Pasar al contenido principal

La comunidad cristiana de Colosas, después de una primera época de prosperidad, ha entrado en un momento de crisis. La causa debe ser buscada en la fuerte influencia ambiental de la filosofía. El autor de la carta, un componente de la escuela de Pablo, escribe a la comunidad para lidiar con esta situación. De esta carta, leemos un pequeño fragmento en la segunda lectura de este primer domingo de Pascua, específicamente los primeros versículos del capítulo 3 (3,1-4). Estos versos abren la parte parenética de la carta que apunta a sentar las bases de la ética o el comportamiento cristiano.

El pequeño texto consta de dos partes; La primera afirma la convicción de que el creyente ha resucitado y esta resurrección da como resultado buscar cosas de arriba porque se considera que es arriba donde se encuentra a Jesús resucitado, sentado a la derecha del Padre. La segunda parte (VV.3-4), siguiendo una forma muy propia de pensar de Pablo, afirma que la realidad de la resurrección conlleva una nueva vida, pero esta permanece ocultada y no se manifestará por completo y enteramente hasta que ocurra el retorno de Jesús y manifieste la plenitud de la vida que él es.

El autor de Colosenses juega con el repartimiento mítico del universo que lo distribuye en dos mundos diferentes, la parte superior y la parte inferior. Este pensamiento o esta visión se puede encontrar en Platón que hace distinción entre un mundo inteligible, el de los objetos inmateriales, universales, de ideas; es un mundo eterno, perfecto inmutable y es una realidad auténtica; Por el contrario, existe el mundo sensible, el mundo de los objetos materiales, mutable, dinámico, sensible, sujeto a transformaciones y corrupción, de hecho entiende el mundo sensible como una copia del mundo inteligible.

Esta mítica distribución del espacio también se encuentra en los escritos bíblicos. "El Señor observa desde el cielo y observa a los hombres" dirá el Salmo 14.2. Expresiones casi idénticas las encontramos en Salmos 33.13; 53.3; 102.20. Estos salmos dan con seguridad la existencia de dos espacios, la superior, el de arriba donde habita Dios siempre nombrado como el cielo y el inferior, donde habitan los seres humanos llamado siempre tierra. "Levántese al cielo, mi Dios y llena la tierra de su gloria", dice el salmo 57.12 que distingue claramente el espacio celestial del terrenal. Corrobora esta visión El libro del tercer Isaías cuando dice: "El cielo es mi trono y la tierra aterriza el estrado de mis pies" (66.1).

En el Nuevo Testamento encontramos pasajes que hablan de la voz que proviene del cielo (Mt 3,17; Mc 1,11; Lc 3,27; Jn 12,27) que presuponen esta distribución mítica del espacio, pero quizás el más pasaje más claro lo encontramos en Filipenses, en el, el espacio se distribuye en tres áreas, cielo, tierra y bajo tierra (infierno), una forma de distribuir el espacio presente en muchas culturas, alcanzando narrativas y expresiones actuales.

Aunque el autor de Colosenses no especifica en qué consisten las cosas de arriba, se pueden deducir, no obstante, por contraste con la inmoralidad, la impureza, las pasiones, los malos deseos, el amor por el dinero enumerados en el versículo 5 y el enojo, la pasión, la maldad, los insultos, las palabras indecentes que enumera en el versículo 8.

Sin embargo, una de las características típicas de la distribución mítica del espacio es que el espacio superior es el lugar de residencia de la divinidad (por lo que lo hemos visto en los salmos) y esto es típico de muchas religiones, por lo que la manera de afirmar que Jesús ha resucitado es proclamar que ha entrado en un mundo radicalmente diferente de nuestro espacio terrenal, es decir a la derecha del Padre.

La fe y el bautismo han establecido una relación íntima y total con Jesús. El autor de colosenses se atreve a considerar que este cambio es una resurrección y porque el creyente ha resucitado es posible para él una nueva vida. La resurrección no es un fin en sí misma, sino el evento que hace posible el acceso a la nueva vida que aún no se ha manifestado por completo porque se mueve entre el "ya" y el a "todavía no todo". La nueva vida del cristiano resucitado es incompatible con la búsqueda de cosas mundanas porque es idénticamente la misma de Jesús resucitado que ha sido exaltado y enaltecido a la derecha del Dios Padre.

Domingo 1er Pascua. 17 de abril de 2022.

Us ha agradat poder llegir aquest article? Si voleu que en fem més, podeu fer una petita aportació a través de Bizum al número

Donatiu Bizum

o veure altres maneres d'ajudar Catalunya Religió i poder desgravar el donatiu.