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Imagen eliminada.Sí, de acuerdo, a Francesco le encanta el fútbol, ​​tanto o más que el tango. Ahora bien, de aquí a que el presidente del gobierno español Mariano Rajoy le regale al Papa una camiseta de "La Roja", la selección española de fútbol, ​​después de la primera audiencia privada en el Vaticano, va un buen trecho. Demuestra poca sensibilidad hacia las posibles preferencias personales de Francesco -sin duda, hacia la selección de su país, Argentina-, y es un regalo que simboliza que Rajoy, en realidad, tiene poco que decirle al papa. De hecho, Francesco lo único que ha comentado al recibir el nacionalísimo regalo es que a él ya le regalaron hace poco otra camiseta -más querida y que ha sido regalada, por tanto, con toda la lógica: la del club de fútbol del que es socio, el Atlético San Lorenzo de Almagro, de Buenos Aires.

Rajoy, hace menos de un mes, admitía en privado que la elección del nuevo papa no le despertó ninguna emoción, ni buena ni mala. Lo dijo ante un grupo de periodistas y se quedó tan ancho. Tan sencillo que hubiera sido decir alguna banalidad para salir del paso, del tipo: "ah, sí, parece que aportará muchas novedades a la Iglesia, ¿verdad? Lo seguiremos con interés". Pero si Rajoy no ha aprendido ningún idioma después de ocho años preparándose para presidir el Gobierno desde la oposición, no le podemos pedir que se aparte de la pigricia mental para buscar algún comentario sobre una elección papal que ha despertado tantas expectativas entre católicos de todo el mundo.

Del contenido de la reunión, Moncloa no ha querido informar, pero sí que lo ha hecho la Santa Sede, que explica en un comunicado, entre líneas, algunas cosas interesantes. La primera, obvia, es remarcar el papel de colchón que tantas instituciones católicas, como Cáritas, están haciendo para amortiguar la crisis entre los sectores más afectados. En un país fundamentalmente anticlerical como España, es bueno recordarlo.

La segunda, es que se ha tratado de la situación "político-institucional actual del país", es decir, de Cataluña, entre otros. Sin duda, el gobierno español intenta que la Santa Sede juegue a favor de sus intereses para frenar el movimiento independentista. Pero el Vaticano no se mete más que para pedir algo que por ahora no ha ofrecido nunca Rajoy de verdad: diálogo. El comunicado de la Santa Sede subraya al titular "la necesidad de diálogo entre todos los componentes de la sociedad, basado en el respeto mutuo y que tenga en cuenta valores como la justicia y la solidaridad en la búsqueda del bien común". Lo dice de manera suave, pero lo dice -los comunicados vaticanos siempre son muy "delicados". Una petición dirigida también, naturalmente, a las instituciones catalanas. Pero en primer término, dirigida a la persona que ha venido a Roma a regalarle una camiseta de la Roja a Francisco, Rajoy. Otra cosa es que el presidente español se de por aludido.

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