos, que a menudo es difícil porque los intelectuales acaban por encontrarse con el dogma del otro. Es necesario contar tu verdad y poder escuchar la del otro sin ánimo de convencer a nadie. Este diálogo sirve para romper prejuicios, aclarar malentendidos. Finalmente, el cuarto nivel, que muchos dicen que es el más fundamental pero también el más difícil, es el diálogo de la experiencia religiosa, cuando creyentes se reúnen para compartir el nivel profundo de su experiencia de Dios. Estos cuatro niveles se pueden encontrar mejor descritos en el documento producido por el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso: "La actitud de la Iglesia Católica hacia los seguidores de otras tradiciones religiosas: reflexiones sobre el diálogo y la misión".

-¿Y qué pasa con el diálogo interreligioso cuando nos encontramos con hechos como los atentados de Nueva Zelanda. Alguien que decide entrar en dos mezquitas para matar a los fieles.

Son hechos horribles que pueden llevar a la decepción, a pensar que diálogo entre unos y otros no está dando buenos resultados. Existe la tentación de pensar: "esto es una pérdida de tiempo".

Después del Concilio Vaticano II, hubo una explosión de interés por el diálogo interreligioso, una de las fechas históricas fue la Jornada Mundial de Oración por la Paz de 1986 convocada por Juan Pablo II en Asís. Al mismo tiempo se desarrollaba la Teología de las religiones y la Teología de la misión de la iglesia. Algunos teólogos cristianos fueron demasiado lejos, afirmando que todas las religiones son caminos básicamente iguales y válidos a la hora de acercar a la gente a Dios o que la misión evangelizadora de la iglesia debe ser sustituida por un diálogo interreligioso.

Hacia los años 90 e inicios de 2000, la euforia hacia el diálogo interreligioso se vio pausada, nace la necesidad de pensar desde donde nos relacionamos con las demás religiones manteniendo nuestra. A su vez, el yihadismo se había ido desarrollando.

Había una decepción generalizada en algunos sectores de la comunidad cristiana por el diálogo con el islam. Veamos lo que está pasando en Pakistán, mirad cómo se aplican estas leyes de blasfemia sólo a los cristianos, o consultad la falta de libertad religiosa en Arabia Saudita ...

-¿Queda detenido porque no se encontraba reciprocidad?

La palabra reciprocidad es peligrosa. El concepto de reciprocidad es importante, en definitiva el diálogo debe serlo, porque sinó entonces estaríamos hablando de monólogos. Es evidente que si buscas y no encuentras a nadie para hablar o para ser escuchado, no hay posibilidad de encuentro o diálogo.

Pero no se puede exigir la reciprocidad como moneda de cambio. No estamos en un plano político. Si yo creo en los derechos humanos y en la dignidad de las personas como hijos de Dios y es la principal convicción humana, no puedo someterlo a que "si tú no crees en eso, entonces te retiro mi convicción", o "si tú no respetas la libertad de culto, o la libertad del otro, entonces yo tampoco". No tienes que esperar a que se respete por un lado para respetarla tu mismo porque entonces comprometes tus creencias.

Hay que recordar que el diálogo interreligioso es también un ideal, es como el ideal de las Bienaventuranzas, hacia el que queremos caminar, es un objetivo que nos guía, es una meta que aún no hemos conseguido de forma plena.

Dialogar no es convencer, destruir, hacer polémica ... se trata de escuchar al otro, de encontrarlo, y respetar su experiencia de fe. Como decía Roger Garaudy: "Lo que me interesa no es escuchar a la persona hablando de su religión, quiero ver como su religión ha transformado su persona."

-Hemos hablado de la época de Juan Pablo II y de Benedicto XVI en términos de diálogo interreligioso. ¿Qué representa el encuentro que tuvo el Papa Francisco con el gran Imam Al Azhar Ahmad Al-Tayyib en febrero?

El documento sobre la hermandad humana por la paz mundial y la convivencia común es muy rico y es un hecho histórico. El Francisco ha viajado a la cuna del Islam, en la península arábiga, donde en algunas zonas, durante los últimos siglos, se ha instalado allí wahabismo poco abierto al diálogo interreligioso. Es un acercamiento muy significativo por parte de los dos líderes religiosos. Además, por primera vez se ha firmado un documento por dos autoridades religiosas, una cristiana y otra musulmana.

De todo lo que pasó, se dijo y firmó en aquel encuentro, me quedo con la primera línea del documento que se dice: "la fe lleva al creyente a ver en el otro un hermano que tiene que sostener y amar." si uno se siente creyente, tiene que pasar por reconocer la dignidad del otro, de todos los seres humanos. Es lo que el Francisco llama la valentía de la alteridad que consiste en ver al otro no como enemigo, sino como compañero de ruta. Esto significa aceptar al otro con su diversidad cultural y también religiosa, una hermandad universal.

Por lo tanto, cualquier expresión violenta no puede venir de una experiencia de fe auténtica, no puedo negar la dignidad al otro si me reconozco como criatura de Dios.

-El islam da miedo?

Sí hay miedo hacia el Islam. Durante el siglo XX, hemos visto aparecer un fenómeno dentro del mundo islámico que es el fundamentalismo, con la fundación de los Hermanos musulmanes en Egipto, proyecto político del Islam, con el nacimiento de la idea de fundar un estado islámico. Durante los años 50-60, aparece una radicalización de este proyecto y una justificación de la violencia para alcanzar el estado islámico, con la aparición del yihadismo, desde donde se dice que la violencia es necesaria, que el fin justifica los medios. Esta violencia es real, el miedo real. Las torres gemelas, Atocha, Niza, Cambrils y las Ramblas. Además, es una violencia que se registra y se acompaña de medios audiovisuales y otros materiales gráficos que tienen una resolución de calidad, y eso asusta aún más. Por ejemplo, las decapitaciones en directo.

