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Catalunya Religió

(CR) Casi una hora y media hablando con los periodistas. No como otros. El papa Francisco dio la última sorpresa durante el vuelo de regreso de la JMJ contestando en una rueda de prensa las preguntas de los periodistas que lo acompañaba en el avión papal. En contra de lo que hasta ahora era habitual, no se hizo en el viaje de ida, para evitar que las declaraciones taparan el contenido de los discursos y las homilías de Brasil. También se rompió la costumbre de restringir las preguntas a una selección previa o una reelaboración del portavoz del Papa. Presentamos una extensa recopilación de las transcripciones que han publicado algunos de los periodistas y la Santa Sede.

Balance del viaje

Estoy feliz. Ha sida un hermoso viaje: espiritualmente me ha hecho bien. Estoy bastante cansado, pero con el corazón alegre y... estoy bien, muy bien: me fue bien espiritualmente. Encontrarse con la gente hace bien, porque el Señor actúa en nosotros, trabaja en el corazón, y la riqueza del Señor es tanta que siempre podemos recibir cosas bellas de los demás. Y eso para mí es bueno.

Balance de los primeros meses

De verdad, no sé cómo responder a esta pregunta. Cosas malas no ha habido. Cosas buenas, sí. Por ejemplo, el encuentro con los obispos italianos. Fue muy lindo. Una cosa dolorosa, que me ha golpeado el corazón, fue la visita a la isla de Lampedusa. Cuando llegan estas barcas, los dejan a algunas millas de distancia de la costa y ellos tienen que llegar solos. Ha sido doloroso porque pienso que estas personas son víctimas del sistema socioeconómico mundial… Pero [sonriendo] la cosa peor fue una ciática, de verdad, la tuve en el primer mes. Fue dolorosísimo. No se la deseo a nadie.

Los cambios en la curia

Los cambios fueron pedidos por los cardenales antes del cónclave, y luego también está lo que viene de mi personalidad. Por ejemplo, no podría vivir solo en el palacio. El aposento papal es grande, pero no es lujoso. Pero yo no puedo vivir solo con un pequeño grupito de personas. Necesito vivir con gente, encontrar a la gente. Por esto dije que son motivos “psiquiátricos”: psicológicamente no podía y cada uno debe partir de su forma de ser.

De cualquier modo, también los aposentos de los cardenales son austeros, al menos los que conozco. Cada uno tiene que vivir como el Señor le pide que viva. Pero una austeridad general es necesaria para todos los que trabajan al servicio de la Iglesia.

Los escándalos

Hay santos en la Curia, obispos, sacerdotes y laicos, gente que trabaja. Muchos que van con los pobres a escondidas o que en su tiempo libre van a alguna Iglesia y ejercen el ministerio. Y luego, hay algunos que no son tan santos y estos provocan ruido, porque, como saben ustedes, hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece.

A mí me provoca dolor ver que suceden estas cosas. Tenemos este monseñor [Nunzio Scaranno] que está en la cárcel. ¡No fue a dar a la cárcel porque se pareciera a la beata Imelda!. Creo que la Curia ha caído un poco con respecto al nivel que tenía hace tiempo, cuando había algunos viejos curiales fieles que hacían su trabajo. Necesitamos el perfil de los viejos curiales.

Si hay resistencias, todavía no las he visto. Es cierto que no he hecho tantas cosas, pero si que puedo decir que he encontrado ayuda, gente leal. Per ejemplo, me gusta cuando una persona me dice: “Yo no estoy de acuerdo”. Esto lo he encontrado. Estos son los colaboradores leales. Y luego, también están los te dicen “Ah, qué bien, qué bien…” y poco después, salen con lo contrario. Tal vez hay algunos pero de estos todavía no encontrado tantos.

La reforma

Todo lo que tenía que hacer provenía de las congregaciones generales de los cardenales de antes del cónclave. La comisión de ocho cardenales –es importante que provengan del exterior– va en la línea de una maduración de la relación entre sinodalidad y primado. Hay muchas propuestas de reforma, por ejemplo de la Secretaría de Estado.

