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El capítulo 6º del evangelio de Juan contiene la narración del milagro de la multiplicación de los panes (vv.1-15), el pequeño relato de Jesús caminando sobre el agua (vv. 16-21) y el discurso del pan de vida y las reacciones que provoca (vv.22- 71). Abandonando la lectura del evangelio de Marcos, leeremos durante varios domingos este discurso, concretamente hoy leemos los versículos introductorios y un primer tramo del discurso (Jn 6,24-35).

El texto comienza dando noticia de la gente que está al otro lado del lago se da cuenta que Jesús se ha ido y que los discípulos se habían ido solos. La noticia crea una atmósfera de trasiego y agitación, con un lenguaje popular diríamos que es el juego del gato y el ratón. Lo que se quiere poner de manifiesto es que, después de la multiplicación de los panes, la gente está entusiasmada y persevera en la búsqueda de este milagrero tan impresionante. Más allá de la admiración de la gente, se podría entender una actitud posesiva marcada por el deseo de aliarse con el milagrero que han descubierto y de controlar bien sus desplazamientos y su actuación. Sería un fenómeno similar al que en el evangelio de Marcos se produce después de la curación de la suegra de Pedro: "Todo el mundo te busca" (Mc 1,37).

La gente se dirige a Jesús llamándole Rabí, término que en el los evangelios aparece 4 veces en Mateo, 3 Marcos y 8 en Juan. Jesús prefiere llamarse él mismo "Hijo del hombre" término que se ajusta mejor a un personaje que lleva revelaciones bajadas del cielo. Por qué Rabí, ¿qué sentido adquiere en este pasaje? Los rabinos ejercían la tarea de enseñar y el discurso de pan de vida será una gran enseñanza impartida desde la sinagoga de Cafanaüm (Jn 6,59). Además de eso, el discurso está construido a base de unas intervenciones de los judíos o de los discípulos (vv. 25 / 28-31 / 34 / 41-42 / 52) que motivan las posteriores palabras de Jesús. Este modo de proceder es el mismo que se utiliza en las enseñanzas de los rabinos: un discípulo u otro rabino hace una pregunta o una intervención y el rabino responde con su disertación. Muchas veces el nexo entre pregunta y respuesta no es lo suficientemente claro. Si todo el discurso del pan de vida tiene semejanzas y puntos de contacto con el modo de proceder rabínico, no es raro que a Jesús le llamen Rabí.

Jesús reprocha a los judíos que sólo busquen la comida material. En la crítica resuena el texto de Isaías " ¿Por qué dar dinero a cambio de lo que no es pan? ¿Por qué dar vuestro salario por algo que no deja satisfecho? Oídme bien y comeréis buenos alimentos” (Is 55,2) y el Salmo " De nada sirve trabajar de sol a sol y comer un pan ganado con dolor, pues Dios lo da a sus amigos mientras duermen “ (Sal 127,2). El discurso enlaza, un tanto bruscamente, el tema de la comida con el cumplimiento de las obras. El alimento de Jesús, su pan, es un alimento que da vida, no cualquier vida sino la vida eterna. Hablar de alimento que es vida es responder a las aspiraciones de los judíos para quienes la ley divina vivifica a los que la practican. Para las tradiciones judías, el maná es la ley que viene del cielo; visto así quedan perfectamente relacionados alimento y cumplimiento de las obras.

Las palabras de Jesús recogidas en el texto nos llevan a un paso más allá porque ya no se trata sólo de comer o de practicar las obras. Jesús reorienta la persona y se pone él mismo como objetivo. Hay que ir y creer en Jesús, entonces se consigue el alimento definitivo porque es el mismo Jesús quien satisface el hambre y apaga la sed.

Domingo 18 durante el año. 1 de Agosto de 2021

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