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Por Lluís Serra Llansana .
En Gerasa

Cuando se piensa en el futuro, la revolución tecnológica ocupa de forma destacada la primera posición de los temas relevantes. La inteligencia artificial y la automatización son dos puntos importantes de una cadena imprevisible. Centrarse, no obstante, en el ámbito tecnológico no es lo esencial. Según Yuval Noah Harari, tal como lo afirmó hace dos años, «la verdadera gran pregunta es psicológica: como seres humanos, ¿tenemos la estabilidad mental y la inteligencia emocional para reinventarnos repetidamente?» Los cambios se producen casi en progresión geométrica. ¿Cómo podemos afrontarlos sin ser engullidos por su dinámica trepidante? Estas son «las dos únicas destrezas que necesitarás para el resto de tu vida». El acento ya no está prioritariamente en el contenido curricular. Los conocimientos pueden volverse obsoletos en poco tiempo. Su pregunta da en la diana, así como también su respuesta. En ella incorpora la aportación de Daniel Goleman, autor del famoso libro Inteligencia emocional, publicado en 1994. La inteligencia no queda encerrada en el concepto cociente intelectual, sino que se abre al entramado de mente y emociones. Existes dos centros en la persona: el centro mental y el centro emocional. Pero, sigue faltando una pieza.

Gurdjieff elaboró la propuesta del «cuarto camino». Los tres caminos más habituales obedecen a la existencia de los tres centros. El centro mental corresponde al yogui. El centro emocional, al monje. Y la pieza que falta… es el centro visceral, que se orienta a la acción y que corresponde al faquir. José Antonio Marina habla de «la inteligencia ejecutiva» entendiendo por tal la inteligencia que «se encarga de dirigir todas las capacidades humanas: utilizar los conocimientos, gestionar las emociones, resolver las dificultades, establecer objetivos a largo plazo, postergar las recompensas…» Pensar y sentir, si no culminan en la acción, acaban en la esterilidad. El cuarto camino, según Gurdjieff, implica la armonía de los tres citados: inteligencia emocional ejecutiva. El gran desafío educativo en la actualidad sigue siendo la integración de los tres centros a partir de una visión holística. Mente, corazón y vísceras (instintos…) están siempre presentes en la baraja de la vida, pero la conciencia sobre la realidad de los instintos sigue siendo muy escasa. En muchos contextos educativos falta especialmente esta pieza. Hemos de construir la existencia con las tres.

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