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Por Lluís Serra Llansana .
En Gerasa

Cada 24 de septiembre, Barcelona celebra la fiesta de «La Mercè», como su fiesta patronal, su fiesta mayor. La agenda ciudadana queda repleta de innúmeras actividades de todo tipo: cultura popular, música, arte, pirotecnia… Un programa con un menú amplísimo del cual es imposible degustarlo todo, tal es el frenesí de actos previstos. Por definición, de acuerdo con el diccionario, se entiende por fiesta mayor la fiesta que celebra el día del patrón de una ciudad, de un pueblo, de un barrio, etc. Toda fiesta tiene un vínculo con una persona o con un acontecimiento que le da sentido. Se trata de una tradición que se pasa de una generación a otra, como parece sugerir el cartel de David de las Heras. Si la celebración se desvincula del sentido, el programa se reduce a un consumismo agradable y popular, pero desprovisto de un fondo que le da profundidad. Como hojarasca que se lleva de manera incipiente el viento otoñal.

La patrona de Barcelona es una mujer, que recibe la advocación de la Virgen de la Merced. Se remonta a 1218, cuando en sueños se aparece a tres personajes, el rey Jaime I, san Pedro Nolasco y san Ramón Peñafort pidiéndoles la fundación de una orden religiosa, los mercedarios, como así sucedió ese mismo año. Se trataba de liberar personas, que sufrían prisión a causa de su fe. Este carisma se ha traducido al largo de los siglos en visitar a los presos, ayudar a los necesitados, atender a los marginados, acoger a los pobres, abrir caminos de empoderamiento… Una profunda dimensión social y liberadora. Un mensaje de actualidad vibrante, que ha llevado el nombre de «la Mercè», por diversos países y continentes. En 1687, el Consejo de Ciento se comprometió a nombrarla patrona de la ciudad si liberaba su población de una plaga de langostas, como así sucedió. Este segundo acontecimiento concentra en «la Mercè» una fuerza aglutinadora de conciencia ciudadana y de superación de las adversidades.

Disfrutar de la fiesta desvinculándola de su sentido refleja una vez más el empeño de las autoridades municipales que niegan además la inclusión en el programa de esta sencilla información: «Basílica de la Mercè, 24 de septiembre, a las 10.30, Misa mayor». No se pide que vayan, sino que tengan la decencia de informar.

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