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Por Josep Gallifa .

En la entrada anterior tratábamos del modelo de la escuela pública y también hemos hablado de la contribución del Secretariat de la Escola Cristiana en el momento de la aplicación de la LOGSE. ¿Pero cómo surgió el modelo de la Escuela Cristiana? ¿Cómo evolucionaron los colegios religiosos hasta el modelo de la Escola Cristiana que conocemos?

Ya habíamos tratado anteriormente de la notable presencia de órdenes religiosas dedicadas a la enseñanza en Cataluña, muchos colegios a los que hay que añadir también la red de escuelas parroquiales. Con los inicios de la democracia, desde la laicidad (a veces transformada en laicismo) parte de las opciones políticas y la opinión pública habían decidido ir contra la aportación de los colegios religiosos, continuando el dinamismo que hemos ido explicando.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que en los años 50 se fundaron por parte de órdenes religiosas muchas escuelas de formación del profesorado en toda España para formar a los maestros de los colegios. Los/las estudiantes de estas escuelas eran inicialmente religiosos y religiosas, pero después fueron escuelas también abiertas a estudiantado laico. Como elemento significativo en Cataluña cabe decir que en 1970 se unieron tres de estas escuelas: La Escuela de La Salle de Cambrils, la Escuela de los Salesianos San Juan Bosco de Sentmenat y la Escuela del Sagrado Corazón del Arzobispado de Barcelona para formar la Escuela Universitaria de Formación del Profesorado Blanquerna (que se creó en el momento oportuno para empezar a formar a los maestros y maestras para aplicar la Ley Villar Palasí de 1970). Pues bien, en 1976, siendo el P. Francesc Riu responsable de la Formación Permanente Blanquerna, organizó el congreso participativo "La Escola Cristiana que volem". En este congreso de amplia participación, con varias sesiones, se definió conjuntamente el modelo de la Escola Cristiana a partir de las discusiones de todos los participantes, en un clima de optimismo e ilusión, propio de aquellos años. Era un nuevo modelo de escuela, un proyecto de futuro. Quizás se podía ir contra los colegios religiosos, pero no se podía ir contra la Escola Cristiana porque era un ideal, algo que todavía no existía. Pero sí estaba en el propósito de los participantes, representantes de muchas escuelas cristianas de Barcelona y de Cataluña. En la clausura de las sesiones el Cardenal Narcís Jubany, Presidente de Blanquerna, propuso la creación del Secretariat de l’Escola Cristiana y nombró al P. Francesc Riu como Secretario General.

La Escuela Cristiana entendía el cristianismo de forma abierta y conciliar, en aplicación de las ideas personalistas que también formaban parte de la ley de 1970, apostaba por una pedagogía activa y reflexiva, en coeducación, con valores democráticos y catalana, anticipándose y en sintonía con la opción que haría también el conjunto del país. Una escuela respetuosa con el sistema público basada en la libertad de elección de las familias y colaboradora con las administraciones. También previsora y anticipada. En el momento de la LOGSE de 1990 l’Escola Cristiana y Blanquerna estuvieron preparadas por la formación del profesorado para aplicar los nuevos currículos. La Escola Cristiana fue en aquellos años pedagógicamente avanzada, contribuyendo a la formación de maestros y desde la Escola d'Estiu Blanquerna a la renovación pedagógica.

Las diversas órdenes religiosas desarrollaron este modelo de la Escola Cristiana con diversos acentos y dando en general un papel progresivamente más decisivo a los laicos. Ya hemos expuesto cómo, por un problema de falta de financiación, la escuela concertada recibe menos recursos de los que serían necesarios, lo que hizo que tuvieran que buscarse fórmulas para completar la financiación por parte de las familias. También el Departamento de Enseñanza ha venido regulando las condiciones para la renovación de los conciertos educativos en aplicación de la LODE, con etapas más favorables y etapas de mayores dificultades para las escuelas concertadas. Con todas las dificultades, hubo en Cataluña la singularidad de un modelo compartido de Escola Cristiana. Ha sido un modelo de éxito.

Digamos para finalizar que la insuficiencia del modelo de financiación no ha sido exclusivo de las escuelas cristianas. Los otros centros, agrupados desde hace años en la Confederació de Centres Autònoms d’Ensenyament de Catalunya o también en la Agrupació Escolar Catalana, han tenido las mismas problemáticas.

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