Pasar al contenido principal

Como es tradicional, leemos en el evangelio de este primer domingo de cuaresma el relato de las tentaciones de Jesús. Este año ( ciclo C) corresponde leer la versión de Lucas (Lc 4,1-13). El relato de las tentaciones es el último tramo de un gran prólogo con el que Lucas inicia su doble obra. Empieza con los relatos de infancia, sigue con la predicación del Bautista y la importante escena del bautismo de Jesús, continúa con la genealogía de Jesús y termina con dicho relato de las tentaciones. Que éste esté en el prólogo significa que el hecho de las tentaciones que describe impregna la totalidad de la vida y la muerte de Jesús. Que las tentaciones estén concentradas en un solo episodio no significa que no estén presentes en toda la trayectoria histórica de Jesús. Lo vemos cuando la gente pide una señal (Lc 11,16) a Jesús, es decir, un hecho espectacular que les deje convencidos del tipo de mesianismo que ellos esperan y que Jesús, todo lo contrario, no quiere en modo alguno. En la cruz (Lc 23,35), antes de la muerte, se repite la tentación; las autoridades retan a Jesús que se desclave de la cruz, les deje boquiabiertos y convencidos de que el mesianismo de Jesús está en la línea de lo que ellos esperan. La demasiado frecuente lectura de forma histórica del hecho ha llevado a olvidar la dimensión simbólica y tipificante del episodio. El relato no es un hecho histórico, pero apunta a la realidad histórica de la tentación muy presente, eso sí, en toda la vida de Jesús (Hb 4,15; 5,2). La oposición a la predicación y al mensaje de Jesús acompañada de hechos liberadores fue tan grande y fuerte que Jesús podría sentirse continuamente tentado a usar el poder como Hijo de Dios para vencerla y destruirla.

Diablo, diábolos en griego es la traducción de la palabra hebrea satán que significa acusador, adversario, seductor. Es en este sentido que se encuentra en el Antiguo Testamento en Jb 2,1ss. Zac 3,1ss. 1 Cr 21,1. En el judaísmo tardío, sobre todo en aquel influenciado por la literatura apocalíptica encontramos una tendencia que convierte satán en la cabeza de un reino hostil y en el principio absoluto del mal, se encarga de hacer el mal en el mundo y de arrastrar a la humanidad hacia el mal con todo tipo de recursos. Lucas afirma en el libro Hechos de los Apóstoles que Jesús pasó curando a todos los oprimidos por el diablo (10,38). La iconografía del arte occidental (juicios finales, representaciones teatrales...) se ha encargado de difundir esta visión de la que es necesario liberarse al leer el texto de Lucas que nos ocupa. En el Nuevo Testamento personifica la oposición frontal entre el y Dios. En virtud de esta oposición, considerándose príncipe de este mundo, reclama por él el honor que corresponde a Dios tal y como se ve en el pasaje de hoy. Personifica todo lo contrario al proyecto liberador de Jesús.

El diablo dice a Jesús: "Te daré toda la autoridad y la gloria de estos reinos, me la han confiado a mí y yo la doy a quien quiero". Lucas no dice quien ha dado al diablo toda la autoridad y la gloria. Una posibilidad es relacionarlo con el libro de Job; en este libro, Dios pregunta a Satán: “¿De dónde vienes?” y éste responde: “De dar vueltas por la tierra y recorrerla” (Jb 2,2). Si hace esto, se supone que tiene un dominio sobre la tierra. Además, Dios pone a Job “en las manos” del acusador, indicativo también de poder y de dominio. La propuesta es plausible pero no parece suficientemente sólida. La otra es considerar lo que se llama “pasivo divino”; la construcción en pasiva entiende que el sujeto actor es Dios. No parece lógico que Dios haya dado un poder para ir contra Él. La más probable, a nuestro entender, sería considerar, como dice el evangelio de Juan, el diablo como príncipe de este mundo (12,31; 14,30; 16,11). Entonces él tendría poder sobre ese mundo porque el mundo se lo ha dado. Todos los poderes bélicos, económicos y políticos que oprimen y destruyen a la persona humana son los que adoran al diablo como contrapoder del poder del Reino de Dios que ha empezado a implantar Jesús.

Si eres Hijo de Dios. El título de Hijo de Dios ya ha aparecido anteriormente en la narración de Lucas (1,32.35), pero parece que aquí es una clara referencia a la voz del cielo que se ha oído en el bautismo de Jesús. La expresión, puesta en boca del diablo, es un reto en la voz del cielo, como si quisiera decir: ahora veremos si lo que dice esta voz es verdad. El diablo quiere poner a prueba la condición filial de Jesús respecto al Padre. El diablo, oponente que desafía a Jesús, intenta frustrar el proyecto de Dios de liberación. Lo volverá a intentar en la cruz (Lc 23,35), pero la fuerza del Reino de Dios le hará perder la batalla.

Domingo 1º de Cuaresma. 6 de Marzo de 2021

Us ha agradat poder llegir aquest article? Si voleu que en fem més, podeu fer una petita aportació a través de Bizum al número

Donatiu Bizum

o veure altres maneres d'ajudar Catalunya Religió i poder desgravar el donatiu.