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La lengua de Dante no había sido nunca tan universal como ahora. Después de un mes y medio de pontificado, de la misma manera que Francisco ha renunciado a los adornos y paramentos papales, decantándose hacia un estilo más sobrio y austero, podemos afirmar que el nuevo pontífice también renuncia al plurilingüismo.

Su primer discurso antes y después del Angelus fue íntegramente en italiano, y así lo ido manteniendo cada domingo desde entonces. En cuanto a las audiencias públicas de los miércoles, en las dos primeras saludó en italiano incluso a los peregrinos de lengua española - el resumen de la catequesis y la traducción del saludo al castellano corrieron a cargo de un monseñor de lengua materna española. No fue hasta la tercera audiencia general, la del 10 de abril, que Bergoglio usó el castellano para resumir su catequesis en italiano y saludar después los fieles de España y América Latina.

Causó sorpresa que Francisco renunciara también al plurilingüismo en la acostumbrada bendición pascual urbi et orbi, durante la cual el año pasado Benedicto XVI deseó Feliz Pascua al mundo en más de 60 idiomas. Antes de Pascua, el portavoz vaticano Federico Lombardi había anunciado que los saludos en diferentes lenguas se mantendrían, pero de forma reducida. No fue así.

Con el uso prácticamente exclusivo del italiano Bergoglio subraya su condición de obispo de Roma, a la que tan a menudo alude sin en cambio mencionar su rol de pontífice. Pero el verdadero motivo es que Francisco no se siente cómodo usando otras lenguas. En el libro-entrevista El jesuita ya declaraba que, por falta de práctica, había olvidado el francés y el alemán, y que el inglés le cuesta mucho por la fonética. Afirma que en general no tiene mucho oído, tampoco para la música, y no sabe cantar.

Esta carencia se vuelve en su contra entre ciertos sectores -ruidosos y no siempre marginales- que van componiendo una lista de agravios notables. Son aquellos fariseos sobre los que hace unas semanas escribía de manera muy acertada en este portal Lluís Serra.

Que el papa no cante durante la misa es intolerable (que desafine ¿no?). También lo es que destaque tanto su condición de obispo y no de pontífice. Y usar el intérprete de inglés durante el encuentro con Ban Ki-moon ... Porque lleva el nombre de un fraile pero no puede actuar como un fraile, ¡es el Papa! Predica en pie y sin mitra. Sus homilías son repetitivas y no tienen contenido doctrinal. Se arrodilló ante los chicos del reformatorio, pero no lo hace ante Nuestro Señor antes de recibir la comunión y, en el momento de la consagración, sólo hace una pequeña reverencia, etc.

Dentro de la curia también hay alguno que se lleva las manos a la cabeza ante el nuevo consejo de ocho cardenales creado por Francisco para ayudarle en el gobierno de la Iglesia: un consejo donde están representados no sólo los cinco continentes sino también todas las alas del catolicismo pero que, siendo externo a la curia, crea recelos entre algunos eclesiásticos del Vaticano. El nuevo papa se ha tomado en serio la tarea de reformar la estructura y de aumentar la colegialidad. Esto no puede gustar a todo el mundo.
En cualquier caso, la popularidad de Francisco no se ve perjudicada por el obstruccionismo ni por las malas lenguas. Incluso parece que para los fieles y no fieles el uso plural de los idiomas no reviste ninguna importancia. Sin duda son más relevantes los gestos, las palabras y los primeros pasos del pontificado, si nos fijamos en el aumento de miles y miles de personas que acuden a la plaza de San Pedro y en el incremento de los millones de seguidores en Twitter.

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