Control de calidad

En una de las lecturas de la Vigilia Pascual se lee el conocidísimo relato del sacrificio de Isaac (Gn 22, 1-18) que permite ser captado desde muchas ópticas y permite muchas interpretaciones. Seguramente fue un relato independiente, muy bien construido que se insertó en las narraciones patriarcales sobre Abraham e Isaac. En su redacción más antigua era una narración legendaria de tipo cultual, vinculada a un santuario que explicaba como el gran dios había salvado la vida de un niño que estaban a punto de sacrificar y, en vez del niño, se había sacrificado un animal; desde entonces los sacrificios humanos habían desaparecido de aquel lugar de culto. El nombre del santuario, ligado a esta leyenda, se ha perdido, lo que sí sabemos, es el rechazo de Israel a los sacrificios con niños que practicaban los cananeos. Lo advierte claramente el libro del Deuteronomio: "Estas naciones, en sus cultos, hacen todo tipo de ritos que el Señor abomina y detesta: incluso queman sus hijos y sus hijas en honor de sus dioses" (.12, 31 y también 18,9-10). Se ve claro en la crítica a las prácticas de los reyes de Judá, Acaz y Manasés (2Re 16,3; 21,6) y los rechazan los profetas Jeremías y Ezequiel (Jr 32,35; Ez 16,20; 23,37.39) .
El relato permite ser leído desde la experiencia del exilio. Como se explica el gran fracaso que representa el exilio? Cuando Israel se ve abrumado por las potencias extranjeras, parece que Dios vaya en contra de su propio pueblo, de manera similar parece que Dios se enfrente a Abraham cuando le pide algo abominable y en contra de lo que tantas veces le había prometido. Israel experimenta lo que podríamos llamar "el fracaso aparente": cuando todo parece perdido, cuando no aparece la solución por ningún lado, en el último instante emerge la intervención milagrosa y decisiva de Dios que salva de una manera inesperada. Vista la experiencia del exilio, el relato del sacrificio de Isaac, la posible muerte de un niño, da a entender que hay desgracias mucho mayores de las que Dios puede salvar, porque el exilio es la muerte de todo un pueblo.
Lo más impactante del relato es la fe, obediencia y disponibilidad de Abraham. El narrador nos informa que Dios puso a prueba a Abraham. Es una expresión que encontramos repetida en la Escritura: "Dios os quiere poner a prueba para saber si le amáis con todo el corazón y con toda el alma" (Dt 13,4), también a Jueces 2,22 y 3 , 4. No es que Dios se deleite jugando con Abraham a ver si sucumbe en la infidelidad. Poner a prueba debe leerse en el sentido de comprobar la calidad de la fe de Abraham. Un producto que pasa un control de calidad significa que está en perfectas condiciones. Dios quiere saber en qué estado está la fe de Abraham.
Para Abraham la demanda de Dios resulta incomprensible. El hijo que Dios le había dado, lo que había costado tanto conseguir, lo que tanto amaba, el único que podía satisfacer la promesa hecha tantas veces de ser padre de un gran pueblo, ahora debía ser devuelto a Dios, siendo ofrecido en sacrificio. Parece que Dios se ría de Abraham; por qué tanto lío para llegar a aquí ?. Para Abraham representa un abandonar el pasado, todos los esfuerzos no han servido para nada y también renunciar a toda posibilidad de futuro. Como se lo hará Dios ahora para cumplir su promesa y darle una descendencia? Aquí radica la fe de Abraham. Hacer tres días de camino, significa que tiene tiempo para pensar en ello y hacerse atrás, pero piensa que a Dios no se le pueden pedir explicaciones y que es capaz de dar salida a una situación que aparentemente no tiene ninguna.
Con posterioridad, el cordero que muere en vez de Isaac, será comparado con el cordero de la cena de pascua, cuya sangre permite que los israelitas no mueran y puedan huir de la opresión del faraón. Las comunidades cristianas verán en el cordero una prefiguración de Jesús, el Cordero de Dios que muere para dar a todos la vida.

Vigilia Pascual. 16 de Abril de 2017