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Catalunya Religió

(Josep Miquel Bausset-CR) El 21 de junio de 1963, este viernes hace 50 años, el cardenal Giovanni Battista Montini fue elegido papa. El arzobispo emérito de Oviedo, Gabino Díaz Merchán (el único obispo español vivo que participó en el Concilio) decía de Pablo VI: "vivió el espíritu conciliar con serenidad y esperanza, tenía una fina espiritualidad y una admirable altura intelectual ".

Pablo VI tuvo una relación intensa con Montserrat, ya desde la época en que Montini fue arzobispo de Milán. "Las noticias que vienen de Montserrat me cautivan y me instruyen: 'in omnem terram exivit sonus eorum!' Estas son las funciones de semejantes centros de altísima espiritualidad, y qué bien las realiza este monasterio". Esto escribía el 30 de julio de 1958 Giovanni Battista Montini, arzobispo de Milán al padre Gabriel María Brasó prior de Montserrat. Y es que lo que unía Milán y Montserrat, según Montini, era un "vínculo especial, que se intensificó en los años en que el benedictino Ildefonso Schuster fue arzobispo de Milán".

Aunque había sido invitado a venir a Montserrat, el cardenal Montini nunca visitó nuestro monasterio, debido a que el arzobispo de Milán era considerado "enemigo del Régimen". Con todo, mantuvo contactos epistolares frecuentes con el prior Gabriel M. Brasó y con el abad Aureli M. Escarré, como escribía Eliana Versace en el Osservatore Romano el 6 de agosto de 2011.

Debido a su amistad con Montini, al padre Gabriel le fueron encomendados algunos servicios de confianza por parte de la Santa Sede y más tarde, fue el abad Brasó quien le sugirió a Pablo VI la necesidad de que los obispos de Cataluña entendieran la lengua de los obispados que venían a servir. En una audiencia del Papa al padre abad Gabriel y fruto de su amistad, Pablo VI le dijo que estaba dolido por las protestas en Barcelona, ​​por el nombramiento de Don Marcelo como obispo. El papa le dijo al abad que quería mucho Barcelona y le habían asegurado que Don Marcelo era el mejor de todos los candidatos posibles. El Abad Brasó le explicó el problema cultural, comparando Milán con Nápoles: "Santidad, ¿Sería comprensible que un obispo napolitano fuese nombrado obispo de Milán? El papa respondió, con énfasis, que ¡de ninguna manera! Y el padre Gabriel le dijo: "Esto es lo que pasa en Cataluña con los nombramientos de obispos extraños a nuestra cultura y a nuestra lengua". A partir de ese momento, no se ha nombrado ningún obispo en las diócesis catalanas, que no sea catalán, valenciano o balear.

Fruto de la amistad entre Montini y Brasó, en 1969, el padre Gabriel dirigió los ejercicios espirituales a Pablo VI.

En 1971 el papa Montini pidió a Montserrat que enviara una pequeña comunidad de monjes a Tantur, para poner en marcha el Instituto Ecuménico de Estudios Teológicos, integrado por católicos y cristianos de otras confesiones. Antes de viajar a Tantur, los monjes, encabezados por el padre Adalbert Franquesa, fueron recibidos en audiencia por Pablo VI, que les dio el cáliz y la patena para las Eucaristías de todas las confesiones cristianas que convivirían a Tantur.

El hombre ecuménico

Hombre espiritual e inteligente, de corazón grande y de fina sensibilidad, el Papa Pablo VI fue en la Iglesia, un auténtico hombre de Dios. Guió a buen término el Concilio y estableció puentes de diálogo con el mundo moderno. Pablo VI de quien celebramos ahora el 50 aniversario de elección, fue un hombre que trabajó por la paz y por la unidad de todas las Iglesias Cristianas.

Nacido el 26 de septiembre de 1897 en Lombardía, fue ordenado sacerdote en 1920 y dos años más tarde entró a trabajar a la Secretaría de Estado del Vaticano. Considerado progresista ya desde su juventud, se opuso al Régimen dictatorial de Mussolini. Fue nombrado arzobispo de Milán en 1954 y, a la muerte de Juan XXIII, fue elegido obispo de Roma.

Pablo VI, con el Concilio llevó la Iglesia al aggiornamento, ya que deseaba que, con el Vaticano II, "la Iglesia comprendiera mejor al hombre moderno ".

El Régimen de Franco (ya antes de ser elegido papa) siempre vio con recelo a Montini e incluso se le acusó de ser enemigo de España. Pablo VI suplicó al dictador, en septiembre de 1975, que conmutara las penas de muerte a militantes de ETA y del FRAP, sin que Franco atendiera la petición del papa.

Pablo VI fue un maestro en la creación de gestos simbólicos, como besar la tierra que visitaba, la renuncia a la tiara, el intercambio de anillos con el Primado Anglicano, la restitución de reliquias a la Iglesia Oriental o el encuentro con el Patriarca Atenágoras I, con el levantamiento de las excomuniones mutuas que provocó el cisma de Occidente de 1054. Cuando el 14 de septiembre de 1975 en la Capilla Sixtina, Pablo VI recibió al Metropolitano Melitón de Calcedonia (enviado por el Patriarca Dimitrios I de Constantinopla) el papa Montini, en un gesto de aprecio, abrazó con gran afecto a Melitón y luego, arrodillado ante él, le besó los pies. Y es que Pablo VI, que creía en el Ecumenismo, siempre construyó puentes de diálogo y de acercamiento con las otras Iglesias Cristianas.

Josep Miquel Bausset es monje de Montserrat

(Foto: Pablo V con el abate Brasó)

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