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El texto elegido para la lectura del evangelio de la fiesta de la Santísima Trinidad es este año un fragmento del evangelio de Juan (Jn 16,12-16), donde, evidentemente, se habla del Padre del Hijo y del Espíritu.

El texto en cuestión comienza con palabras de Jesús: "Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora sería para vosotros una carga demasiado pesada". Parece un contrasentido que Jesús, con todo el tiempo que ha estado con sus discípulos, no haya tenido tiempo para decirles todo lo que les quería decir. ¿El final se aproxima, la muerte se acerca y aún quedan cosas por enseñar ?. ¿Qué quiere decir que para los discípulos sería una carga demasiado pesada aceptar lo que Jesús les debe decir ?. La carga pesada apunta a la prueba y ésta no es otra que la experiencia de asumir la realidad de la muerte y la exaltación de Jesús. Sólo el acontecimiento pascual y la venida del Espíritu Santo pondrán los discípulos en condiciones de poder escuchar, comprender y aceptar ese mensaje - enseñanza de Jesús que en el momento de la despedida no pudo transmitirles.

Las cosas que no puede decir Jesús apuntan al futuro de las comunidades cristianas. "Muchas cosas" no tiene un sentido cuantitativo en el sentido de que el Espíritu Santo añadirá nuevas enseñanzas, mandamientos o dogmas a todo lo que ha enseñado Jesús. El sentido de "muchas cosas" es, más bien, cualitativo, es decir, con el don del Espíritu la enseñanza de Jesús es comprendido de una manera nueva y profunda.

La unidad del Padre, Jesús y el Espíritu asegura la verdad y también la unidad de su enseñanza. Es una sola enseñanza que Jesús ha recibido del Padre (Jn 12,50) y que el Espíritu comunica porque, a la vez, lo ha oído de Jesús. La enseñanza del Espíritu no es una enseñanza nueva, es la misma de Jesús pero con la diferencia que ha adquirido una intensidad y un nivel de revelación más profundos. Esta unidad y verdad de la enseñanza, así como sus orígenes y caminos de transmisión, protege contra todas las pretensiones de verdad quo no están en sintonía con el mensaje y el proyecto de Jesús.

Jesús es el camino, la verdad y la vida (Jn 14,16); el Espíritu Santo guiará en la verdad. Estas afirmaciones refuerzan el vínculo de unidad entre el Espíritu y Jesús. Hay que poner atención en que el Espíritu no guía hacia la verdad, como si la verdad fuera un objetivo a conseguir y, una vez obtenida, ya está, ya no hay nada más que hacer. El Espíritu guiará "en" la verdad. Esta es un ámbito, una realidad que envuelve toda la acción del Espíritu. Con esto se hace más evidente que la verdad del Espíritu no añade nuevos contenidos a la enseñanza de Jesús, sino que los profundiza, los hace comprensibles y los actualiza. Guiará está en futuro, es decir, está pensando en las comunidades cristianas que están haciendo un camino que, a lo largo de la historia, estará marcado por diversas circunstancias que postularán una actualización de la enseñanza de Jesús. Esta, si se hace bien hecha, debe ser bajo la guía del Espíritu. Él guía porque Jesús es camino.

"Él os anunciará el futuro". El Espíritu no es un adivino de barraca de feria. Anunciar el futuro tiene que ver en primer lugar con la muerte y la exaltación de Jesús. El espíritu hará comprender el sentido y la razón de ser de esta muerte y exaltación. El Espíritu, en segundo lugar, actuará en el futuro de la vida de las comunidades cristianas sintonizando con el mensaje de Jesús las diversas situaciones que ocurran en el tiempo de la Iglesia y, en tercer lugar, estará presente y hará interpretar correctamente los acontecimientos ligados a fin de los tiempos y de la historia.

Festividad de la Santísima Trinidad. 16 de Junio ​​de 2019

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