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Por La puntada .

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Mercè Solé es militante de ACO

Pone los pobres y su dignidad por delante de todo, más allá de fronteras, culturas y confesiones religiosas. Sonríe y está de buen humor. Ha aligerado considerablemente la pompa vaticana. Se dice anticlerical. Está dispuesto a cambiar la Iglesia para que brille el Evangelio. Se le entiende cuando habla. La prensa que hasta hace cuatro días siempre que hablaba de curas los asociaba con la pederastia, no sólo habla bien sino que a menudo lo toma como referencia .

Y los cristianos católicos nos hemos quedado descolocados. Unos, porque se les tambalea el poder, otros porque a veces el Papa nos adelanta por la izquierda. A la mayoría el obispo de Roma nos alegra la vida y nos aporta esperanza. Y todos (sobre todo todas) estamos pendientes de las reformas en la curia y los nombramientos de obispos .

Mucha gente tenemos tantas ganas de que algo funcione bien que a veces corremos el riesgo de deslumbrarnos excesivamente o de crearnos expectativas imposibles. En cualquier caso, seguro que si nos lo cuentan hace un año no nos lo hubieramos creído. Y que en algunos aspectos volver atrás es imposible .

Todo ello me hace pensar que los movimientos y comunidades de Iglesia que toda la vida nos hemos movido en la frontera, que estamos en la política y en los movimientos sociales, que entendemos la evangelización como un diálogo, que queremos estar cerca de la gente que más sufre, que en definitiva intuimos qué es eso de la periferia existencial haremos bien de socializar esta nuestra experiencia y deberíamos encontrar la manera de comunicarla con la misma frescura que el obispo de Roma. Comunicarla tanto dentro de la Iglesia como fuera de ella.

En noviembre del año pasado, asistí a unas jornadas de Pastoral Obrera en la que se ponía de relieve la necesidad de hacer gestos más que decir palabras y dejarnos implicar por los conflictos que nos rodean a favor de los más excluidos, sin miedo . Parece que el Espíritu está de la misma opinión. Ahora nos queda aprender a expresar con naturalidad y alegría una realidad que en muchos casos ya vivimos. Pienso que tenemos una innegable tendencia al manifiesto solemne más largo que un día sin pan y a veces usamos un lenguaje que sólo entendemos los iniciados. Si el Papa lo hace, nosotros haríamos bien de intentarlo a nuestro nivel, aunque probablemente no obtendremos el mismo eco ni quizá tengamos la misma habilidad. Y sin miedo a hablar en términos muy explícitamente cristianos.

También deberíamos ver si podemos compartir esta experiencia de periferia en el mundo parroquial. No siempre es fácil, pero ciertamente en muchos lugares es posible. También en muchas parroquias se toca la periferia: la catequesis o la administración de los sacramentos a menudo afectan a personas muy alejadas de la vida eclesial, por sorprendente que resulte. Pero además la gente atendida en Cáritas, la pastoral de la salud o la asistencia a cárceles forman parte de esta realidad de exclusión, una realidad que también nosotros, seguro, nos aportará mucho si hacemos oración y una revisión de vida conjunta.

En esta nueva realidad papal , veo sin embargo algún riesgo: la banalización del mensaje sobre los pobres. Reconozco que me pone nerviosa el tic de muchos obispos y de muchos cristianos de repetir mecánicamente lo que dice el obispo de Roma, para bien o para mal, sin interiorización y sin ningún tamiz crítico, simplemente porque lo dice la autoridad o por miedo a quedar señalados. El trabajo con los pobres debe ser trabajo liberador de las personas y transformador de la sociedad, no trabajo que cree dependencias o que oculte los conflictos .

Cuando el Papa dice a los jóvenes que « hay que liarla », ya hay obispados que usan estas palabras desde las delegaciones de jóvenes. ¿ Para « liarla » ? ¿ En qué sentido ? Habrá que ver. Soy un poco escéptica sobre el tema.

Pues nada. Que pienso que hay que vivir y aprovechar el momento, dejándonos animar y remando con más fuerza en nuestra pequeña patera cristiana y social en medio de la tormenta de la crisis, si es que se puede utilizar una imagen así sin ofender a los miles de inmigrantes que mueren intentando sobrevivir a la miseria.

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