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Por Josep Gallifa .

Uno de los privilegios del trabajo universitario es la posibilidad de tener una interacción constante con los estudiantes. Una interacción mediatizada por el rol de profesor, que implica docencia, organización del trabajo, evaluación, etc ..., pero que da siempre la oportunidad de intercomunicación, especialmente en espacios como los Seminarios, más reducidos y más orientados al aprendizaje más creativo y también personal. También se da esta interrelación en los planteamientos no presenciales de ahora. En estudios como los de Psicología o Educación los aspectos creativos y personales son esenciales para formarse y prepararse para poder promover como futuros profesionales el desarrollo integral de las personas.

No son tan frecuentes, sin embargo, las ocasiones para tratar con los estudiantes de la misión de la propia institución universitaria. Por eso es tan interesante el ciclo de Encuentros Universidad-Evangelio que el Área de Pastoral Blanquerna y la Cátedra Ramon Llull Blanquerna han organizado. El formato es un diálogo con dos ponentes (un profesor experto en el tema y un profesor del Área de Pastoral), moderados por el Director General Dr. Andreu Ibarz, con el diálogo y participación de estudiantes y profesores del Área.

Tuvieron la amabilidad de invitarme como ponente de la sesión sobre "La Misión/Proyecto de la Universidad-El Proyecto de Jesús", que compartí con el Dr. Juan Ramón La Parra. Surgió un diálogo muy interesante y enriquecedor. No lo podemos reproducir, pero sí dar algunos elementos que se trataron. Señalo algún aspecto sobre la Misión-Proyecto de la Universidad, que tuvo como uno de los elementos principales de diálogo el discurso del Papa Francisco en 2013 en Cagliari, con el mundo de la Cultura.

Decía el Papa Francisco que "el momento histórico que vivimos nos impulsa a buscar y encontrar caminos de esperanza, que abran horizontes nuevos en nuestra sociedad". Y aquí -decía el Papa- "es precioso el papel de la Universidad. La Universidad como lugar de elaboración y transmisión del saber, de formación a la «sabiduría» en el sentido más profundo del término, de educación integral de la persona". Y propuso algunos breves puntos sobre los que reflexionar y que compartimos con los estudiantes y profesores en el encuentro mencionado:

La Universidad como lugar del discernimiento. Decía el Papa que "el discernimiento no es ciego, ni improvisado: se realiza sobre la base de criterios éticos y espirituales, implica interrogarse sobre lo que es bueno, la referencia a los valores propios de una visión del hombre y de el mundo, una visión de la persona en todas sus dimensiones, sobre todo en lo espiritual y trascendente. Hacer discernimiento significa no rehuir, sino leer seriamente, sin prejuicios, la realidad ". Un reto para los universitarios.

La Universidad como lugar en el que se elabora la cultura de proximidad. La Universidad es el lugar privilegiado en el que se promueve, enseña, se vive la cultura del diálogo, que, para Francisco, "no nivela indiscriminadamente diferencias y pluralismos -uno de los riesgos de la globalización es éste-, ni tampoco los lleva en el extremo haciéndoles ser motivo de enfrentamiento, sino que abre a la confrontación constructiva. Esto significa comprender y valorar las riquezas del otro, considerándolo no con indiferencia o con miedo, sino como factor de crecimiento .... ... La Fe no reduce el espacio de la razón, sino que la abre a una visión integral del hombre y de la realidad ". El reto es conseguir que el diálogo tenga por objetivo, no quedarse cada uno con su punto de vista sin más, sino buscar esa proximidad con los puntos de vista del otro para aprender.

La Universidad como lugar de formación en la solidaridad. Decía el Papa que "la promoción de una cultura del encuentro y del diálogo, orientan hacia la solidaridad, como elemento fundamental para una renovación de nuestras sociedades. Y esto es una llamada a todos, también a quien no cree, que es precisamente a una solidaridad no sólo dicha, sino vivida, que es como las relaciones pasan de considerar al otro como «material humano» o como «número» a considerarlo como persona. No hay futuro para ningún país, para ninguna sociedad, para nuestro mundo, si no sabemos ser todos más solidarios ".

Proponía el Papa también escuchar los estudiantes, decía: "Oigámosles, hablemos con ellos". Y eso es lo que pudimos hacer en el encuentro.

En Cagliari acababa el Papa diciendo que a "nosotros cristianos la fe misma nos da una esperanza sólida que impulsa a discernir la realidad, a vivir la cercanía y la solidaridad, porque Dios mismo ha entrado en nuestra historia, haciéndose hombre en Jesús, se ha sumergido en nuestra debilidad, haciéndose cercano a todos, mostrando solidaridad concreta, especialmente a los más pobres y necesitados, abriéndonos un horizonte infinito y seguro de esperanza". Preparemos pues, también en la Universidad, espacios a Jesús en este Adviento de camino hacia la Navidad.

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