El IOR

Y luego está el IOR. Yo había pensado tratar la cuestión el año que viene, pero la agenda cambió por los problemas que hay que afrontar y que ustedes bien conocen. ¿Cómo reformarlo y sanar lo que hay que sanar? Nombré a una comisión “referente”. No sé cómo va a acabar el IOR: algunos dicen que sería mejor que sea un banco, otros que sería necesario un fondo de ayuda, otros dicen que lo cerremos. Yo no lo se. Yo confío en el trabajo de las personas del IOR y de la comisión que están trabajando por todo esto. No les puedo decir cómo terminarà: se prueba, se busca... Debemos encontrar lo mejor, pero si: las características del IOR, sea banca, sea un fondo de ayuda, sea lo que sea… necesitan transparencia y honestidad.

El informe Vatileaks

Les voy a contar una anécdota sobre el informe Vatileaks. Cuando fui a ver al papa Benedicto [en la primera visita], después de rezar en la capilla nos reunimos en el estudio y había una caja grande y un sobre. Benedicto me dijo: “en esta caja grande están todas las declaraciones que han prestado los testigos. Y el resumen y las conclusiones finales están en este sobre. Y aquí se dice ta, ta, ta…” ¡Lo tenía todo en la cabeza! Pero no, no me asusté. Es un problema enorme, pero no me he asustado.

Monseñor Ricca

En el caso de monseñor Ricca [nombrado por Francisco supervisor del IOR] hice lo que el Derecho canónico indica que hay que hacer, que es una investigación previa. Y en esta investigación no se encontró nada de aquello de lo que se le acusaba [conductas impropias publicadas por la prensa italiana]. No encontramos nada. Pero quiero añadir otra cosa. Yo veo que muchas veces en la Iglesia, sea en este y o otros casos, se van a buscar los pecados de juventud, por ejemplo, y luego se publican. No estamos hablando de delitos, el delito es otra cosa. Como los abusos en contra de los menores, que son un delito. Hablo de pecados. Pero si una persona -laico, o sacerdote o religiosa- ha cometido un pecado y luego se convierte, el Señor la perdona. Y cuando el Señor perdona, el Señor olvida. Y esto para nuestra vida es importante. Y nosotros no tenemos el derecho de no olvidar, porque corremos el riesgo de que el Señor no se olvide de nuestro pecados. Muchas veces pienso en San Pedro, que cometió el pecado más grave, renegó a Cristo. Sin embargo lo hicieron Papa. Pero, repito, sobre monseñor Ricca no encontramos nada.

El lobby gay

Se escribe mucho del lobby gay. Todavía no me encontré con ninguno que me dé el carnet de identidad en el Vaticano donde lo diga. Dicen que los hay. Creo que cuando uno se encuentra con una persona así, debe distinguir entre el hecho de ser gay del hecho de hacer un lobby, porque los lobbys ninguno es bueno. Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo? El catecismo de la Iglesia católica lo explica de forma muy hermosa esto. Dice que no se deben marginar a estas personas por eso. Hay que integrarlas en la sociedad. El problema no es tener esta tendencia. Debemos ser hermanos. El problema es hacer un lobby.