El miedo también viene del fenómeno de la migración. Muchas personas musulmanas vuelven a occidente por varias razones, escapan de su país en guerra, migran porque están perseguidos en su país, para encontrar trabajo... algunos ven este movimiento como una nueva conquista del mundo islámico... Son sólo flujos migratorios que no responden a ninguna conspiración, o un proyecto de invasión.

La violencia, con el altavoz de los medios de comunicación, y el fenómeno migratorio hace que exista este miedo hacia el Islam.

-Pero hay que tener miedo?

No. Cuando hay miedo, de qué estamos hablando? Estamos hablando de la cara destructora del Islam. Los principales afectados por la existencia de esta radicalización son los mismos musulmanes.

Los movimientos radicales, violentos, fundamentalistas me parecen un cáncer.

-¿Qué quiere decir con cáncer?

A veces escucho a musulmanes diciendo "pero es que ellos no tienen nada que ver con nosotros, no tienen que ver con el Islam". Y debe entenderse que cuando un musulmán dice eso, lo está diciendo de corazón, sobre todo después de atentados, sabe que este tipo de actos no lo representan, no es el Islam en lo que él cree. Recordemos que uno de los 99 nombres de Dios es Salam que significa paz.

Aun así, en el plano intelectual no se puede llegar a decir "esto no tiene nada que ver con el Islam", dado que quien actúa de esta manera son musulmanes que en el nombre de Dios están cometiendo actos de violencia atroz.

Por suerte, este no es el Islam mayoritario. Es un cáncer, sólo eso. Hay que aceptar como esto, al igual que una persona enferma debe aceptar que tiene cáncer para tratarse de la mejor manera. Si no aceptas que tienes cáncer, no puedes recuperarte. Una vez hemos aceptado que existen musulmanes que desarrollan esta violencia justificada contra el otro, podemos hacerles frente. Son el Islam no saludable, violento y asesino.

Es necesario recordar que son minorías. Lo que quieren los violentos, los radicales, es que la comunidad musulmana, la cristiana, la internacional, lleguen a pensar que ellos representan la auténtica cara del Islam. Y no es así.

-La radicalización puede venir de interpretaciones incorrectas de los textos religiosos. ¿Cómo se podría hacer una lectura crítica y actual de los textos cristianos y musulmanes?

Las interpretaciones o las lecturas hacen mucho. Cómo leer el texto? Como revelar la enseñanza? El Islam tiene una tradición de siglos de la interpretación del Corán. ¿Que en el Corán hay pasajes de violencia? Sí, como también están en la Biblia.

Cuando lees pasajes del Antiguo Testamento en los que hay una violencia sancionada por Dios, por ejemplo en el momento de la entrada del pueblo elegido a la tierra prometida, eres capaz de leer esta violencia sin necesidad de salir a la calle a destruir los que hoy se oponen a los planes de Dios. Es así porque interpretamos con una cierta distancia entre la literalidad del texto y el lector. Podemos entender la diferencia entre autor divino, y el autor humano. Es palabra de Dios pero expresada en palabras de los hombres.

En este sentido es donde se debería hacer la reforma de lectura del Corán. Evolución que poco a poco se irá haciendo. El Corán puede ser leído como palabras de Dios expresadas en palabras humanas, con un contexto histórico y cultural que la enmarcan. Es algo nuevo y lento, que tardará. Se está considerando no sólo a nivel intelectual sino también humano. El cuarto califa, marido de Fátima, dice "el Corán es silencioso, son los hombres que lo hacen hablar". Los hombres interpretan el Corán y lo hacen hablar.

-Hay prejuicios de cristianos hacia musulmanes, y de cristianos hacia musulmanes. ¿Como los textos históricos han influido en esto?

Mis estudios se han centrado en eso, en que ha escrito el uno del otro durante la historia. Me interesa porque finalmente es lo que hemos heredado: la imagen del otro nos viene envío también a través de estos escritos. Diría que el 95% de todo lo que han escrito los cristianos de los musulmanes, y los musulmanes de los cristianos ha sido puramente polémico.

La palabra polémica viene de la palabra griega polemos que significa guerra. Guerra de palabras de religiosos, estudiosos, teólogos, intelectuales. Visión del otro como enemigo a destruir teológicamente, se quiere destrozar su religión. La religión ahora es un aspecto más privado, que pertenece más la identidad individual, pero antes era un rasgo de la identidad comunal, por eso era importante protegerla de cualquier interferencia. La polémica religiosa era parte de la guerra, al igual que los choques de los imperios en expansión.

Por parte de los intelectuales cristianos, han mostrado el Islam como una herejía, Jesús aparece como un profeta, no es hijo de Dios, no muere en la cruz ... hay una serie de elementos que los cristianos parecen una deformación.

Por su lado, los musulmanes, presentan una idea de la religión cristiana y judía también negativa. Religiones corrompidas. El cristianismo histórico no parece puro, fiel al mensaje que transmitió Dios al profeta Jesús. Y por lo tanto el cristianismo ya no tiene razón de ser. Y con la llegada del profeta Muhammad, el sentido vuelve, religión universal que viene a sustituir las otras religiones que tuvieron su razón de ser, pero deben ser sustituidas.

-¿Cómo se imagina el futuro?

Siempre mejor, a pesar de los acontecimientos que a veces nos hacen perder la esperanza. El cristiano debe ser optimista porque sabe que Jesucristo es el Señor de la Historia.

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