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En el fragmento del capítulo 10 del evangelio de Marcos que leemos este domingo (Mc 10,17-30) podemos distinguir tres partes: 1) Un hombre rico pide a Jesús que hay que hacer para conseguir la vida eterna (v.17 -22); 2) sigue una enseñanza sobre la riqueza superflua (v. 23-27); 3) termina con las palabras de Pedro esgrimiendo las renuncias hechas para seguir a Jesús (v.28-31).

Una vez el hombre se ha ido, Jesús inicia una enseñanza a los discípulos diciendo lo difícil que es para quienes tienen riqueza entrar en el Reino de Dios. Los discípulos quedan sorprendidos. ¿A qué viene tal sorpresa? Ellos conocen bien la doctrina de la retribución. Los judíos consideran que las riquezas y los bienes materiales son una bendición de Dios que premia a los buenos con la prosperidad y la riqueza. Abraham era muy rico, tenía rebaños y mucha plata y oro (Gn 13,2); David vivía en un palacio (2Sa 7,1); el rey Salomón gracias a haber pedido el don de la sabiduría, superaba todos los reyes en sabiduría y riqueza (1 Re 10,23); Judit era rica (Jdt 8,7); Tobías, recuperada la vista, vive en la abundancia (Tb 14,2). El libro del Deuteronomio promete la prosperidad a los que escuchan y obedecen al Señor y tratan de poner en práctica todos los mandamientos (Dt 28,2-8). Para los discípulos las palabras de Jesús no cuadran con la doctrina tradicional. Además, ellos esperan el Reino y lo esperan para tener en él poder y, en consecuencia, riqueza. Como es ahora que Jesús dice que las riquezas son un impedimento para la entrada en el Reino? En la mentalidad de que el cumplimiento de la ley es lo que da vida y prosperidad Jesús contrapone que el desprendimiento de la riqueza, sobre todo si es para dar a los demás, se convierte en fuente de vida para uno mismo y para los otros.

La imagen del camello proviene seguramente de un dicho popular conocido. Los rabinos conocían una imagen similar: Un elefante pasando por el ojo de una aguja. La palabra griega "kamilos" que significa camello se puede traducir también por "cuerda" - algunos manuscritos lo hacen - pero entonces se pierde la gracia de la imagen del camello paradigma de algo muy gordo contrastando con el agujero de la aguja paradigma de algo muy pequeño. El agujero de la aguja hace referencia a una puerta pequeña que se encontraba en otra mucho más grande en la entrada de la ciudad. La puerta grande se abría para que pasaran los mercaderes y los animales, por la pequeña sólo podía pasar gente andando.

El camello es aún mayor si va cargadísimo de mercancías. En el hipotético caso de que lograra pasar por el agujero de la aguja, debería hacerlo sin la carga de las mercancías. Rica imagen para expresar la entrada en el Reino de Dios, si se quiere entrar debe ser a costa de abandonar las mercancías / riquezas. Cuanto más descargado mejor. Para adquirir un Reino terrenal hacen falta recursos económicos (Lc 14,31), para conquistar el Reino de Dios, todo lo contrario, cuantos menos recursos y riquezas mejor.

Dios todo lo puede (v.27b). No hay que usar esta expresión para avalar una teología sobre la omnipotencia de Dios. La expresión debe entenderse en el sentido que encontramos en Ezequiel: "Lo que yo digo se cumplirá. Lo afirmo yo, el Señor" (12,28b). Lo que se quiere decir es que lo que Dios se propone se cumple y si se propone el advenimiento del Reino, este será una realidad. Jesús desplaza la fuerza de la salvación que, en vez de las posibilidades humanas, los méritos y el comportamiento, debe basarse en Dios mismo. No es el ser humano que se salva, al estilo del hombre rico que pretende adquirir la vida eterna por sus propios méritos. El que salva es Dios y sus criterios son incontrolables.

Domingo 28 durante el año. 14 de Octubre de 2018

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