Las mujeres en la Iglesia

Una Iglesia sin las mujeres es como el colegio apostólico sin María. El papel de las mujeres en la Iglesia no es solo la maternidad, la madre de familia, es más fuerte: es el ícono de la Virgen, de Nuestra Señora que ayuda a crecer a la Iglesia. La Virgen es más importante que los apóstoles. Es más importante. La Iglesia es femenina: es esposa, es madre. El rol de la mujer en la Iglesia no debe definirse solo como madre, como laboriosa, limitada. No. Es otra cosa. Pablo VI escribió una cosa bellisima sobre las mujeres, pero creo que debe seguir adelante en la explicitación de este rol y carisma de la mujer. No se puede entender una Iglesia sin las mujeres, pero mujeres activas en ella. Pongo un ejemplo que no tiene nada que ver con la Iglesia: para mí, la mujer del Paraguay es una mujer gloriosa. Después de la guerra quedaba un hombre por cada ocho mujeres. Y tomaron la decisión de tener hijos, de salvar la patria, la cultura, la fe. En la Iglesia se debe pensar en la mujer desde esta perspectiva. No hemos hecho todavía una teología de la mujer en la Iglesia. Ahora hacen de monaguillos, leen una lectura, la presidenta de Caritas, catequista… Se debe hacer más.

Como dijo, la mujer debe ser más en la Iglesia, más profundamente, también más místicamente… En cuanto a las ordenaciones de las mujeres, la Iglesia ha hablado y ha dicho que no. Juan Pablo II lo dijo con una formulación definitiva. Esa puerta está cerrada. Pero sobre esto quiero decir una cosa. Lo he dicho pero lo repito: la Virgen María era más importante que los apóstoles y que los obispos y que los diáconos y los sacerdotes. La mujer en la Iglesia es más importante que los obispos y que los curas. ¿Cómo? Esto es lo que debemos tratar de explicitar mejor porqué nos falta una explicitación teológica de esto.

Los sacramentos y los divorciados

Es un tema que vuelve siempre. Creo que ha llegado el tiempo de la misericordia, este cambio de época en el que hay muchos problemas incluso en la Iglesia, incluso en el testimonio no tan bueno de algunos sacerdotes. El clericalismo ha herido a mucha gente y hay que ir a curar a estos heridos con la misericordia. La Iglesia es mamá, y en la Iglesia se debe encontrar misericordia para todos. Y no hay que esperar a los heridos, hay que ir a encontrarlos. Creo que ha llegado el momento de la misericordia, como había intuido Juan Pablo II que instituyó la fiesta de la Divina Misericordia.

Los divorciados pueden hacer la comunión, son los divorciados en segunda unión los que no pueden. Hay que ver el tema en la totalidad de la pastoral matrimonial. Abro un paréntesis: los ortodoxos, por ejemplo, siguen la teología de la economía y permiten una segunda unión.

Cuando se reúna el grupo de los ocho cardenales, en los primeros tres días de octubre, trataremos sobre cómo seguir adelante en la pastoral matrimonial. Estamos en camino para una pastoral matrimonial más profunda. Mi predecesor en Buenos Aires, el cardenal Quarracino, siempre decía: “Para mí, la mitad de los matrimonios son nulos, porque se casan sin saber que es para siempre, porque lo hacen por conveniencia social, etc...”. También debemos estudiar el tema de la nulidad.

En Brasil no ha hablado de aborto o del matrimonio gay. ¿Por qué?

La Iglesia se ha expresado ya perfectamente sobre eso, no era necesario volver sobre eso, como tampoco hablé sobre la estafa, la mentira u otras cosas sobre las cuales la Iglesia tiene una doctrina clara. No era necesario hablar de eso, sino de las cosas positivas que abren camino a los chicos. Además los jóvenes saben perfectamente cuál es la postura de la Iglesia. Y mi postura es la de la Iglesia, soy hijo de la Iglesia.

