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Por La puntada .

Salvador Clarós es sindicalista

Leo en el ABC (¡hay que leer el enemigo si se quiere estar bien informado!) la lista de las subvenciones que recibió la fundación Trias Fargas entre los años 2002 y 2008. En total, más de tres millones trescientos mil euros. Estas son las subvenciones oficiales; las otras, es decir las "donaciones", ascienden a más de seis millones y medio de euros. Por cierto, esta información con tanto detalle no la he visto publicada en ningún periódico catalán (¿?). La fundación Faes del PP ingresa en subvenciones más de tres millones -pero en este caso anuales- desde 2003.

Lo que me llama la atención es que la administración pública en Cataluña haya transferido más de tres millones de euros de los contribuyentes a una fundación privada de un partido político cuando el dinero que llega mediante subvención, convenio o lo que sea a entidades no lucrativas con planes sociales para atender a colectivos necesitados, a las organizaciones no gubernamentales, a los planes comunitarios, etc. son cantidades comparativamente irrisorias. Además, cualquiera que esté gestionando programas asistenciales que reciben dinero público sabe hasta qué punto la administración te sofoca con su burocracia para justificar hasta el último euro gastado.

Ahora resulta que la Generalitat no tiene dinero para pagar a las organizaciones sociales las subvenciones o convenios concedidos. En el mejor de los casos lo hace con meses de retraso. La consecuencia es el derrumbe de muchos planes de atención social que llevan a cabo estas entidades con colectivos marginados, excluidos sociales, discapacitados, inmigrantes y personas mayores sin recursos, etc. Y también la clausura definitiva de algunas entidades, que incluso quedan endeudadas, debiendo responder personalmente sus miembros ante trabajadores, acreedores y entidades bancarias.

Siendo así las cosas, es difícil que alguien pretenda hacer creer que los problemas de tesorería de la administración, los recortes, impagos ... son consecuencia de una crisis económica. Lo que se evidencia más bien es que son consecuencia de una crisis de democracia. Existe la completa evidencia de que todos los poderes se encuentran ya bajo un control que no es el de los ciudadanos. Esto es especialmente grave cuando quien nos gobierna está bajo sospecha más que fundada de corrupción. Es por ello que al menos quedaríamos más comfortados si llegara ya de una vez el rescate completo de la economía española, y si la soberanía, al menos en términos de control y de tesorería, pasara transitoriamente a manos del ente europeo.

Salvador Clarós

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