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Los israelitas están en Moab, al este del Mar Muerto. Han deambulado cuarenta años por el desierto bajo el liderazgo de Moisés, y se enfrentan a dos cambios significativos. Una es que Moisés morirá pronto, sin haber entrado en la Tierra Prometida. La segunda es que el pueblo pronto cruzará el río Jordán para entrar en la Tierra Prometida. A finales del libro del Deuteronomio, Moisés les transmite su sabiduría en el lecho de muerte.

En el capítulo 28, Moisés ha prometido bendiciones si los israelitas obedecen los mandamientos de Dios (28,1-14). Luego les advierte de las consecuencias que conlleva la desobediencia (28:15-68).

Sigue el capítulo 29 con un llamamiento a renovar la alianza con el Señor y les recuerda el viaje milagroso que habían hecho de Egipto hasta Moab y la victoria sobre los reyes que querían atacar a Israel. Les recuerda la idolatría de las naciones por las que han pasado y les advierte que el Señor castigará a los idólatras.

En el capítulo 30, comienza diciéndoles que se conviertan (hebreo: sub, volver/convertirse) al Señor con todo el corazón (v:2) y el Señor les renovará la vida (v:3). Promete que el Señor les llevará a la Tierra Prometida (v,5) y circuncidará sus corazones (v,6) y maldecirá a sus enemigos (v,7) y recuerda que escuchar al Señor y cumplir los mandamientos garantiza la prosperidad ( vv.8y 9). Y aquí es donde comienza el texto de la primera lectura de hoy (Dt 30, 10-14). Los capítulos 28 y 29 son bastante negativos en su tono porque advierten a Israel de las consecuencias de la desobediencia y hace un llamamiento a la obediencia. Ahora Moisés espera que los israelitas escuchen y vuelvan al Señor a fin de disfrutar de sus bendiciones. Aunque, según el texto, Moisés pronuncia las palabras en Moab, cabe pensar que el texto fue escrito -al menos retocado- después de la experiencia del exilio.

El verbo hebreo ”shub” es clave en el texto que precede a nuestra lectura que aparece en el v.10. Es un “término – concepto” fundamental de la teología deuteronomista. El redactor del texto anida la esperanza, en lo profundo de su corazón, de que Israel, volviendo/convirtiéndose de sus pecados volverá a ser el pueblo de Dios. Está convencido de que el regreso a Dios prepara el retorno del exilio y que retornando a Dios, Él devolverá su mirada hacia Israel. Valiéndose del verbo volver / convertirse establece una red de relaciones entre el convertirse de los pecados, volver del exilio y el devolver a Dios a fijarse en Israel.

El estilo con el que está escrito el texto nos lleva a establecer vínculos con la literatura sapiencial. De hecho existe una estrecha relación entre ley y sabiduría. Así lo enseña el mismo Deuteronomio: “Mirad: el Señor, mi Dios, me ha mandado que os enseñe estos decretos y estas prescripciones para que los cumpláis ... Guardadlos y cumplidlos. Si lo haceis así, todos los pueblos os tendrán por sabios y sensatos. Cuando oirán hablar de todos estos decretos, dirán: "¡Qué sabiduría y qué juicio tiene esta gran nación!" (Dt 4,5-6) "La ley desborda de sabiduría" dirá el Sirácida (24,25, también Ba 4,1). La auténtica sabiduría es el conocimiento de la ley; "quien hace suya la ley, obtiene sabiduría” dirá también el Sirácida (15,1). A semejanza de la sabiduría que se hace presente en la tierra (Ba 3,38) y que se ofrece como un regalo (Pr 8), la ley también se ofrece en tanto que, como dice nuestro texto, es fácil de encontrar.

"La palabra está muy cerca de ti". Los rabinos admitían la ley escrita y la ley oral. Algunas escuelas rabínicas consideraban que ambas tenían el mismo valor porque ambas provenían de Moisés. Después del exilio, la ley oral tomó mucha fuerza (Ne 8,7). En un tiempo donde no había internet, ni imprentas, ni fotocopiadoras ni editoriales que reproducen los textos a miles, la transmisión oral de los textos tenía un papel de primer orden. La gente no sabía leer ni tenía una copia personal y escrita de la ley por eso la ley oral permite que el autor del texto pueda decir: la ley la tienes cerca. La proclamación oral comporta la memorización, la memorización la interiorización y ésta hace que la ley quede grabada en el corazón y esto está en perfecta sintonía con el profeta Jeremias (31,33) cuando dice: “Pondré mi ley en su interior, la escribiré en su corazón”. De ser escrita en tablas de piedra (Ex 31,18), la ley ahora quedará grabada en el corazón de las personas.

Domingo 15 durante el año 10 de Julio de 2022

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