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Catalunya Religió

(Macià Grau –CR) Los últimos meses, el Consorcio Internacional de Medios Católicos se ha convertido en todo un referente digital con respecto a la lucha contra la desinformación sobre las vacunas para la Covid-19 entre las comunidades cristianas. Además de recopilar la información más destacada relacionada con las vacunas, el Consorcio cuenta con un equipo de expertos de todo el mundo que, cada uno desde su campo de estudio, contrasta todas las noticias y profundiza en los temas más controvertidos, que los periodistas no pueden resolver.

En el ámbito de la farmacología, una de las expertas escogidas por el Consorcio es Concepció Mestres, Decana de la Facultad de Ciencias de la Salud Blanquerna (FCS) de la Universidad Ramon Llull. Es la encargada de resolver las cuestiones técnicas relacionadas con las vacunas, como es su producción, su distribución o su eficacia.

Gracias a su amplia experiencia en el mundo de la farmacéutica hospitalaria, donde ha sido directora de farmacia del Grup Mutuam (Barcelona), y coordinadora de Calidad y Seguridad del Paciente del Hospital Sant Rafael de Barcelona, ​​entre otros, la decana de la FCS nos ayuda a entender el momento actual de las vacunas de la Covid-19, un tema que, aunque los medios hablen a diario, aunque genera muchas dudas entre la población.

DEBEMOS SER RESPONSABLES, NO SOLO POR NOSOTROS MISMOS, SINO TAMBIÉN POR NUESTRO ENTORNO

Las vacunas siempre han formado parte de nuestra vida. ¿Por qué ahora se ha generado tanta desconfianza en la sociedad?

El tema de la vacuna de la Covid-19 no es muy diferente de lo que está pasando en los últimos años con las otras vacunas. Ahora, como el impacto del coronavirus es tan grande, está todo más mediatizado y hay más ruido. Pero, el proceso y todo lo que ocurre con las vacunas no es muy diferente de lo que ya teníamos. Al principio, la gente veía las vacunas como algo maravilloso porque salvaron muchas vidas, pero los últimos tiempos se sacan aspectos negativos, y todo se cuestiona. La memoria de las personas que habían vivido el tiempo en que no había vacunas ya ha desaparecido, y la gente no puede llegar a entender la diferencia que supone vivir con o sin. Con la vacuna de la Covid-19 sólo se ha magnificado una tendencia que ya venía de antes. Parece que echamos atrás porque nos ha costado mucho llegar a tener lo que tenemos ahora, y la gente no es consciente de lo que sería un mundo sin vacunas.

Cada vez hay más familias que no quieren vacunar a sus hijos...

Sí, cada vez pasa más. Cuando salió la vacuna de la viruela, por ejemplo, nadie se planteaba no vacunarse. Es gracias a las vacunas que la enfermedad fue desapareciendo de nuestras vidas, y eso hace que no veamos el peligro, nos da una falsa seguridad. Ahora muchas familias tienen la sensación de que las enfermedades ya no existen, pero son muy peligrosas y, si reaparecieran o se reactivaran, podrían tener graves consecuencias. No debemos perder la memoria histórica. Sería como decir que queremos volver a la vida de antes de los antibióticos. Es verdad que una vacuna, como cualquier medicamento, puede tener reacciones adversas, pero tenemos que ser responsables, no sólo para nosotros mismos, sino también por nuestro entorno. Si haces un tratamiento, tú decides si lo quieres hacer, porque sólo eres tú el que cargas con las consecuencias, pero en el caso de la Covid-19 y las otras vacunas, también eres responsable de tu entorno, y esto es más grave.

¿Puede que la Covid-19 revierta esta tendencia?

De momento, por cómo la gente se está vacunando, ya se está revirtiendo un poco. ¿Que esto dure? No lo sé, porque vivimos en una época en que la gente es muy crítica, lo cuestiona todo y no sé qué memoria tendremos, si durará mucho tiempo o si seremos conscientes de todo esto.

¿Qué diría a las personas que deciden no vacunarse, no sólo por la Covid-19, sino por cualquier otro virus?

Todos los medicamentos tienen reacción adversa. Por cualquier alimento que comemos también nos puede pasar cualquier cosa. En esta vida, la seguridad cero no existe y en los ensayos que se realizan previamente y durante el proceso, puedo asegurar que todo es muy meticuloso. Uno puede tener la desgracia que le haga una reacción adversa, pero el riesgo al que te estás sometiendo si no te vacunas es mucho más alto. Por otra parte, también hemos de vigilar con el exceso de información. Soc farmacéutica hace muchos años, y reacciones adversas a los medicamentos siempre ha habido, y los farmacéuticos, los médicos, los enfermeros, recibimos las notificaciones a través de la administración, el Ministerio, el Departamento de Salud de la Generalitat, de lo que ocurre. Desde hace unos años, en el mismo momento que nos lo dicen a nosotros a menudo lo están diciendo por las noticias. Esto provoca una alarma general que a menudo es desmedida, y hace que se tienda más a hablar de los aspectos negativos de las vacunas que de los positivos.

En este sentido, ¿cómo ve el papel del Consorcio a la hora de combatir la desinformación?

