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En la primera lectura de hoy, festividad de la Inmaculada, se lee un fragmento del capítulo 3 ( 9-15.20 ) del libro del Génesis. Después del incumplimiento del mandato de Dios, la lectura comienza con la confrontación de Dios con la pareja (8-13) y la maldición de la serpiente por haber tentado a la mujer (14-15); termina con la imposición del nombre a la mujer por parte del hombre. La narración de Gn 3 es una reflexión sapiencial, que usa el lenguaje mítico y simbólico para hablar de la experiencia histórica de Israel.

La lectura litúrgica comienza exponiendo la desazón de Adan, contrastada con la tranquilidad de Dios, que se pasea por el jardín. El conocimiento pretendido, al comer el fruto del árbol del conocimiento, ha conseguido que Adán y Eva se den cuenta de sus limitaciones. El conocimiento adquirido les conducido a tomar conciencia de su auténtica condición humana, que se encuentra en una situación de total indigencia ante Dios. La no aceptación de esta condición humana es lo que les ha llevado a incumplir el precepto.

Es importante tener en cuenta el papel, que simbólicamente juega la mujer en el hecho de la caída. Adan se excusa ante Dios alegando que es la mujer quien le ha ofrecido el fruto. El libro del Deuteronomio advierte del peligro de emparentarse con mujeres de naciones extranjeras porque pueden apartar del Señor (7,3-4). Esto es lo que le pasó a Salomón, que, tal como lo consigna el primer libro de los Reyes, las mujeres decantaron el corazón de Salomón hacia otros dioses (1Re 11,1-8). Cuando Adam acepta de la mujer el fruto prohibido, que le ha ofrecido la serpiente, no hace más que ilustrar retrospectivamente lo que ha ocurrido en la historia de Israel, cuando éste ha sido infiel al Señor por culpa de las influencias idólatras de otros pueblos.

La serpiente es la protagonista de la lectura litúrgica. De hecho la frase: "Ella te herirá la cabeza y tú le hieras el talón " (v.15) que ha originado la tradicional interpretación de que esta ella es María, es el motivo por el cual este texto haya sido propuesto como lectura de la fiesta de la Inmaculada. En el antiguo oriente la serpiente era una animal sagrado objeto de culto. Israel, contaminado por las idolatrías de los pueblos vecinos, también practicó el culto a las serpientes. Encontramos un indicio e ello en el segundo libro de los reyes, cuando el rey Ezequías mandó trocear la serpiente de bronce que Moisés había hecho y que los israelitas acabaron quemandole ofrendas (2Re 18,4).

El libro del Levítico considera la serpiente un animal impuro y detestable; nadie se le debe parecer (11,42 s). La enemistad entre el linaje de ella y el de la mujer evidencia las dificultades que, a partir de ahora, hombres y mujeres, sobre todo en culturas agrarias, se encontrarán en el tratamiento con la naturaleza. Pero se puede ir más allá. El Deuteronomio presenta la serpiente como enemiga del pueblo de Israel (8,15). Si la serpiente es la idolatría, los descendientes de la serpiente serán los idólatras, las naciones idólatras enemigas ancestrales de Israel. La descendencia de la mujer será el pueblo de Israel. La enemistad entre el linaje de la serpiente y el linaje de la mujer es símbolo de la incompatibilidad entre Israel y los ídolos, que marcará toda la historia de Israel. Será como una lucha permanente que terminará con la victoria del pueblo de Israel. Así se desprende de la imagen de polvo. Lamer el polvo como las serpientes, es señal, como dice el profeta Miqueas (7,17), de la derrota de las naciones extranjeras, cuando queden avergonzadas ante el poder del Señor nuestro Dios.

Festividad de la Inmaculada concepción de María.
8 de Diciembre de 2013

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