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Comentario a la segunda lectura del domingo 6º durante el año A.

Estos domingos leemos en la segunda lectura de las celebraciones eucarísticas fragmentos de la 1a. carta de Pablo a los Corintios. Concretamente hoy corresponde leer un pequeño fragmento (1 Co 2, 6-10) del capítulo 2º donde sigue explanando el contraste que introdujo en 1,18-31. Por un lado está la sabiduría humana que los griegos valoran y por otra la cruz de Jesús que es poder y sabiduría de Dios para todos los que son llamados (1,24).

Pablo habla dirigiéndose a los perfectos. ¿Quiénes son estos perfectos?. Algunos comentaristas opinan que cuando Pablo habla de los perfectos se refiere a aquellos miembros de la comunidad que, al estilo de los griegos amantes de adquirir la sabiduría con sus capacidades y esfuerzos intelectuales, piensan que pueden conseguir la sabiduría con sus propios recursos.

Otros (y parece que el sentido del término va por ahí) ven que Pablo, atendiéndonos a lo que expondrá más adelante (1Co 3,1) hace una distinción entre los “nêpoi”, niños en Cristo, principiantes en la vida espiritual y los "teleios", perfectos, los cristianos adultos en Cristo, espiritualmente maduros. Los primeros, si bien han recibido el Espíritu en el bautismo y lo poseen, no pueden ser considerados como hombres espirituales porque tanto en la forma de pensar como de actuar se comportan según la carne, viven esclavizados por los elementos del mundo. El “teleios”, el perfecto es incondicionalmente dócil al Espíritu que habita en él y se deja guiar por el impulso de este Espíritu. Pablo piensa que son éstos quienes pueden entenderlo y adquirir la sabiduría de Dios.

Quienes dominan el mundo no conocen la sabiduría de Dios. Se puede pesar que Pablo se refiere a la “potencia, autoridad y poder” contrarios al Reino de Dios mencionados en la misma carta (15,24) o los elementos que nos pueden separar del amor de Dios tal y como dice en la carta a los Romanos (8,38) o el príncipe de este mundo de que habla Juan (12,31). Sin embargo, en nuestro pasaje Pablo alude a los grandes y poderosos de la tierra; en todo caso son las potencias adversas o los espíritus del mal los que han influenciado en sus representantes: los poderosos de la tierra entre ellos tienen un lugar los que crucificaron a Jesús. Ni los poderes adversos ni los que crucificaron a Jesús conocían el plan salvífico de Dios. Si lo hubieran conocido se habrían dado cuenta de la ineficacia de su actuación. No podían ver en modo alguno que en Jesús se revela el plan salvador y liberador que Dios tenía proyectado llevarlo a cabo desde siempre. Sólo la sabiduría de Dios puede hacer posible ver en la muerte de Jesús una realidad que trasciende al simple hecho histórico.

La sabiduría de Dios no puede ser más que un don otorgado por el Espíritu que proporciona al perfecto una comprensión profunda del misterio presente en la persona de Jesús. De la misma forma que Pablo hace una distinción entre la sabiduría de los hombres y la sabiduría de Dios también establece una distinción entre el espíritu de los hombres o del mundo y el Espíritu de Dios (1Co 2,12) y es éste el que puede otorgar la sabiduría de Dios.

Pablo insiste en afirmar que la sabiduría de Dios está escondida y lo hace con una cita que, tal y como aparece en nuestro texto, no se encuentra en el Antiguo Testamento. Pablo usa con mucha libertad un texto de Isaías que dice: “Nunca se ha oído decir; ninguna oreja ha oído ni ningún ojo ha visto nunca a otro Dios, fuera de ti, que favoreciera así a quienes confían en él” (64,3) o quizás se vale de un texto rabínico o de la literatura apócrifa. Lo que quiere dejar claro es que si la sabiduría de Dios está escondida sólo puede conseguirse por una revelación del Espíritu.

Espíritu en hebreo es “ruah”, aliento, viento. El viento se mete por todas partes, penetra rincones y rendijas aparentemente inaccesibles. Esta imagen vale para expresar que el Espíritu de Dios penetra dentro de lo más inaccesible de Dios y puede darlo a conocer a aquellos que están abiertos a su don ya su acción.

El domingo 6º durante el año. 12 de Febrero de 2023

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