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Por Ramon Bassas .

Con motivo de las elecciones primarias para elegir al nuevo secretario general del PSOE, los tres candidatos han sido preguntados en tres temas relativos a la política religiosa en El País de ayer. Lo que más impacta es que en este, como en otros temas, sus respuestas son prácticamente idénticas y las tres son propuestas negativas (derogar, prohibir, limitar).

Los tres proponen derogar el Concordato con la Santa Sede (sobre esta cuestión ya hablé hace dos años y medio, aquí, en un contexto similar), Eduardo Madina apela al diálogo con los obispos y un prudente "si tenemos una mayoria social a nuestro lado que lo permita". También hay unanimidad en la supresión de símbolos del espacio público donde, Madina, de nuevo, expresa la letanía puritana de enviar las cuestiones religiosas en el "espacio íntimo y personal", precisamente ahora que la intimidad brilla por su ausencia. Disculpen la autocita permanente, para no alargar, encontraréis qué pienso en esta otra entrada, aquí.
Sobre la enseñanza de la religión. Pedro Sánchez , el candidato más oficialta llega a hablar de sectarismo religioso. Madina insiste en la intimidad; será que, como que leer es un acto personal, la literatura también se tendrá que enseñar fuera de la escuela. Pérez Tapias , que ha confesado cristiano "de base" y que representa el ala izquierda del partido, apunta un matiz que me gusta un poco más, proponiendo una alternativa aconfesional y universal para la enseñanza de la religión. También me ahorro la respuesta porque ya la escribí aquí.
De modo que, de nuevo, se plantea el tema religioso como un problema, se ignora o & iac ute; mpicament su entramado social y cultural y se pasa por alto la importancia que tiene, en una sociedad, la transmisión, estudio crítico y libertad de ejercicio de las propuestas de sentido profundo y trascendente que concurren. Justamente, contra la ignorancia, el sectarismo o la banalidad vital, amorfa, al que a menudo se apela en nombre de la laicidad. Un drama.
A propósito de Elzo
A propósito de esto, recomiendo a todos la lectura de un fragmento (especialmente pp. 68 y ss.) Del libro del prestigioso sociólogo vasco Javier Elzo con el horroroso y equívoco título Los cristianos ¿en la sacristía o en la pancarta? (Ed. PPC, Madrid, 2013) en el que analiza la posición de los partidos españoles ante la cuestión religiosa. Obviamente, cree que el PSOE, con estos argumentos, comete dos errores. El primero, "regalar" la cuestión religiosa a la derecha (cita aquí a Díaz Salazar, PPC, 2007, p. 296), ignorando la fuerte base religiosa de sus votantes (las comunidades gobernadas por el PSOE es donde hay más identificación religiosa, también entre los jóvenes; donde hay menos es en las gobernadas por el centro-derecha nacionalista, el PNV y CiU, v. p. 72). El segundo es el de reproducir el marco de la confrontación derecha / izquierda y confesional / laicista que hubo durante la II República, ahora tan reivindicada, "con Las consecuencias bien sabidas" (p. 69).
A este marco mental ayuda, evidentemente, la posición del PP identificando sus políticas dentro del orodoxia católica y la connivencia que ha encontrado en el seno de la Conferencia Episcopal Española y en no pocas de las diócesis españolas, sobre todo en la etapa de Rouco al frente de la primera. No hace falta decir que tomarse al pie de la letra este marco mental jugando justo a lo contrario es lo que el PP necesita para cuadrar el círculo y tiene, com apuntaba Elzo, precedentes suficientemente preocupantes como para dejarlo correr.
El resto del sistema político español, tan convulso, no ayuda a resolver nada, todo lo contrario. Los partidos "moderados", como decíamos, con líderes cristianos y apotos demócrata-cristianos, lideran las comunidades con más desapego religioso (Catalunya, País Vasco y Navarra). Elzo esboza algunas interesantes teorías, como el factor de sustitución del hecho religioso por el hecho nacional, especialmente en el País Vasco. También allí, explicita la profusión de políticas de aislamiento religioso auspiciadas por Bildu y seguidas de cerca por EA, es decir, cerca del PNV.
En el caso del resto de partidos, no ayuda nada, tampoco, el trasvase de votos socialistas a IU (aquí ICV) o Podemos, que lideran el polo "laicista" del frame citado. En ERC hay de todo, aunque, por lo que conozco, predomina la poca diplomacia y la despreocupación banal que tan bien describe Joaquim Nadal en la anécdota sobre Xavier Vendrell, cuando era consejero, relatada en su último libro (Ed. Proa, 2014, pp. 559 y ss.).
Así, creo que hay que recuperar una política positiva hacia el hecho religioso, y muy especialmente hacia el mundo católico, por parte de la izquierda, sobre todo por su corriente mayoritaria, el socialismo democrático, como lo hace en toda Europa. Parecido al que ha tenido en otras ocasiones o al que, por ejemplo, inició el PSUC de la mano de Alfonso C. Comín y tantos otros. Para vivir esta dimensión con libertad, para romper el marco de confrontación dual que algunos proponen (sobre todo cuando carecen de alternativa), para divisar objetivos comunes, que loy hay, y, en definitiva, para aydar a las personas, a cada uno, a relizar su proyecto vital con la máxima calidad y profundidad posibles.
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