Renovación carismática para atraer a los pentecostales

Hay estadísticas. Hemos hablado de este problema con los obispos de Brasil en la reunión de ayer. Le voy a decir algo sobre el Movimiento de Renovación Carismática. A finales de los años 70 y a principios de los 80, no los podía ver. Una vez, hablando de ellos, dije que “confunden una celebración litúrgica con una escuela de samba”. Esto lo dije yo. Me arrepiento. Después los conocí mejor. También es verdad que el movimiento, con buenos asesores, ha tomado un camino mejor. Y creo que en este momento hacen mucho bien a la Iglesia, en general. En Buenos Aires los favorecí, me convertí, cuando vi el bien que hacen. Porqué en este momento de la vida de la iglesia, los movimientos son necesarios. En ellos hay una gracia del Espíritu. “Como se puede gobernar un movimiento tan libre?”. También la Iglesia es libre. El Espíritu Santo hace lo que quiere. Y hace el trabajo de la armonía. Creo que los movimientos son una gracia en el espíritu de la Iglesia. Por eso, creo que el Movimiento de Renovación Carismática no solo sirve para evitar que algunos se pasen al pentecostalismo. Sirve a la Iglesia entera. La renueva. Y cada uno busca su propio carisma, dónde lo lleva el Espíritu.

La relación con Benedicto XVI

La última vez que ha habido dos o tres Papas juntos no se hablaban, sino que luchaban para ver quién era el verdadero Papa. Yo a Benedicto XVI lo quiero mucho, es un hombre de Dios, un hombre humilde, un hombre que reza. Me puse feliz cuando fue elegido Papa, y luego vimos su gesto de la renuncia... para mí es un grande.

Ahora vive en el Vaticano y hay algunos que me preguntan si me estorba. No, para mí es como tener el abuelo en casa, el abuelo sabio. Como cuando en una familia el abuelo está en casa, es venerado, es amado, es escuchado. Benedicto XVI es un hombre de una prudencia, no se entromete... Yo le he dicho muchas veces, “Santidad, haga su vida, reciba gente, venga con nosotros”… vino a la inauguración de la estatua de Sant Miguel [el 5 de julio]. Con una frase lo digo todo: para mí es como tener al abuelo en casa, es mi padre. Si tengo una dificultad o algo que no entiendo, puedo llamarlo, ir a hablar con él, como hice con el gran problema de “vatileaks”, me lo explicó con una simplicidad, servicial... Cuando recibió a los cardenales el 28 de febrero para despedirse, dijo: entre ustedes está el nuevo Papa, a quien yo, desde ahora, prometo mi obediencia. ¡Es un grande!

Ser papa

Hacer el trabajo de obispo es una cosa hermosa. El problema es cuando uno busca ese trabajo, eso no es tan hermoso, eso no es del Señor. Pero cuando el Señor te llama a ser obispo es una cosa bella. Existe siempre el peligro de creerse un poco superior a los otros, no como los demás, un poco príncipe. Son peligros y pecados. Pero el trabajo de obispo es hermoso, es ayudar a los hermanos a avanzar. El obispo delante de los fieles para señalar el camino, el obispo en medio de los fieles para ayudar a la comunión, el obispo detrás de los fieles porque los fieles con frecuencia tienen el olfato de la calle. Los obispos tienen que ser así. Me preguntaba si me gusta. Sí, me gusta ser obispo. En Buenos Aires fui muy feliz, de verdad. El Señor me asistió en eso. Como sacerdote fui feliz, como obispo fui feliz. En ese sentido me gusta. I me pregunta si me gusta ser Papa. Sí, también. Cuando el Señor te pone ahí, si tú haces lo que el Señor te pide eres feliz. Eso es lo que siento.

La maleta negra con la que sube en el avión

No eran los códigos de una bomba atómica. Subí al avión llevando mi bolsa porque es lo que hago siempre. ¿Qué tiene adentro? La afeitadora, el breviario, la agenda y un libro para leer. He traído un libro sobre Santa Teresita, de la que soy muy devoto. Yo siempre llevo una maleta cuando viajo. Es normal, tenemos que ser normales, tenemos que acostumbrarnos a ser normales y me sorprende que la imagen de la bolsa haya dado la vuelta al mundo. Debemos acostumbrarnos, ser normales… la normalidad de la vida.

El avión papal

Este avión no tiene cosas especiales, no hay cama. Hice una petición, con una carta o con una llamada, para decir que no quería lujos especiales en el vuelo.

