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Por La puntada .

Salva Clarós es sindicalista

Vista la necesidad urgente de hacer reformas a fondo, entre las muchas cosas que habría que cambiar, hay dos que yo haría de manera urgente. En primer lugar, retirar las competencias en materia de urbanismo a los ayuntamientos más pequeños de 100.000 habitantes. Las razones son obvias y no creo que haya que explicarlas. La segunda es fijar un salario máximo interprofesional, similar al salario mínimo. Con el salario mínimo se pretende que, con independencia de la oferta y la demanda del mercado de trabajo, toda persona con un contrato de trabajo tenga una remuneración que asegure una vida digna. Otra cosa es si esto se consigue con el actual salario mínimo, de poco más de 600 euros al mes.

Hay que fijar una retribución máxima interprofesional para evitar que las leyes del mercado acaben rompiendo la justa proporcionalidad entre el trabajo y el salario percibido por este trabajo. En física, el trabajo se mide con el kilovatio hora. Se cumple que para calentar una habitación el doble de grande se necesita el doble de kilovatios hora, no 10 o 40 veces más. Es cierto que no todos los trabajos aportan el mismo valor, pero la diferencia de algunas retribuciones de políticos, directivos, banqueros y deportistas ... en relación al mínimo interprofesional no sólo escandaliza sino que, aplicando el símil de la calefacción, se demuestran altamente ineficientes. Ya no por el hecho de si el trabajo está bien hecho, sino por el hecho de que la unidad de valor generada tiene un coste salarial enorme.

Dejamos la física y vamos a la política. Ahora que sopesando los límites de unos recursos más bien exiguos, debemos entender que las rentas del trabajo deben responder prioritariamente a una distribución de la riqueza global producida entre los miembros de la comunidad, y no a la apropiación arbitraria que puedan hacer algunos. La exclusión forzosa del mercado de trabajo de prácticamente un 25% de la población activa obliga a replantear de pies a cabeza la cuestión. Este es el objeto de la política y no otro.

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