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Por Catalunya Religió .
En Sini

En la segunda Carta de San Pablo a los Corintios (2 Cor 1, 18) se nos dice: "Dios es testigo fiel: la palabra que os dirigimos no es ahora sí, ahora no". Lo reconozco, no me había fijado nunca en este versículo. Pero ahora, a las puertas de la Cuaresma, me ha resonado especialmente y me ha hecho darme cuenta de que nos habla del grado de compromiso personal y nos cuestiona la validez del mismo, con el que iniciamos muchas de nuestras respuestas, de aquella expresión de duda que nos surge cuando se nos pide un sí con mayúsculas.

Es una llamada olvidar este sí pero no el que deja al descubierto las falsas fidelidades humanas, aquellas que parten de la conveniencia del momento y los intereses ocultos de cada uno. Un ahora sí, ahora no, que lo pronunciamos consciente o inconscientemente cuando se nos exige más de lo que estamos dispuestos a dar, y temblamos ante cualquier petición que nos ligue y ponga en entredicho nuestros valores, la coherencia personal, ... y nos cuestione las decisiones tomadas o nos parezca que haga peligrar nuestra, no siempre bien entendida, libertad.

Apenas en el pórtico de la Cuaresma, el miércoles de ceniza nos desvela de la somnolencia del ir haciendo y de la indefinición que, a menudo, nos sirve de escudo protector. Cuarenta días de un camino que nos recuerda el Amor de Dios Padre y nos invita a orientar nuestros pensamientos hacia Él iniciando un itinerario de oración. Se nos pide hacer limpieza y quemar los buenos propósitos no alcanzados que nos angustian y nos alejan de la posibilidad de volver a intentarlo. Se nos invita a definirnos, a dejar de lado el ahora sí, ahora no, a la hora de proclamar nuestra fe y comprometernos como cristianos siendo testigos del Evangelio.

Ahora Sí es el momento de no hacernos los sordos ante el clamor de los desvalidos y denunciar la injusticia, el maltrato... momento de actuar.

Ahora No es el tiempo de emplear palabras que hieran, ni continuar invadidos por el ruido para no enfrentarnos a nuestra conciencia.

Ahora Sí que hay que dejarse de frivolidades para dar el justo valor a la preciada y única vida de cada uno.

Ahora No podemos pasar por alto el sufrimiento de ningún ser humano.

Ahora Sí es tiempo de silencio activo y de orar, de encontrar un tiempo para detenernos, contemplar el mundo y aprender a leer todos los mensajes que nos transmite la realidad presente que vivimos. Tiempo de abrirnos a Dios, escucharlo y descubrirlo en nuestro interior y encontrar su rostro en los demás.

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