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Por Ramon Bassas .
Este sábado de Pascua, para celebrar la vigilia me fui a Alp. El lugar más cercano de donde me alojaba, después de hacer unos cuantos kilómetros, era esta iglesia, que celebraba el oficio a las ocho, prudentemente. Debo confesar que soy una especie de "turista litúrgico" y me apasiona ver en todo el mundo como celebran las misas, además de conocer, así, los templos que las acogen en plena función, por decirlo de alguna manera. La tensión entre lo lejano y lo cercano me excita. Llamadme superficial, pero he vivido la Misa del Gallo en Marrakech y he cantado "God bless America" ​​en la catedral de San Patricio en Nueva York, al tiempo que participé en un servicio religioso cristiano de vete-a-saber-qué confesión en China. En Alp todo me era más familiar, claro, pero sólo entrar reconocí enseguida al autor de las pinturas que rodeaban el altar. Se trataba de Llucià Navarro (Barcelona 1924 - Premià de Mar 2007), cuya obra descubrí de muy pequeño gracias a sus ilustraciones en la revista Cavall Fort, a la que estaba suscrito.
La parroquia de San Pedro de Alp , cuyas las bases se remontan al primer románico, aunque está bastante alterada, tiene, además, los restos de unas pinturas góticas del siglo XV que también me interesaron. Navarro pinta escenas de la vida del apóstol, con sus atributos iconográficos, destacando, como en todas sus figuras, el carácter radicalmente humano del personaje. En su limitada humanidad está toda la belleza posible, hay toda la armonía que, en lo cotidiano, nos parece tan ausente o imperceptible. Los vitrales, que no pude admirar, parece que también son de él, destacando la figura del Cristo resucitado entre círculos.
Conocía otros trabajos murales de Navarro, especialmente en L'Espluga de Francolí , gracias a la vinculación del artista con la familia Carulla. Ciertamente, sin embargo, en el ámbito religioso, nuestro artista firma numerosos frescos repartidos por toda España y América y no conozco que haya un catálogo o inventario completo de esta valiosa y desconocida obra. Para la web del Museo de la Vida Rural, también de L'Espluga, me entero de que los frescos de Alp datarían alrededor de 1955, o a partir de esa fecha.
Es un tema interesante, el del arte religioso producido en los tiempos actuales. La de Navarro es una propuesta más: decididamente narrativa (es decir, figurativa), humanista y contemplativa. Pero hay muchas más posibilidades y os animo a descubrirlas.
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Artículo para la revista Valores (mayo 2014).
Más sobre Llucià Navarro en su espacio de la web del Museo de la Vida Rural, aquí ; en el post de José Arasa, aquí , en el artículo de Joaquín Calderero en Taüll (22, 2008) aquí; al artículo de Montserrat Castillo" Llucià Navarro, el mestre ", aquí , y en el artículo "Oficis i devocions a l'art de lLucià Navarro", de Javier Clemente, en Urtx (2011), aquí.
Foto: Vidrieras Bonet
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