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Por La puntada .

Jaume Roig

Al pasar por las costas de Garraf, por la C31, entre la cementera de Vallcarca y Sitges, encontraréis a la derecha, a 200 metros del km 167, una pista que sube en dirección al cerro de la ermita de la Trinidad. Se puede acceder con vehículo si es el cuarto domingo del mes o la fiesta de la Trinidad (el domingo antes de Corpus), en caso contrario una valla cierra el paso.

La ermita, junto al mar, es coquetona, un lugar tranquilo para pasear, leer, distenderse, comer, dormir y llenarse los ojos de mar y cielo azul. Si nos hubiesen llevado con los ojos tapados, al abrirlos, creeríamos que estamos en una isla griega. Pero no, nos encontramos a pocos kilómetros de Barcelona.

El origen hay que buscarlo en algún ermitaño que habría elegido este lugar desierto y salvaje para dedicarse a la oración y la penitencia. Consta que durante los siglos XVII y XVIII la ermita prestó buen servicio a los habitantes de Sitges, alertando del peligro de las naves piratas que aterrorizaban las costas.

También hay un bonito itinerario, de menos de 10 kilómetros entre ida y vuelta, para acceder a pie. Debemos ir a Sitges. En la segunda rotonda que hay a la entrada de la población, viniendo de Barcelona, ​​tomar la salida que indica Urbanización Levantina y Quint Mar y, siempre siguiendo los desvíos que suben, se encuentra la calle Malvasia. Seguidla hasta el final que es el espectacular Mirador de la Levantina, con unas vistas preciosas de Sitges y sus alrededores. Aquí dejaremos el coche.

Por el lado de montaña veréis un indicador del GR92, que entre otros lugares señala el Puig de Sant Antoni y la Penya del Llamp, lugares por donde pasaremos. Ahora hay que encaminarse hacia el depósito de agua que hay encima. No os asustéis: una vez allí, todo se hace más fácil y veréis que el esfuerzo ha valido la pena.

Seguid el sendero (el GR92) hacia la derecha, y entre bosques y vistas maravillosas -Garraf no es sólo pedregal y sequedad-, llegaréis a un camino ancho; seguidle también hacia la derecha. Ahora la excursión se convierte en un verdadero paseo. El punto culminante es la Penya del Llamp y con un suave descenso llegaréis delante de unas antenas. No os asustéis, detrás mismo os espera la ermita y las antenas se habrán hecho escurridizas.

La ermita tiene una fachada muy original en forma de porche, realizada con piedra "corroída" del país. Dentro de la porticada está la fuente del Remedio con una imagen de esta virgen. El campanario de espadaña tiene dos ventanales con dos campanas. Una vez dentro, a mano izquierda, se venera la imagen del Ecce Homo, conocida popularmente por Santo Cristo del Dolor de Cabeza, por el hecho de que se le invoca contra esta enfermedad y los devotos llevan un alfiler de los que hay en un cojinete a la vez que dejan otro allí.

No dejéis de visitar el mirador con la glorieta y las magníficas vistas. Para volver os aconsejo seguir el camino de ida.

Que tengáis una buena salida. ¡Ah! y no olvidéis de llevar agua, un buen calzado, el alfiler con sus angustias y miedos, y ... buen humor y valentía, por si lo del alfiler falla.

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