Habeis sido resucitados

Comentario en la segunda lectura del Domingo de Resurrección

El capítulo tercero de la carta de la escuela de Pablo a los Colosenses inicia la parte moral de la carta. El autor aplica la doctrina expuesta hasta ahora a la vida de cada día del creyente. Recuerda a los colosenses su nueva condición de resucitados en Cristo lo que les exige vivir orientados hacia las cosas del cielo y desnudarse cada día más del hombre viejo y revestirse del hombre nuevo. En la segunda lectura de este domingo de Resurrección leemos los cuatro primeros versículos de este capítulo (Col 3,1-4), muy apropiados con respecto al tema de la resurrección.

El texto comienza afirmando "Habeis resucitado en Cristo". Esta expresión la encontramos en la misma carta (2,12) y también en la carta a los Efesios (2,6). La expresión sorprende porque en las cartas auténticas de Pablo la resurrección se presenta como un hecho futuro. "Y si nosotros hemos estado unidos a él por esta muerte parecida a la suya, también lo estaremos por su resurrección" (Rm 6,5); “Y Dios, que resucitó al Señor, también nos resucitará a nosotros con su poder” (1Co 6,14); "la trompeta tocará y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados" (1Co 15,52); “Sabemos que quien resucitó a Jesús, el Señor, también nos resucitará a nosotros con Jesús y nos llevará junto a él junto con vosotros” (2Co 4,14).

Seguramente el autor de Colosenses tiene muy en cuenta el texto de Pablo donde se explica que en el ritual del bautismo el bautizado, asociado a la muerte y resurrección de Cristo, ha muerto dejando una vida que tenía antes de unirse a Cristo y ha resucitado a una nueva vida (Rm 6, 4-11).

El paso de muerte a vida queda simbolizado en el ritual del bautismo. Existe un antiguo ritual que consiste en pasar un río de un lado a otro de sus orillas. En el traspaso, el agua cubre a quien practica el ritual hasta tal punto que llega a sumergirlo totalmente. Se conoce como ritual de tránsito, es decir, paso de una situación a otra y frecuentemente son usados para indicar el paso de la edad infantil a la edad adulta. El simbolismo de este ritual pone de manifiesto que quien lo practica abandona una determinada situación para empezar a vivir otra nueva, muere la infancia y comienza a vivir la edad adulta.

Muy probablemente Pablo tiene presente este ritual cuando escribe la carta a los Romanos. El bautismo es el ritual de tránsito que nos hace pasar de la muerte a la resurrección. Recordemos que en las primeras comunidades cristianas el bautismo era una inmersión total del catecúmeno en las aguas bautismales. La entrada en el agua es como una muerte, la salida es una resurrección. La situación que se abandona es una situación de muerte, pero no de muerte biológica, sino una muerte mucho más grave, la muerte del pecado. La realidad que nace es una realidad de vida garantizada por la asociación con la resurrección de Jesús. El autor de Colosenses ve que la nueva vida asociada a la resurrección de Cristo es tan indiscutible que puede afirmar con toda propiedad que el creyente ya ha resucitado.

Los que han resucitado en Cristo deben poner el corazón en las cosas de arriba. Resuena aquí una concepción mítica del espacio: cielo, tierra, infierno. Textos pitagóricos del siglo I aC. ven el mundo terrenal como inestable, insalubre y mortal, por el contrario el mundo superior es puro, inmortal y divino. Los creyentes bautizados – resucitados entienden que el mundo terrenal no es la meta y el sentido de su vida. La característica más importante del mundo superior, según el creyente, es que en él Cristo está sentado a la derecha de Dios y esto implica intercesión por los hombres y soberanía sobre todos los enemigos en especial el gran enemigo que es la muerte.

El autor de la carta a los Colosenses interpreta inequívocamente la resurrección como exaltación, es decir resurrección no es tanto la superación de la muerte (lo que sin duda está implícito en ello) sino penetración y participación del mundo de Dios.

Domingo de Resurrección 9 de Abril de 2023