Es básico que la gente tenga herramientas como la plataforma del consorcio, ya que a veces sólo por leer un titular podemos interpretar mal una noticia. Tener el seguimiento que hacen los periodistas del consorcio es muy importante porque si no, muchas fake news pasarían desapercibidas y no se podrían detectar. Tal como ha ido todo, valoro muy positivamente la labor del consorcio. Además, como es todo tan mediático, cualquier cosa la maximizamos de una manera brutal y, a veces, no es necesario.

¿Y el papel del Vaticano en la campaña de vacunación?

Para la gente que es creyente es básico que el papa Francisco haya salido para defender las vacunas, porque la gente le tiene confianza y también tenía muchas dudas morales al principio de la campaña.

¿Ha echado en falta que los líderes políticos cogieran más reponsabilidad en este aspecto?

Con los políticos es más complicado porque han de transmitir la información correctamente y, a veces, dicen demasiado y no miden el mensaje que dan, además de que la mayoría ya están etiquetados. En cambio, el Papa es una persona que merece confianza porque es todo un referente. En la política no hay tanta credibilidad.

NO SE PUEDE CASTIGAR LAS EMPRESAS SIN PODER COBRAR LAS PATENTES DE LAS VACUNAS

Un tema que ha generado mucha polémica es el de las patentes de las vacunas de la Covid-19. Algunos presidentes, como Biden, han llegado a decir que se deberían suspender temporalmente ...

El proceso de producción de la vacuna de la Covid-19 no es diferente al del resto de medicamentos. Son procesos muy largos y caros. Hace 50 años era difícil, pero ahora lo es más porque queremos asegurar más la seguridad y pedimos más cosas al fabricante. Esto hace que desarrollar un medicamento implique un proceso brutal de inversión, que luego hay que recuperar. ¿Qué pasa? Que quienes tienen recursos para hacerlo son las multinacionales farmacéuticas que invierten millones y millones y, aún así, a veces pueden estar cinco años trabajando y luego tener que tirar el proyecto a la basura. Es un problema porque el precio final limita el acceso de las vacunas a las personas.

¿Qué solución se podría plantear para que las vacunas llegaran a todo el mundo?

Quizás deben ser los gobiernos los que faciliten el acceso a las vacunas, pero no se puede castigar a las empresas sin poder cobrar las patentes de las vacunas porque, si no, ya no producirían más medicamentos. La mayoría son empresas privadas, salvo en algún país donde hay una empresa del Estado. Pero, en general, quienes llevan este proceso son las multinacionales farmacéuticas con accionistas que quieren un rendimiento. La única solución posible es que los países con más recursos puedan ceder sus vacunas en los países más pobres. Sin embargo, esta situación ya se ha vivido anteriormente y a veces ha habido problemas políticos, de mafias, de falsificaciones... Está el tema de la producción del medicamento y el tema que realmente llegue a las personas que lo necesitan. Las ONG son una garantía de que llegue a toda la población, pero en el medio hay muchos intereses y no es fácil.

La responsabilidad, por lo tanto, debe recaer en los países con más recursos?

Sí, pero luego habría que asegurar que el medicamento o la vacuna llegue a la gente a la que debe llegar.

CATALUÑA ES UN LUGAR PUNTERO A NIVEL DE INVESTIGACIÓN FARMACÉUTICA EN EUROPA

¿Puede que la pandemia cambie el sistema farmacéutico que tenemos en la actualidad?

El sistema actual y todas las empresas multinacionales, que llevan muchos años haciendo investigación, han permitido que ahora que ha llegado una emergencia le hayamos podido dar respuesta. En Cataluña, hemos podido ver cómo el Instituto Químico de Sarriá, de nuestra Universidad, está desarrollando una vacuna para combatir la Covid-19, pero los medios que tienen no son los mismos. La inversión de dinero, con medios materiales y personales que se necesitan para producir los medicamentos y las vacunas hacen que sólo estas grandes empresas puedan estar al frente de la investigación y la producción. Pero Cataluña es un lugar puntero a nivel de investigación farmacéutica, con una industria importante dentro de Europa, y esto ha quedado patente con la pandemia del coronavirus.

Y en cuanto al sistema farmacéutico mundial, ¿podemos sentirnos seguros?

Cada país es muy variable, el nuestro, el americano es otra historia, los países pobres que no tienen nada o muy poco. Estamos hablando de la red general de seguridad que incluye todos los países del mundo, y están al tanto de lo que ocurre. La tarea de farmacovigilancia, con la OMS, llega a todas partes. En nuestro país, tenemos un sistema de farmacovigilancia que funciona muy bien, tenemos la Agencia Europea, la Española, la OMS... hay una cadena que funciona desde hace muchos años en la que están los profesionales sanitarios y los de consumo. En el momento que hay algún problema se avisa a las autoridades y se toman decisiones de forma rápida. Se puede estar tranquilo en este aspecto. La seguridad al 100% no existe, pero con el sistema que tenemos todo funciona muy bien. Estamos totalmente informados en cualquier momento y el médico puede avisar a sus pacientes, está todo muy bien regulado.

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