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Hace una semana, los cinco países llamados "emergentes" han vuelto a reunirse para intentar marcar la agenda del mundo. Son los BRICS, Brasil, Rusia, China, India y África del Sur. Estos países viven al margen de la crisis económica de los países occidentales, con incrementos muy notables de sus PIB respectivos y con una estabilidad política persistente. Con regímenes democráticos en la India, Brasil y África del Sur, medio autoritarios, como Rusia o autoritarios, como China. Todos ellos con economías relativamente abiertas y capitalistas y con un gran desafío: la gran desigualdad en el interior de cada país. Estos países han crecido mucho, pero, en su conjunto, no han sido capaces de distribuir ese crecimiento de manera equilibrada.

A pesar de tener tendencias políticas diferentes, bajo la presión de China y Rusia, parece que quieran adoptar un posicionamiento político frente a los países del hemisferio norte. Un "sur" que quiere recordar a los Estados Unidos y la Unión Europea que ellos también quieren estar presentes en la gobernanza del mundo, y que este es un mundo que ya no está sometido a una o dos potencias.

Precisamente, estos días también hemos visto la nueva crisis de Chipre y la Unión Europea. Los países anglosajones, y de manera especial la City de Londres, utilizan el acrónimo PIGS-que en inglés significa cerdos-para nombrar de forma despreciativa los países del sur de Europa (Portugal, Italia, Grecia y España). Estos PIGS han sido convertidos en PIGSC, con la incorporación de Chipre a la crisis de los países del sur de la Unión. El descenso de la banca de Chipre ha protagonizado la penúltima crisis de la Unión Europea, y el ejemplo de la precariedad de sus instituciones. Quizás convendría exigir a las instituciones comunitarias un poco más de seriedad y menos dependencia de la Alemania de Merkel. ¡Basta ya!

¿Cómo puede ser que un país como Chipre pueda desestabilizar la zona euro y la propia Unión Europea? ¿Cómo puede ser que cuando la banca de Holanda, Bélgica o Gran Bretaña se hundió en el año 2009 todo fueran ayudas para evitar la caída de los bancos y ahora quieran imponer medidas contra los ahorradores? La política ultraliberal de Merkel, con la ayuda inestimable de los especuladores de la City de Londres, está destrozando el proyecto de la Unión Europea. Y todo ello ante la impotencia y el desgobierno del sur, la incapacidad de Hollande, el silencio subsidiado del este, la conformidad de los países del norte de Europa y la pasividad de la gran mayoría de los europeos. No convendría decir ya, de manera clara: "¡No queremos una UniónEuropea alemana!"?

Organizan los BRICS y se intuye una nueva gobernanza del mundo y los europeos seguimos ausentes, incapaces de responder a la nueva situación. ¿No será ya el momento de solicitar, si queremos continuar en la Unión Europea, un modelo de gobierno más representativo y la elección directa de un presidente de la Unión Europea con autoridad?

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