(Josep Gendrau. Ministro Provincial de los Franciscanos de Cataluña). En estos momentos históricos quiero recordar el pasaje de la vida de San Francisco de Asís que, orando ante el Cristo de San Damián, preguntó: "¿Qué quieres que haga" y el Señor le inspiró: "Francisco, ve y levanta mi Iglesia que amenaza ruina". La Iglesia de hoy necesita otro Francisco que nos ayude a vivir el evangelio en su autenticidad y sin rebajas.
La primera reacción en la elección de Jorge Mario Bergoglio, religioso de la Compañía de Jesús, como papa, para mí ha sido de sorpresa. No entraba en ninguna quiniela de los papables conocida. El hecho de ser religioso, aunque que se debe a la universalidad, es buen signo del valor de la vida consagrada.
En segundo lugar, el hecho de que sea elegido un argentino, por lo tanto no europeo, aunque con vínculos en Italia, también lo encuentro positivo. La iglesia de Dios no se puede quedar cerrada en el cerco de Roma o del Vaticano. Debe tener una mirada universal.
En tercer lugar el hecho de escoger el nombre de Francisco I, no sé si por San Francisco de Asís, Patrón de Italia (que es lo que supongo) o por San Francisco Javier evangelizador y jesuita, me ha gustado mucho. Aunque alguien ya escribió que si era elegido el fraile franciscano capuchino de Boston podría ponerse ese nombre.
Oremos por la comunidad eclesial y por su pastor y servidor Francisco I: Que el Señor le bendiga y le guarde.
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