El papa “enjaulado”

Usted sabe la de veces que tuve ganas de pasear por las calles de Roma? Porque a mí me gusta andar por las calles, en Buenos Aires, me gustaba tanto. Y en ese sentido me siento un poco enjaulado. Pero debo decir que los de la Gendarmería vaticana son buenos, son realmente buenos y yo les estoy agradecido. Ahora me dejan hacer algunas cuantas cosas más, pero es su deber garantizar la seguridad. Enjaulado en ese sentido, de que a mí me gusta andar por la calle, pero entiendo que no es posible, lo entiendo. Lo dije en ese sentido. Porque, como decimos en Buenos Aires, yo era un sacerdote callejero.

El papa “blindado”

A propósito de todas las hipótesis que se hicieron sobre la seguridad: no hubo ni un solo accidente en todo Río de Janeiro en estos días. Y todo fue espontáneo. Con menos seguridad pude abrazar a la gente. Quise confiar en un pueblo. Es cierto, que existía el riesgo de que hubiera algún loco, pero también está el Señor. No quise el coche blindado porque no se puede blindar a un obispo de su pueblo. Prefiero la locura de esta cercanía que nos hace bien a todos.

“Recen por mi”

Yo siempre pedí esto. Empecé a pedirlo con cierta frecuencia en el trabajo de obispo. Siento que si el Señor no ayuda en este trabajo, para que el pueblo de Dios vaya hacia adelante, uno no puede. Yo me siento de verdad con tantos límites, con tantos problemas, también pecador. Debo pedir esto, me sale de adentro. También a la Virgen le pido que rece por mí al Señor. Es una costumbre que me viene del corazón, siento que lo tengo que pedir

Papa y jesuita

Es una pregunta teológica porque los jesuitas hacen votos de obediencia al Papa. Pero si el Papa es jesuita, quizás tiene que hacer voto de obediencia al Padre General de los Jesuitas…, no sé cómo se soluciona esto. Yo me siento jesuita en mi espiritualidad. No cambié espiritualidad, sigo pensando como jesuita, no hipócritamente, pero pienso como jesuita.

Obispo de Roma

El Papa es obispo, es obispo de Roma. Es el primer título, luego vienen los demás títulos. Pero creer que esto quiere decir que el sucesor de Pedro es un “primus inter pares” significa ir más allá. Subrayar el primer título, el del obispo de Roma, puede favorecer el ecumenismo.

Los ortodoxos

Las Iglesias ortodoxas han conservado una liturgia muy hermosa. Nosotros hemos perdido un poco el sentido de la adoración. Ellos adoran a Dios y le cantan, no cuentan el tiempo. Una vez, hablando sobre Europa occidental y sobre su Iglesia, me dijeron que “ex Oriente lux”, “ex Occidente luxus”, es decir del Oriente la luz, del Occidente el consumismo y el bienestar que tanto daño hacen. En cambio, los ortodoxos conservan esta belleza de Dios en el centro. Cuando se lee a Dostoievsky, se percibe cual es el alma rusa y oriental. Nos hace mucha falta este aire fresco del Oriente, esta luz.

Próximos viajes

No hay nada definido. En Italia espero poder ir algún día a visitar a mis parientes en el Piamonte, me gustaría ir con el avión, un solo día. El patriarca Bartolomeome invitó a Jerusalén en ocasión de los cincuenta años del viaje de Pablo VI y del encuentro con Atenágoras, que sucedió allí. Hay una invitación del gobierno israelí y de la Autoridad Palestina. Por ahora no iré a América Latina: un Papa latinoamericano que ya hizo el primer viaje a América Latina. ¡Hasta luego! En este momento la Argentina puede esperar. Hay que ir a Asia, donde Benedicto XVI no pudo ir y es importante. El 30 de noviembre quería ir a Constantinopla, para la fiesta de San Andrés, pero no me es posible por motivos de agenda. Si nos encontramos, será en Jerusalén, También hay una invitación a Fátima.

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