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La segunda parte del libro del profeta Isaías también conocida como Deuteroisaías habla a los exiliados en Babilonia anunciándoles el final de la deportación y, sobre todo, animándoles al regreso a la tierra de Israel. De este libro leemos un fragmento en la primera lectura de este domingo (Is 43,16-21)

El texto litúrgico recoge un oráculo de este anónimo profeta y comienza con las palabras: "eso dice el Señor". Es una forma habitual en la literatura profética usada para indicar que se inicia un oráculo. Después de esta introducción sigue una referencia al evento del éxodo. Siempre el recuerdo del éxodo es para Israel un recuerdo fundamental. Los textos bíblicos se refieren a él muchísimas veces. En el libro del Segundo Isaías es uno de los temas estrella. La experiencia del exilio lleva a reflexionar sobre el éxodo desde una nueva perspectiva: si el Señor fue capaz de arrancar a su pueblo de la opresión de los egipcios, debe ser capaz también de sustraerlo de la opresión babilónica. Hablando del éxodo el texto dice que el Señor abrió un camino en medio del mar y estableció un paso de tierra seca; ahora será al revés, el camino se abrirá en medio del seco desierto y habrá abundante agua para que el pueblo no pase sed.

“He aquí que ahora hago algo nuevo” (v.19). El “he aquí” es una interjección que a menudo en los textos bíblicos se coloca para llamar la atención del oyente o lector. Los escritos antiguos no tenían el subrayado y ésta era una manera de subrayar determinadas frases. Algo nuevo significa que, a pesar de las similitudes con el éxodo, el retorno del exilio, según el profeta, será una realidad radicalmente nueva. Lo da a entender usando los verbos que aparecen en Génesis en los relatos de creación del mundo “asá” (hacer Gn 1,7.11.12.16.25.26.31) y la creación del hombre “yatzar” (formar Gn 2,7.8 ).

"No recordéis más los hechos pasados, no sigáis pensando en las cosas antiguas" (v.18). Israel siempre ha meditado su pasado, ya hemos dicho que el éxodo es un recuerdo constante en los textos bíblicos. El recuerdo de esta liberación siempre ha dotado de fuerza para hacer frente a las duras y constantes contrariedades que Israel ha experimentado a lo largo de su historia. Pero no es aconsejable anquilosarse en el pasado sino que es necesario mirar hacia el futuro. Es cierto que entre las dos liberaciones existe una línea de continuidad, pero el éxodo de Babilonia superará en esplendor y gloria a la liberación de Egipto. Mirar al futuro es dejar de lamentarse inútilmente por los pecados cometidos. Babilonia es el pasado; ante la tentación de instalarse en una deportación que ya puede ir bien, mirar al futuro es ilusionarse por el regreso a la tierra, para empezar de nuevo.

“Los animales salvajes, chacales y avestruces me glorificarán” (v.20). Para explicar esta frase puede ayudar tener presente lo que dice el primer Isaías: “Un toro conoce a su propietario y un asno el establo de su amo, pero a mí Israel no me conoce” (Is 1,3). Con ironía el profeta está pidiendo que Israel sea capaz de reconocer al Señor. No hacerlo es rebajarse a un nivel por debajo de los animales. Nuestro texto habla de chacales y avestruces; los chacales son animales de desierto que entre otras cosas se alimentan de restos de animales muertos y este contacto con cadáveres los hace animales impuros. Los avestruces dejan el nido abandonado, como dice el libro de las Lamentaciones "son como una madre sin corazón" (4,3); esto les ha hecho símbolo de quienes endurecidos por el pecado han abandonado al Señor; son animales ritualmente impuros ( Lv 11 16;Dt 11,15). Pues bien, éstos, despreciables según los criterios de la pureza ritual, son capaces de glorificar al Señor, saben agradecer el regalo del agua en el desierto. De Israel se espera que viendo el beneficio del agua sepa proclamar la alabanza y vea la grandeza y la novedad que representa la salida del exilio de Babilonia. Los dos textos, el del primer Isaías y el del segundo vienen a decir lo mismo: Israel debe estar a la altura y no caer a un nivel que los animales – incluso los más despreciables – puedan dejarle avergonzado; con toda la dignidad debe saber proclamar la alabanza al Señor.

Domingo 5º de Cuaresma. 3 de Abril de 2022

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